Atsushi estaba luchando contra su peor enemigo, uno contra el que siempre perdía y contra el cuál no tenía apoyo alguno, algo que años de trabajar en la agencia no le había enseñado a lidiar.
Un día de nieve, clases canceladas y 4 hijos necesitados de atención.
Bueno fue su culpa, él era quien le dijo a Akutagawa que quería una familia grande y que adoptar era la mejor forma de tenerla, ahora tenía cuatro hijos con una cantidad enorme de energía, los cuales la palabras cooperación no estaba en su diccionario.
Se suponía los llevarían al parque para que se divirtieran en su primer día de nieve, Atsushi se esforzaba siempre por hacer cosas inolvidables para sus hijos, por desgracia organizar a 6 personas necesitaba una capacidad logística que iba más allá de la comprensión o habilidades de Atsushi.
Yuki su hija mayor de 16 años estaba luchando por intentar encontrar lo que ella aseguraba era una ropa adecuada, llegando a hacer un total de 5 cambios de vestuario, en su defensa los dos primeros fueron dañados por sus hermanos menores y gemelos arruinaron ésos atuendos al correr por la casa reuniendo todo para jugar en la nieve, ellos dos eran unidos, tenían 10 años, Ryoga y Hyoga, siempre estarían el uno para el otro, claro ahora no, porque estaban en en ese momento de su vida donde pelear era parte de su naturaleza, así que Atsushi buscaba que dejarán de discutir y por último su amada Yume, quien tenía 6 años, luchaba por ponerse su suéter, se estaba quejando mientras las lágrimas se acumulaban, era una niña sensible, además que accidentalmente sus dos hermanos le habían dado un par de golpes en su pelea.
Atsushi sabía que necesitaba ayuda, estuvo tentando a llamar a Akutagawa, el sabía lidiar mejor con sus hijos en los días más difíciles, pero también Atsushi no le gustaba depender de él, quizás porque a veces se preguntaba si Akutagawa no pensaría que era un idiota, adoptó todos estos niños aún cuando su pareja siempre mostró dudas al proceso, y si bien sabia que Akutagawa amaba a sus hijos, al final del día, a veces sentía que el tenerlos era una decisión muy unilateral por parte de Atsushi.
— Niños — llamó la voz de Akutagawa mientras salía del pasillo,— Yuki, termina de vestirte, ayuda a tu hermana a ponerse el suéter, mientras tú padre hace el desayuno — ordenó Akutagawa a lo que su hija mayor asintió,— Hyoga, Ryoga, limpien este desastre, no quiero escuchar otra pelea y quiero que se disculpen con sus hermanas — dijo con voz firme antes de ir a la cocina, hacerse un café.
Sus hijos obedecieron.
Atsushi no tenía idea de cómo Akutagawa hacía esas cosas, no es como si sus hijos no lo escucharán, fuera violento o algo, Akutagawa solo era un padre normal, uno que sus hijos escuchaban más, Atsushi no sabía cómo lo logró, solo que parecía un superpoder de padre que Atsushi seguía sin desbloquear, hasta ahora solo sabía lidiar mejor con los berrinches en espacios públicos y las siestas.
***
Estaban en el auto, Yuki miraba la ventana como siempre, Ryoga jugaba con la consola mientras Hyoga señalaba edificios inventando la vida de las personas que deberían trabajar ahí, mientras su pequeña Yume cantaba una canción de forma desafinada, Pero llena de alegría, en esos momentos Atsushi sabía que adoptar a esos niños fue lo correcto, daría lo que fuera por ellos, aún así se preguntaba si su esposo era feliz con esa decisión, a veces Akutagawa simplemente se quedaba dormido en el auto apenas se subían o tenía la mente tan perdida en alguna parte como si nadie el ruido de su familia fuera un sonido de fondo para sus pensamientos.
La nieve seguía cayendo, habían más personas en la calle, no todos los negocios habían cerrado, Pero la escuela prefiero no tener clases, los estudiantes vivían en Yokohama una ventisca no sería lo más mortal que verían, aunque a nadie le hacía daño que disfrutarán un poco de infancia para sus alumnos.
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Bungoutober
ФанфикMi participación en los 31 días del Bungoutober, espero que les guste, tendremos shipps, historias sobre desarrollo de personajes, de terror, comedias y más cosas. Ni los personajes, ni las imágenes son mías.