¥ El mundo de Martin ¥

234 10 0
                                    


Martin se despertó esa mañana con la sensación habitual de presión apretándole el pecho. La luz del sol se filtraba a través de la cortina de su habitación, iluminando las paredes decoradas con pósters de sus libros y películas favoritas. Sin embargo, esa calidez no lograba disipar la nube gris que siempre parecía seguirlo, especialmente en los días de escuela.

Se levantó de la cama, se estiró y se miró en el espejo. A sus dieciocho años, se sentía como si todavía estuviera buscando su reflejo. Con el cabello desordenado y ojeras marcadas, apenas se reconocía. Después de un momento de indecisión, decidió que no había nada que pudiera hacer al respecto; simplemente tendría que enfrentar otro día.

La cocina estaba en silencio cuando bajó. Su mamá, Adelaida, estaba preparando el desayuno, rodeada de un halo de luz cálida que emanaba de la estufa. Era una mujer comprensiva, siempre sonriendo, pero Martin podía sentir la preocupación detrás de sus ojos. La voz de su padre, Carlos, resonaba en su mente: "Necesitas enfocarte, Martin. Si no mejoras tus calificaciones, será difícil para ti en el futuro". Ese mantra familiar nunca lo dejaba en paz.

—Buenos días, cariño —dijo Adelaida, notando su presencia. Su tono era suave, como si tratara de aliviar el peso que Martin llevaba sobre sus hombros—. ¿Listo para otro día?

Martin asintió, pero no pudo evitar que una mueca de preocupación se asomara en su rostro. Su madre siempre hacía un esfuerzo por hacerlo sentir mejor, pero las expectativas que lo rodeaban lo hacían sentir más como un proyecto fallido que como un hijo amado.

—¿Quieres que te prepare algo especial hoy? —preguntó Adelaida, como si su desayuno pudiera cambiar la carga emocional que Martin arrastraba.

—No, está bien —respondió él, tratando de sonar más entusiasta de lo que se sentía. Se sentó a la mesa, sirviéndose un poco de cereal mientras pensaba en el examen de matemáticas que tendría esa mañana. Era un tema que le costaba, y aunque había estudiado un poco, la ansiedad siempre se interponía entre él y el éxito.

Adelaida se acercó a él, apoyando una mano en su hombro.

—Recuerda que siempre puedes hablar conmigo si necesitas ayuda, ¿verdad?

Martin sonrió forzadamente, sabiendo que en su interior había un torbellino de dudas y temores.

—Sí, lo sé. Gracias, mamá —dijo, mientras miraba la mesa, evitando su mirada.

Después del desayuno, Martin salió a la calle. La brisa fresca lo recibió, pero no pudo evitar sentirse atrapado por la ansiedad. Caminó hacia la escuela, sintiendo cada paso como una carga. El bullicio de los estudiantes a su alrededor le resultaba abrumador; risas, conversaciones y el sonido de las mochilas al golpear el suelo. Era un mundo vibrante que siempre se sentía fuera de su alcance.

Al entrar a la escuela, Martin fue recibido por su grupo de amigos. Ruslana, con su energía contagiosa, y Chiara, siempre lista para bromear, se acercaron a él.

—¡Martin! ¿Listo para el gran examen de hoy? —gritó Ruslana, con una sonrisa que intentaba iluminar su rostro.

—Eh... sí, claro —respondió Martin, aunque sabía que no estaba tan preparado como quería.

Chiara lo miró con preocupación.

—¿Estás bien? Te ves un poco... pálido.

Martin hizo una mueca, tratando de ocultar lo que realmente sentía.

—Solo un poco de nervios, nada más —dijo, tratando de restarle importancia.

En ese momento, un grupo de chicos populares pasó junto a ellos, riendo y charlando despreocupadamente. Martin sintió un nudo en el estómago al ver a Juanjo Bona, el chico más popular de la escuela, con su sonrisa brillante y su aura de confianza. Para Martin, Juanjo siempre había sido una mezcla de admiración y envidia.

—Ahí va Juanjo —susurró Chiara, mirando a su alrededor. Martin se dio cuenta de que todos en su grupo habían vuelto su atención hacia el chico popular, un fenómeno que parecía inevitable.

—Es un alivio que no nos haya tocado a nosotros el examen de hoy —dijo Lucas un amigo de ellos, quien se había acercado con una actitud despreocupada. Su sonrisa y su tono ligero eran una defensa contra el miedo de los exámenes.

Mientras la mañana avanzaba, el nerviosismo de Martin se intensificaba. El examen se acercaba, y con él, el temor de no cumplir con las expectativas que todos parecían tener sobre él. Si tan solo pudiera ser más como Juanjo, pensó, alguien que parecía tener todo bajo control.

Finalmente, se dirigieron al aula, donde el profesor ya estaba organizando los exámenes en su escritorio. Martin se sentó, sintiendo el peso de la mirada de sus amigos y la presión del momento. A medida que el profesor distribuía las hojas, Martin intentó concentrarse en las instrucciones, pero su mente seguía divagando hacia Juanjo.

El examen comenzó, y mientras los minutos se deslizaban, Martin intentó concentrarse. Las preguntas parecían escurrirse de su mente, como el agua entre los dedos. Su corazón latía con fuerza y su mano temblaba ligeramente al sostener el lápiz. En un momento de desesperación, levantó la vista y se encontró con Juanjo, quien se sentaba en la fila de enfrente. Para su sorpresa, Juanjo le sonrió, como si hubiera captado la ansiedad en su mirada.

Martin sintió que el tiempo se detenía. ¿Qué significaba esa sonrisa? ¿Era una señal de aliento o simplemente un gesto de cortesía? Con el corazón latiendo desbocado, decidió que tenía que enfocarse en su examen. Pero cada vez que miraba hacia adelante, sus ojos se encontraban con los de Juanjo, y se preguntaba si alguna vez podrían cruzar más que miradas en su vida.

A medida que el examen llegaba a su fin, Martin cerró los ojos por un momento, tratando de calmar su mente. Sabía que debía enfrentarse a sus inseguridades, no solo en el examen, sino en su vida. Al menos podría ser honesto consigo mismo sobre lo que sentía por Juanjo, si alguna vez se atrevería a dar ese paso.

Cuando finalmente terminó, entregó su examen con un suspiro profundo. Mientras salía del aula, se dio cuenta de que el día apenas comenzaba, y que aún tenía que enfrentar muchos más desafíos, tanto en la escuela como en su corazón

___________

Pues nadaaaa, primer capítulo subido! espero que les esté gustando

SlowburnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora