EXTRA: IMPARABLES, INDESTRUCTIBLES Y LETALES.

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[Ataque del hijo del líder de la Yakuza a Alexa estando embarazada de Zaiden]

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Hiroshi.

Tokio/Japón.

24 meses atrás.

Limpio con un paño húmedo la sangre de la Katana que tengo en mis manos, con delicadeza quito todo rastro de líquido asqueroso de los cuerpos que mató a diario con mi arma poco convencional.

Muchos matan a puño limpio, con un arma de corto y largo alcance, otros se dan el lujo de atacar con armas blancas. Mientras que yo, la descendencia del líder más poderoso de Japón y que asesinaron despiadadamente, mató de una manera que ya no se suele usar...

Tengo descendencia de grandes cabezas importantes en la mafia japonesa. La yakuza tiene sus orígenes y creencias que respetamos.

Por ello, sigo los pasos de mis ancestros al usar la Katana con una agilidad poderosa.

Alzó la vista viendo lo poco que quedó cuando la maldición más grande de todas hizo presencia arrasando con todo lo que le estorbaba.

Porque eso hace la ramera más grande de todas, destruir y acabar con todo lo que le estorba y que no le da provecho.

Alexa Waldorf destruyó en una noche lo que a muchos hombres les lleva años.

Se metió a la Yakuza, asesinó a mi padre, quemó a los niños que vendíamos y violábamos, por si fuera poco, nos humilló de forma denigrante.

Por ello, bien dicen que el mejor plato de la venganza es aquel que se sirve frío.

Por esa razón me muevo con mis hombres hasta la otra punta del mundo donde se encuentra con el marido, atacar a la hija sería suicida ya que está más protegida que la misma reina Isabel.

El morbo que les causa a mis hombres despedazar y violar al engendro que carga en el vientre solo los motiva a seguirme hasta la otra punta del mundo.

Abordó la nave de la yakuza cuando hace el descenso.

Todo tiene que salir bien porque necesito llevar la cabeza del bastardo que carga en el vientre y la cabeza de Alexa Waldorf de una vez por todas a la mesa de la mafia, demostrando que ninguna mujer nos hará caer de nuevo.

—La ramera está en Sicilia—me informa uno de mis hombres—. Está sola con el marido, nada de seguridad, nada de escoltas. Parece que se alejaron de todos.

—Nunca salen sin los escoltas—me empieza a oler mal—. Se cubren tanto el culo para que no los bombardeen que ahora se dan el lujo de no llevar seguridad encima. Revisa bien la información, no quiero sorpresas.

—Si, señor.

Sale de la cabina, me pongo a limpiar las armas, pero sobre todo la Katana que le abrirá el vientre a la ramera. Pulo con cuidado el filo de mi arma, mi reflejo se ve en el metal y sonrió en grande esperando ansioso por la muerte del engendro.

Mis hombres trazan la ruta, los malditos están solos.

No hay seguridad, no hay escoltas.

Solo son ellos dos y eso es más que suficiente.

Trazó la ruta, el plan se formó y con ello la rabia de mis hombres a medida que nos acercamos al punto de encuentro.

Cinco horas donde trazamos un plan perfecto que no puede fallar, una vez tocamos suelo italiano los capos de la mafia italiana se unen al ataque.

BROKEN HEART © [Libro2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora