Enemigos a amantes

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Hace mucho que no escribo algo shin Soukoku, y aunque no estoy segura como me siento respecto a este fanfic, se siente bien volver a escribir de mi shipp favorita.

Las personas pueden pasar de odiarse a amarse, Pero existen cierto tipo de odios junto con resentimientos que pueden llevar años en ser apagados, muchos más para volverse amor.
Eso le pasó a Atsushi y Akutagawa, al conocerse se odiaron, les tomó tiempo más del que muchas veces les gustaría admitir, no iniciaron de la mejor manera y lo siguiente de esa relación fue de mal en peor, sinceramente a veces parecía que se iban a matar, luego pasaron a ser soportables el uno con el otro, amigos no sería la palabra, tampoco rivales, quizás aún Akutagawa buscaba la forma de matar a Atsushi, mientras el más joven seguía rogando a Dios ya jamás encontrarse con el mafioso, tal vez hasta el día de hoy muchos los vieran aún creyeran que seguían en ese extraño acuerdo de no violencia el cual se sostenía de la paciencia de Akutagawa y la capacidad de regeneración de Atsushi, al final solo ellos sabían cómo lo arreglaron, como Akutagawa paso de querer matar a Nakajima Atsushi a ser la pesadilla de cualquiera que se atreviera a hablar mal de su ahora pareja, era obvio que cualquiera que hablara mal de su esposo era porque carecia de cerebro, al mismo tiempo Atsushi pasó de ser el primer juez de las actividades de Akutagawa a ser su mayor defensor, convencido que cualquiera que hablara mal de él es que no lo conocía lo suficiente.

***

Era ya la tarde, Atsushi como siempre se ocupó de la cena, le gustaba hacer comidas lo más sanas y completas para su pareja, asegurando que su salud fuera lo primero, por otro lado Akutagawa con ayuda de Rashomon se encargaba de limpiar la casa, era un hombre ordenado además que sabía que las manos de Atsushi al entrar en contacto con el agua fría le terminaban por doler.

— Ryu, ya está lista la cena — llamó desde la cocina Atsushi, pudo sentir como casi su esposo se transportaba desde la sala de estar hasta su lado, nunca pensarían que es un hombre cariñoso al verlo, pero lo era, aunque no se la forma más tradicional, los besos, los abrazos y las muestras de afecto más comunes eran algo que reservaba para cuando estaban solos además de sentir la necesidad de hacerlo, cuando no, es probable que el existir al lado de Atsushi fuera suficiente, también se encargarse de volver quizás un poco o demasiado mimado a su pareja, pasó de siempre quejarse al conocerse de como Atsushi dependía de otros a básicamente esforzarse para que Atsushi supiera que siempre estaría para apoyarlo, por otro lado Atsushi le gustaba recibir ese tipo de muestras de afecto, le gustaba ser un poco mimado por su esposo, ya tenían casi 40 años, podría ser un poco más perezoso ahora.

Akutagawa llevó la comida y los platos a la mesa, mientras Atsushi lo esperó sentado antes de empezar a servir la comida, le gustaba darle la comida el mismo a Akutagawa, en algún punto de su mente estaban los recuerdos sobre sus discusiones sobre la salud de Akutagawa y su baja alimentación.

— Está delicioso — aseguró Akutagawa sacando una sonrisa a su pareja,— Eres un mentiroso, siempre dijiste que no te importaba el sabor de la comida — aseguró Atsushi a lo que su pareja se rió igualmente,— Me gusta lo que tú cocina, solo ahí me importa el sabor y siempre sabe delicioso — aseguró Akutagawa, quien si hace 20 años le hubieran dicho que estaría así con el tipo juró acabar por el reconocimiento de su mentor hubiera asesinado a ese sujeto, Pero ahora su concepción de fuerza era diferente, en este momento entendía que con Atsushi a su lado era más fuerte de lo que alguna vez imaginó y eso era en más de un sentido.

***

La gente concluiría que primero se hicieron amigos o como mínimo se agradaban al empezar a salir, Pero siendo sinceros con ellos mismos, hasta el primer beso que se dieron aún tenía ciertos toques de desagrado, se gustaban, aún así se seguían odiando, es más Akutagawa llegó a estar profundamente enamorado de Atsushi y aun asi pensar que de vez en cuando era irritante, por otro lado Atsushi aún cuando fue el que se enamoro primero, a veces se preguntaba si realmente lo que sentia era amor y no alguna clase de habilidad extraña que lo estaba confundiendo.

El día que se casaron lo único que concluyeron fue que no podían decir como en las grandes novelas de romance en dónde se dice que amaa todo de una persona, sus defectos, virtudes, cuyas fallas te hacen amarlo más y algun tonteria similar, no el día que se casaron fue el dia en que se dieron cuenta que jamás les gustaría todo del otro.

Akutagawa odiaba que Atsushi se aferrara a él como un oso de peluche por las noches al mismo tiempo que roncaba con fuerza, destruyendo el sueño ligero de Akutagawa.

Atsushi tendría siempre problemas con la forma tan metódica y casi militar en como Akutagawa vivía, dejando poco o nada de espacio al romanticismo.

La capacidad de Atsushi de ser timado con productos que el menor sabía que eran basura, pero la historia trágica del vendedor lo obligaría a comprarlo.

Akutagawa jamás vería una película sin mantener la boca cerrada por más de 10 segundos antes de ponerle pausa y quejarse durante 5 minutos sobre lo poco realista que era esa película.

Atsushi siempre encontraría la forma de terminar rompiendo o derramando algo en el restaurante.

Akutagawa por otro lado encontraría la forma de ser extremadamente cruel con el camarero si se equivocaba en su pedido.

Atsushi siempre diría blanco.

Akutagawa diría negro.

Eran capaces de poner a prueba la paciencia del otro, de hacer cosas que el otro considerará incomprensibles, ridículas, sádicas, tontas, pero sobretodo hermosas.

Akutagawa siempre se quejaría de los abrazos de Atsushi por las noches y sus ronquidos, Pero jamás lo despertaría.

Atsushi jamás soportaría ver a su pareja seguir esa rutina tan extensa, pero siempre la apoyaría y celebaria los pocos logros de tener la más mínima de espontaneidad.

Akutagawa odiaria la inocencia y estupidez características de esa compras, aunque al final del día buscará la forma de que ese producto fuera útil para la casa aún cuando fuera por una semana.

Atsushi siempre sentiría que le sacaba de quicio los sobreanálisis de Akutagawa de alguna película, por desgracia jamás se negaría a ponerle pausa a la película, para escucharle quejarse, aún cuando desde que se casaron a sus 26 años tenían a medio ver Titanic, aunque bueno tenia 38, estaba seguro que pronto llegarían a la parte donde el barco se empieza a hundir, ya habian abierto la coraza.

Akutagawa siempre lo regañaria por romper las cosas en el restaurante, aunque si un empleado se atrevía a intentar hacer sentir mal al detective luego de que Akutagawa pagará la cuenta entonces bueno… No por nada jamás dejo la mafia.

Atsushi siempre se disculparía con los meseros por el comportamiento de su pareja aunque en el fondo agradecía que siempre lo estuviera cuidando ya que los pedidos de Atsushi siempre terminaban revueltos con los de alguien más.

Si eran consientes de la situación Akutagawa y Atsushi a veces no estaba seguros que pasaron la etapa de no llevarse bien, se amaban, Pero había momentos en los que hasta ellos mismos se preguntaban como pasaron a tener 12 años de matrimonio, aunque habia una respuesta simple, conocieron los mas molestó, repugnante, horrible y hasta corrupto del otro, no fueron idiotas o demasiado inocentes oara convencerse de que lo podían cambiar o que aprenderían a amar esas cosas, sabían que estaban ahi, deberían lidiar con ellas, era una situación de tirar y aflojar, de manera divertida su relación desde que se conocieron en ese callejon fue un tirar y aflojar.

No era que se odiaran, jamás lo harían, Akutagawa agradecía a cualquiera que desaara escucharlo despertar con Atsushi básicamente enroscado en él, y si soportar eso era el precio por tener a Atsushi, la unica persona que lo entendía y lo hacía sentir fuerte de verdad, entonces estaba bien con eso.

Atsushi por otro vería a su esposo seguir una rutina casi perfecta cada mañana seguro que se volvería loco, solo para recibir un beso en la mejilla y un te amo, entonces viviría así.

Fueron enemigos demasiado tiempo, tanto que aún hoy era extraño todo el amor que se desbordaba de solo estar juntos.

Quizás nunca serían como las parejas que aman todos los defectos de su pareja, serían más de las que se vuelven locos por esos defectos, pero ven que lo bueno vale más, si jamás serían perfectos, porque primero se odiaron, luego se amaron y aún hoy un sentimiento de extrañeza seguía presente en ellos, lo positivo es que tenían toda una vida para amarse durante más tiempo que el que se odiaron.

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