I Want You

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Capítulo sin corregir

I Love You... My Devil

Yeonjun no estaba pensando con claridad, su deseo por seguir sus propios impulsos, lo estaban llevando a un punto de quiebre mental ansioso. La ansiedad picaba cada uno de sus poros, la sentía penetrar su piel y colarse en sus huesos.

Sentado en el piso de su habitación, con cuatro velas rojas rodeándolo y las luces apagadas, Yeonjun por primera vez estaba pensando si lo que estaba haciendo era lo correcto. Si esa era la manera correcta de calmar la ansiedad de su cuerpo. Por eso se encontraba ahí. Detallando la cera de las velas caer al suelo, sin saber si continuar o no. Tenía muchas desventajas el hacerlo; una de ellas era claramente ser descubierto por su padre y terminar siendo exorcizado por su propio progenitor. Pero las ansias volvieron a picar sus venas como hormigas arrastrando comida, sus impulsos mentales penetrando su mente.

A la mierda, lo haría. Confiaba en que su padre llegará más tarde de su misa y no lo interrumpiera a mitad del acto.

Tomó el papel en su regazo, leyendo mentalmente la invocación que tenía que decir tres veces en voz alta y clara. Carraspeó la garganta con una extraña emoción surgiendo entre su estómago; fuera miedo o cualquier otra cosa, él no se dejaría llevar de sus emociones y haría la invocación a como fuera. Yeonjun respiró unas cuantas veces, armándose de valor antes de decir con voz ronca:

—"Invoco al señor de la seducción para entregarle mi cuerpo y alma. Haz lo que quieras con él. Te doy el permiso de utilizar mi cuerpo para tu propia satisfacción. Oh, señor de la seducción, te ruego que me escuches y utilices mi templo para tu propio beneficio".

Al terminar, corto la palma de su mano con la pequeña navaja que le había robado a su padre, dejando caer los hilos de sangre frente a él.

—"Este es mi sacrificio para ti. Ven y tómalo, señor de la seducción" —Tras susurrar las últimas palabras, Yeonjun guarda silencio esperando los dichosos efectos que aparecerían después de la invocación.

Los minutos pasaron sin ninguna señal sobrenatural. Yeonjun empezaba a creer que la misteriosa página que se había encontrado por casualidad en una sección escondida de la biblioteca era una total mentira mal hecha por algún estudiante, que él estúpidamente se había creído. Cuando estuvo a punto de levantarse de su asiento para apagar las ya casi consumidas velas, una lujuriosa voz susurro en su oído, haciéndole sentarse nuevamente.

—Pensé que aguantarías más. Te veías muy decidido en hacerlo.

Yeonjun voltea la mirada en busca de la voz, encontrándose el menudo cuerpo desnudo de un muchacho de cabellos rojos, sonriéndole seductoramente.

—Oh, Yeonjunnie, espere tanto tiempo para que lo hicieras, que ya se me estaba colmando la paciencia. —Las manos del incubo se posan en sus hombros y hacen un rápido recorrido por todo su pecho—. Oh, estás en forma, justo como lo pensé. Espero que a mi prometido no le moleste mucho que juegue un rato contigo.

El incubo lo empuja hacia atrás con delicadeza, subiéndose en su regazo luego de dejarlo totalmente acostado en el suelo. La mirada del ente recorre su cuerpo como si ya estuviera desnudo, mordiendo sus labios cuando su mirada llega hasta su entrepierna.

—Joder que detrás de esos pantalones tan holgados, se encuentra una verdadera monstruosidad. —El demonio le guiña uno de sus oscuros ojos, haciendo un pronunciado puchero cuando Yeonjun está paralizado en el suelo, sin poder hablar—. ¿No dirás nada? No esperaba que el muchacho de las fantasías más retorcidas que he conocido, fuera tan callado.

—Y-yo...

El incubo suelta una ronca risa, acercándose de a poco a sus labios.

—Mejor no digas nada y solo dedícate a gemir mi nombre, precioso. Es BeomGyu para que lo grites alto y claro.

Yeonjun suspiro entrecortadamente, y entre borrones nublosas rojas, ya se encontraba desnudo con la espalda ancha de BeomGyu y su trasero frente a él, chupando su polla como una paleta. Joder, Yeonjun podía contar con sus dos manos, las veces en las que había chupado tan magníficamente su polla, pero ninguna se comparaba a la mamada que estaba recibiendo por parte del incubo. La lengua de BeomGyu recorría sus venas desde la punta hasta la base de su polla, chupando la punta rojiza preseminal como todo un experto cada vez que terminaba su recorrido y volvía a la punta. Yeonjun sabía que no era particularmente pequeño, tampoco es como si hubiera medido su pene, pero estaba casi seguro de que rozaba los 22 centímetros, por lo tanto, conocía hasta qué punto de su base llegaba la mayoría de sus anteriores parejas sexuales; BeomGyu tomaba todo su pene con experiencia, sin siquiera demostrar algún signo de ahorcamiento, él mismo sentía la gargantilla del demonio tocando su punta.

BeomGyu se retira tiempo después, cuando en algún punto el aire le hizo falta en su sistema. Mirando de reojo a Yeonjun, chupa sus propios dedos para luego llevarlos hasta su húmeda entrada.

—Vamos Yeonjunnie, deja la timidez y ayúdame con esto, ¿quieres? Estoy muy húmedo por ti, cariño.

Yeonjun agarra los dedos de BeomGyu y de a poco los va ingresando en la entrada. BeomGyu agarra los tobillos de Yeonjun, gimiendo cuando los robustos dedos tocan su próstata.

—Dale, Yeonjunnie, sigue. Hazlo duro, por favor.

Yeonjun no lo piensa demasiado. Sus dedos toman un ritmo rudo, cautivando por el sonido chicloso de sus dedos entrando y saliendo en forma de tijeras de la entrada del incubo. No le importa que las garras del demonio rasguñen sus tobillos hasta hacerle sangrar, el deseo que crece en su anterior solo aumenta al ver el tembloroso cuerpo de BeomGyu retorcerse por sus dedos.

—Prueba mi esencia Yeonjunnie. Hazlo por mí, por favor.

Sin dudarlo, Yeonjun lleva sus dedos a su boca, chupando inmediatamente la pegajosa esencia dulce. Una corriente de placer retuerce su cuerpo desde la punta de sus dedos del pie hasta nublar cada uno de sus sentidos y pensamientos. Una nube blanca y rojiza lo dejan totalmente ciego y desconectado de la realidad, perdiendo su propia consciencia y cayendo inconsciente en el suelo alfombrado de su habitación, escuchando unas últimas palabras de BeomGyu.

—Duerme, cariño. Yo me encargare de satisfacernos a los dos.

Cuando Yeonjun recupero la consciencia, y los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente, en lo único que pudo ser consciente fue de las delgadas piernas del demonio entrelazadas a las suyas, y su pecho siendo el soporte para el cuerpo encima suyo. De repente, sus pensamientos tornaron solamente a el demonio; en el amor escandalosamente toxico que sentía por él, en la necesidad de pertenecer al cuerpo del demonio y estar juntos para toda la vida. Ya no recordaba nada, ni siquiera recordaba el fuerte orgasmo que había tenido horas antes, su cuerpo desnudo junto al de BeomGyu era lo único en lo que pensaba. Sus cuerpos siendo una única sintonía, como si desde siempre fueran creados para estar juntos y vivir aquel hermoso momento.

No sabía lo que el demonio le había hecho, tampoco pensaba descubrirlo y BeomGyu no estaba dispuesto a decírselo.





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