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Taeyong yacía en el suelo, su cuerpo temblando incontrolablemente por el frío que se había apoderado de él tras el ataque de Yuta. Sus brazos se aferraban a su propio cuerpo en un intento desesperado de encontrar calor, pero cada fibra de su ser estaba sumida en un dolor profundo y helado. Trató de hablar, pero incluso abrir la boca le resultaba demasiado doloroso. Cada inhalación de aire era como una llama fría ardiendo en su garganta.

Sin perder un segundo, Jaehyun se arrodilló rápidamente a su lado, envolviendo a Taeyong con sus brazos y levantando su cuerpo tembloroso para apoyarlo sobre sus piernas. Jaehyun lo sostuvo con cuidado, acariciando suavemente su pómulo, tratando de calmar el temblor imparable. Su voz, baja y rota, apenas fue un susurro cuando se inclinó hacia él.

—Lo siento, Taeyong —murmuró Jaehyun, su tono cargado de angustia. —Perdóname... no debí haberte dejado solo

Los ojos de Taeyong se encontraron con los de Jaehyun, llenos de confusión y alivio. A pesar del miedo y el dolor, el simple hecho de ver a Jaehyun allí, tan cerca, lo hizo sentirse un poco más seguro, aunque no podía pronunciar ni una sola palabra. Sus temblores seguían, pero el calor de los brazos de Jaehyun le brindaba un pequeño consuelo.

Mark y Seulgi también se acercaron, arrodillándose alrededor de Taeyong. Seulgi, su expresión angustiada debido al miedo y la preocupación, acunó la mejilla de Taeyong con una mano temblorosa.

—¡Oh por Dios, taeyong! —gritó su nombre con desesperación. —¿Qué sucedio? ¿Quién era ese hombre?

Sin esperar respuesta, Seulgi se volteó hacia Jaehyun y Mark, su rostro lleno de ira y confusión.

—¿Qué eran esas cosas? —preguntó, su voz entrecortada. —¡Sabía que había algo raro en ustedes! ¡Esto es culpa suya!

En su desesperación, Seulgi trató de apartar a Taeyong de los brazos de Jaehyun, como si quisiera protegerlo de algo más que desconocía, como si Jaehyun fuera parte del peligro. Pero antes de que pudiera hacer más, Jaehyun la miró directamente, y en su rostro se reflejaba una irritabilidad oscura.

—No lo toques. —dijo Jaehyun con un tono bajo y amenazante, que hizo que Seulgi retrocediera. Frunció el ceño, visiblemente asustada, pero se quedó en silencio por un momento.

Jaehyun, dándose cuenta de su reacción, suspiró profundamente. Forzó a relajarse un poco, y su expresión se suavizó mientras se disculpaba.

—Lo siento —murmuró. —pero no tenemos tiempo para explicaciones ahora.

Con determinación, Jaehyun se levantó del suelo con Taeyong en sus brazos, sosteniéndolo firmemente. El peso del príncipe sobre su pecho le daba una sensación de urgencia. Taeyong seguía temblando, apenas consciente de lo que estaba pasando a su alrededor. Jaehyun sabía que no podían quedarse ni un minuto más.

Se volvió hacia Mark, sus ojos llenos de una decisión inquebrantable.

—Nos vamos a Philos, ahora mismo —dijo en tono firme.

Mark frunció el ceño, visiblemente preocupado.

—P-Pero jaehyun... ¿Y Johnny? —le recordó en un susurro. —Si regresas el-

Jaehyun negó rápidamente con la cabeza, sus ojos ardiendo de determinación.

—No me importa, mark. Tu deber es obedecer ahora. —dijo, casi ordenando. —Taeyong es la prioridad. Tenemos que llevarlo a Philos. Ahora.

Mark, aunque aún preocupado, entendió la gravedad de la situación. Asintió obedientemente, sin más objeciones, y se dispuso a guiar a Jaehyun hacia la ubicación de la nave del tiempo.

Hundred Long Years| JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora