Don't Play With A Boss

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Or Nah Pt2

Caminar por los enormes pasillos de una de las empresas más grandes del mundo como el jefe de esta enorme compañía, era uno de los sueños más esperados por BeomGyu. Y se podría decir que lo había conseguido. Siendo un hada de "baja" categoría, se había logrado posicionar como uno de los mejores abogados del mundo, creando después lo que hoy sería conocida como la firma de abogados más reconocida a nivel mundial.

Pero para un mundo llevado por los estereotipos, la mayoría -por no decir que todos los abogados cercanos y aliados a su firma- creían que sus logros los había conseguido gracias a su poder cautivador y seductor de hada sexual. A BeomGyu no le importaba mucho esos comentarios, le gustaba que la gente hablara de él aun si las críticas negativas eran mayores que las positivas. Él no le tomaba mucha importancia, BeomGyu sabía que era más que un hada sexual llevada por sus impulsos y un cuerpo servible solo para sexo. Los pocos conocidos que lo rodeaban sabían de antemano el sufrimiento que tuvo que pasar para llegar a donde esta y no está dispuesto a ser manejado y mostrado al exterior como una hadita sexual cualquiera.

Caminó bajo las miradas juzgadoras de sus propios empleados. Al parecer los rumores corrían con rapidez, sobre todo si estos llevaban consigo las etiquetas de: "el jefe se acostó con uno de los idol más reconocidos del momento, solo por venganza". BeomGyu rodo los ojos sin poder creer tal barbaridad; puede que a él no le importara mucho la gran cantidad de rumores que se inventan cada día sobre él, pero reconocía que una de las cosas más importantes para mantenerse en este mundo de la "justicia", era la reputación. Y la reputación lo era todo.

Se encargaba personalmente de desmentir cada uno de los rumores con los argumentos suficientes para respaldar su verdad; su negocio continuaba y él dejaba de ser el centro de atención por las razones incorrectas. Pero aquel día, BeomGyu no se encontraba desmintiendo tal barbaridad, que en algún punto era cierta. Había pruebas de los hechos y no podía refutar contra ellas, pero le parecía absurda la idea de "tener sexo por venganza"; BeomGyu esa noche estaba más que consciente sus propios actos, y él sabía que quería al hombre entre sus piernas lo más pronto posible y no se lo había pensado mucho para cumplir su capricho cuando se le presento la oportunidad. No pensó en la cámara grabando detrás de la puerta, ni al montón de paparazis esperando por su acompañante.

BeomGyu descarto aquellos pensamientos y la sensación de pánico que había sentido en el instante que salió de la sala con el cabello revuelto y la ropa desacomodada. No pensaría en la conferencia de prensa que tendría más tarde, por el momento se ocuparía del dolor entre sus piernas al pensar en la persona que lo estaría esperando en su oficina.

Ignoró los murmullos a su alrededor y entre al ascensor con un fuerte suspiro, esperando que ningún empleado quisiera subir junto a él; tenía suficiente con la incómoda reunión de socios que había tenido horas antes, cuando recién el rumor se estaba expandiendo. Las puertas del ascensor se cerraron y por solo un segundo, BeomGyu sintió que la presión de sus hombros desvanecía. A pesar de ya estar acostumbrado a las miradas juzgadoras y los comentarios relacionados a su vida sexual y profesional, BeomGyu no podía negar que aquellos comentarios y miradas de algún modo le herían. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, BeomGyu cambio rápidamente su semblante, no quería causar el efecto contrario en Yeonjun, y en su lugar una seductora sonrisa se apodero de sus labios.

Le basto pasar dos oficinas para llegar a la suya, empujando la puerta con el pie para luego recostarse en ella y observar de arriba a abajo al hombre parado enfrente de su ventana.

-No pensé que te fueras a tardar mucho. Señor abogado.

BeomGyu sonrió y se acercó a Yeonjun no sin antes cerrar la puerta con seguro. Cuando llego detrás de él, sus dedos recorrieron la ancha espalda de Yeonjun, haciendo líneas por toda la espalda, intentando detallar las fuertes líneas de sus músculos, según su mente las recordaba.

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