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"Hace 4000 años, Ten se encontraba de pie en la amplia y reluciente sala del trono, con sus manos entrelazadas frente a él. Observaba en silencio a las tres reinas, que discutían animadamente sobre la creación del éter. Las lunas, en su forma física, irradiaban una luz cálida y brillante, llenando la estancia de una serenidad mágica.

La menor de las tres, Yeri, hablaba con entusiasmo, sus ojos brillaban mientras compartía su idea.

—Creo que el éter debería tener una apariencia delicada y única ¡Su rostro debería ser muy hermoso!—dijo con una sonrisa alegre, como si ya pudiera imaginarlo.

Joy, asintió con una expresión de aprobación.

—Oh sí, y también debería ser dulce en su esencia, para que nuestros civiles sientan la calidez de su presencia, como si estuvieran en casa —agregó con dulzura, la suavidad en su voz reflejaba el cariño que le tenía a su gente.

—Hermanas, no hay que adelantarnos tan pronto.. aún hay tiempo

Irene, la mayor y más sabia, soltó una risita ligera, tratando de calmar el entusiasmo de sus hermanas menores.

—Primero debemos decidir su destino y propósito —les recordó con gentileza. —Una vez que le demos una forma física, el éter deberá guiar a nuestro reino hacia la estabilidad y la prosperidad. No debemos tomar esta decisión a la ligera.

Las dos menores asintieron con obediencia, la sonrisa de Joy volviendose un poco tímida.

—Supongo que si..

—¡Oh pero yo quiero visualizar a nuestro Taeyong! —Exclamo con emoción, dando cortos aplausos. Luego frunció el ceño luciendo confundida. —Taeyong.. aún no entiendo por qué lo nombramos así

—Es un nombre humano —Contesto Joy.

—Si, pero ¿por qué? El es un ser celestial, como nosotras

Irene nego con la cabeza, aún prestando atención al núcleo con luz azul brillante desbordando de este.

—Eso no es lo importante ahora, niñas. Vuelvan al trabajo —Dijo, sonando firme pero dulce a sus hermanas. —Joy encárgate de buscar un caballero de nivel 100, el éter debe tener un protector

—Es Taeyong —Contestaron las dos menores en sintonía.

Irene puso los ojos en blanco, asintiendo.

—De acuerdo.. Taeyong, busca un caballero para Taeyong ¿Si?

Joy asintió con entusiasmo, comenzando a buscar en el panel la lista de cientos y cientos caballeros y aprendices.

Por otra parte.

Ten observaba la escena con una leve sonrisa en los labios. Ver a sus reinas tan alegres le llenaba de satisfacción y, en el fondo, de una profunda tristeza. Sabía que este sería uno de los últimos momentos que tendría con ellas antes de que emprendieran el proceso de reencarnación en las tres lunas celestiales. Sentía el peso de la inminente despedida, pero no se permitió mostrarlo en su rostro.

Un ligero empujoncito en su hombro lo sacó de sus pensamientos. Era Yuta, su compañero de toda la vida, quien lo miraba con una expresión mezcla de curiosidad y tristeza.

—¿Estás bien con esto, Ten? —preguntó en un susurro. — Ya sabes.. ellas tendrán que irse y convertirse en lunas

Ten giró la cabeza para mirarlo, pero luego dirigió su vista nuevamente al frente, a sus reinas, quienes continuaban discutiendo con entusiasmo sobre la apariencia y la personalidad del éter.

—No estoy en posición de cuestionar sus decisiones —respondió con firmeza, aunque su voz tenía un tinte de melancolía. Bajó la mirada un momento y añadió en un tono más suave. —Pero las extrañaré, mucho.

Hundred Long Years| JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora