Pasaron dos años desde aquel día.
Dos años que, para Taeyong, se sentían como una eternidad rota en fragmentos de dolor. Cuando Ten lo regresó a su mundo, el centinela trató de darle consuelo: "Jaehyun lo hizo porque te ama, porque no dudaría ni un segundo en entregarse por verte vivir." Sin embargo, cada vez que Taeyong respiraba, sentía ese vacío en su pecho, como si algo esencial y sagrado hubiera sido arrancado de su ser y, aunque Ten le asegurara que así fue el deseo de Jaehyun, eso no hacía más que intensificar el vacío profundo y oscuro que no lograba saciar.
Ya no era un príncipe ni el guardián del éter.
Y sin Jaehyun, sin Philos, ¿quién era realmente? Al volver a este mundo, lo que solía ser una vida normal ahora le parecía una cadena ineludible, una existencia teñida de un gris sombrío que envolvía todo. Los días pasaban uno tras otro, pero a Taeyong le era imposible avanzar. Apenas recordaba cómo se sentía la luz del sol o el frescor de la lluvia, porque nada le devolvía la chispa que Jaehyun había dejado prendida en su alma.
Pasaba sus días encerrado en su cuarto. Se sentaba en la cama y miraba la pared en blanco, dejándose caer en un letargo que lo aislaba de todo y todos. Su cuerpo llevaba las marcas de esta lucha interna. Su cabello, sin vida, ya no lucía el azul brillante que tanto le gustaba, y las ojeras, profundas y sombrías, eran testigos de noches en vela, noches que pasaba recordando una y otra vez el rostro, la risa, la última mirada de Jaehyun.
El silencio, denso y absoluto, se interrumpió con unos golpecitos suaves en la puerta, seguidos por la entrada de Seulgi. Su amiga trató de entrar en su mundo oscuro con pasos cautelosos. Ella lo saludó con una sonrisa tenue, llena de ternura y preocupación, aunque él apenas la registró, perdido en su propio abismo.
—Taeyongie, buenos días —Saludo animadamente, cerrando las puertas a sus espaldas. —Te traje los apuntes de ayer, el profesor Kim dice que está bien si te tomas otra semana más.. muchos maestros me pidieron que te lo dijera
Taeyong no contesto, solo dando un leve asentimiento con la cabeza como si apenas la había escuchado hablar.
Al ver el cuarto tan oscuro, Seulgi se acercó a las ventanas y corrió las cortinas, permitiendo que la luz invadiera la habitación.El brillo del día parecía un reflejo cruel de la penumbra en la que él se encontraba.
—Mira que tal, hoy es una linda mañana —le murmuró Seulgi, intentando animarlo mientras sus ojos caían sobre el montón de platos vacíos y olvidados en la mesa de al lado, los cuales contenían intentos fallidos de su madre para que él comiera algo.
Al ver aquello, el dolor en el rostro de Seulgi se hizo aún más evidente. La mirada vacía de Taeyong era como un puñal en el corazón de su amiga.
Seulgi suspiró y se acercó al borde de la cama, acariciando suavemente el cabello opaco de Taeyong. Con voz quebrada, susurró.
—Sabes.. estoy segura de que Jaehyun no querría verte así. —Sus palabras salieron llenas de un amor triste, esperando, aunque fuera una mínima reacción.
Pero al escuchar el nombre de Jaehyun, Taeyong apretó los labios, y sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, aún incapaz de dejar de extrañarlo, de ansiarlo. Todo lo que le quedaba era la memoria, esa imagen frágil que cada día lo desmoronaba un poco más.
Entonces, la puerta se abrió con cuidado, y su madre entró. Su mirada reflejaba ese dolor que solo una madre podía sentir al ver a su hijo quebrarse. Seulgi se giró, despidiéndose con una sonrisa débil y bajando la cabeza hacia su amiga, con una voz temblorosa y triste.
Se despidió y salió del cuarto, dejándolos solos.
Su madre se sentó a su lado en la cama y, en silencio, deslizó su brazo alrededor de él, atrayéndolo hacia su hombro con ternura infinita. Al sentir la calidez de su madre, Taeyong no pudo aguantar más; su pecho tembló, y un sollozo profundo y doloroso escapó de su garganta. Ella, conteniéndose para no desmoronarse con él, acarició su cabello con ternura mientras le susurraba en voz baja, rogando que le dijera qué era lo que le dolía tanto.
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Hundred Long Years| Jaeyong
FanfictionUna noche, mientras las tres lunas de Philos se alineaban, la señal llegó. Una luz tenue, apenas visible en el horizonte, pero suficiente para que Jaehyun la sintiera en lo más profundo de su ser. Taeyong había regresado. ⏱️Jaeyong ⏱️¡Sinopsis larga...