€ Entre sombras y respiraciones €

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TW ⚠️: ansiedad

El reloj marcaba las seis de la tarde, y el cielo empezaba a teñirse de tonos anaranjados. Martin había quedado en reunirse con Chiara y Alex en su casa para estudiar, pero lo único que rondaba su mente era la presión constante que sentía desde hacía semanas. Cada pensamiento que pasaba por su mente se sentía más como un peso, como si algo dentro de él estuviera a punto de estallar, pero no encontraba las palabras para explicarlo. Era como vivir en un estado constante de alerta.

Chiara llegó primero. Sonrió al entrar, bromeando sobre cómo Martin siempre dejaba la puerta entreabierta. Alex llegó poco después, cargado con libros y con la energía siempre alegre que lo caracterizaba. Martín intentaba seguir la conversación, pero su cabeza estaba en otro lugar, en un rincón oscuro y solitario al que cada vez caía más profundo.

—Martin , ¿estás bien? —preguntó Chiara, notando su falta de respuesta en medio de la charla.

—Sí... sí, estoy bien —respondió él con una sonrisa que no le llegaba a los ojos. No quería preocuparlos, no quería que se dieran cuenta de que algo no estaba bien. Pero por dentro, su corazón latía desbocado, y su respiración comenzaba a volverse pesada.

Alex lo miró por un segundo, frunciendo el ceño. —¿Seguro? Te ves un poco... pálido.

Martin trató de reír, pero fue más un suspiro forzado que un verdadero sonido de alivio. El nudo en su pecho comenzaba a apretarse más fuerte, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que no podría controlarlo. Trató de calmarse, repitiéndose en silencio que todo estaba bien, que no era más que una mala racha... pero nada funcionaba.

El aire empezó a faltarle, sus manos temblaban levemente, y su visión comenzaba a desenfocarse. Sentía como si el cuarto se cerrara a su alrededor. Intentó disimularlo, distraerse con la conversación de Alex y Chiara, pero cada palabra que pronunciaban sonaba lejana, como un eco en su mente que apenas podía procesar.

Chiara fue la primera en notar que algo estaba mal. Martin dejó de responder por completo, su respiración ahora audible, rápida y poco profunda. Se acercó más a él, preocupada.

—Martin , ¿qué pasa? —preguntó con suavidad, inclinándose frente a él para verlo mejor. Los ojos de Martín estaban abiertos, pero no la miraban. Estaba atrapado en su propia lucha interna.

Alex, aún bromeando, se quedó callado cuando vio el rostro de Martín. Algo en él cambió de inmediato.

—Martin , respira, ¿sí? Respira conmigo —dijo Alex con voz calmada, mientras Chiara se movía rápido, buscando alguna señal de que Martín estuviera volviendo a la realidad.

Martin intentaba respirar, pero sentía que cada bocanada de aire se quedaba atrapada en su garganta. El pánico lo abrumaba, y su cuerpo empezó a temblar. Había tenido ataques antes, pero ninguno tan fuerte como este, y mucho menos frente a sus amigos.

Chiara le tomó la mano, intentando mantenerlo presente. —Estamos aquí, Martin . No estás solo.

Las palabras de Chiara eran lo único que lo mantenía anclado a la realidad. Sentía que el mundo a su alrededor se desmoronaba, pero sus voces, aunque lejanas, le daban un pequeño rayo de esperanza. Trataba de seguir las instrucciones de Alex, respirar profundamente, pero su cuerpo no respondía. Era como si estuviera cayendo por un precipicio del que no podía escapar.

—Tranquilo... respira. No tienes que decir nada. Solo respira —insistió Alex, sentándose a su lado, su voz baja y constante. Sabía que Martin necesitaba calma, no preguntas. Había visto algo similar en un amigo antes, y lo único que podía hacer era estar presente.

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