Extra 2

480 41 0
                                    




Maratón 3/4

El día había llegado. Tras meses de espera y anticipación, el pequeño Alan Felipe Álvarez Layún estaba por nacer. Había pasado la madrugada en el hospital, acompañada de Kevin, quien no soltaba mi mano en ningún momento. Romina estaba con su tío Miguel y Ana, esperando ansiosamente la llegada de su hermanito.

A las 9:32 a.m., el llanto de Alan llenó la sala de parto. Kevin, quien había mantenido la calma todo el tiempo, de repente se quebró al verlo. Se cubrió el rostro con una mano, mientras la otra seguía aferrada a la mía. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría.

—Es... es hermoso, Bela —dijo, con la voz entrecortada. Luego, se inclinó sobre mí, me besó la frente y susurró—: Gracias, amor, por este milagro.

Cuando lo colocaron en mis brazos, Kevin lo miró con admiración y un orgullo desbordante. Lo abrazamos juntos, como la nueva familia que ahora éramos.

—Bienvenido, Alan Felipe —murmuré, acariciando su carita suave, mientras Kevin lo miraba embelesado.

Minutos después, Romina entró con la emoción desbordada. Cuando vio a su hermanito, sus ojitos brillaron con alegría. Se acercó despacito, como si temiera hacer algún movimiento brusco.

—¿Ese es mi hermanito? —preguntó, con los ojos llenos de sorpresa.

—Sí, mi amor, es tu hermanito Alan —respondí.

Romina sonrió de oreja a oreja. Estiró sus brazos pequeños y, con mucho cuidado, acarició la cabecita del bebé.

—Hola, Alan, soy tu hermana mayor —le susurró dulcemente—. Te voy a cuidar siempre.

El momento era perfecto. Kevin y yo no podíamos dejar de sonreír viendo a nuestra hija cumplir ese rol de hermana mayor tan amorosamente.

Luego fue el turno de Norma, la mamá de Kevin. Cuando vio a su nieto por primera vez, sus ojos se llenaron de lágrimas. Se acercó emocionada, tocando suavemente la manta que envolvía a Alan.

—Es precioso, mi niño —dijo con ternura—. Es igual a su papá cuando nació.

Kevin se inclinó hacia su madre y ambos se abrazaron. La emoción era palpable, y el lazo entre ellos se fortaleció aún más en ese instante. Oscar y Felipe, los hermanos de Kevin, también entraron con sonrisas enormes. Oscar, siempre el bromista, no pudo evitar hacer un comentario.

—Bueno, otro Álvarez más para el equipo. A ver si este sí me sale delantero —bromeó, riendo mientras observaba al pequeño Alan.

Felipe, siempre más reservado, se acercó, miró al bebé y luego a Kevin.

—Está perfecto, hermano. Felicidades —dijo, dándole una palmada en la espalda.

Miguel y Ana, emocionados, fueron los siguientes en entrar. Miguel me abrazó con fuerza.

—Otra vez tía y tío, no lo puedo creer —me dijo sonriendo—. Romina va a ser la mejor hermana mayor.

Ana, siempre amorosa, se inclinó sobre el bebé y le dio un beso en la frente.

—Es un regalo de Dios, Bela. Cuídenlo mucho —dijo con una sonrisa cálida.

Entre los amigos del equipo, las reacciones fueron igual de alegres. Alejandro y Sabrina llegaron con un ramo de flores enorme y un gorrito de bebé.

—¿Listos para el equipo de papás? —dijo Alejandro, sonriendo mientras Sabrina lo abrazaba—. ¡Bienvenido, Alan Felipe!

Richard Sánchez, con su energía habitual, llegó con una camiseta miniatura del equipo.

—Este pequeño ya tiene uniforme, va directo al primer equipo —bromeó, levantando la camiseta como si fuera un trofeo.

Álvaro y Pilar no podían dejar de sonreír. Pilar, emocionada, me abrazó con fuerza mientras Álvaro felicitaba a Kevin.

—Está increíblemente lindo, de verdad, chicos, felicidades —dijo Pilar, mientras Álvaro añadía—: Esto es solo el principio, hermano. ¡Bienvenido a la mejor parte de la vida!

Igor y Caro, con su habitual entusiasmo, llegaron cargados de regalos para el bebé.

—Es una bendición, chicos. Alan será tan fuerte como su padre —dijo Igor, mientras Caro se acercaba a ver al bebé con lágrimas en los ojos.

Bruce El-mesmari y Pato Salas llegaron juntos, con sonrisas y palabras de cariño.

—Kevin, Bela, esto es increíble. Este niño va a ser una estrella —dijo Pato, mientras Bruce agregaba—: Cualquier cosa que necesiten, ya saben dónde estamos.

Brian Rodríguez y Jona dos Santos no se quedaron atrás. Jona, siempre el bromista, fingió que se desmayaba cuando vio al bebé.

—Es demasiado lindo, no puedo con esto —dijo riendo, mientras Brian abrazaba a Kevin.

Israel Reyes llegó con Diego Valadez, y ambos felicitaron a Kevin con sonrisas sinceras.

—Es un gran día para la familia, hermano. Felicidades —dijo Israel, mientras Diego asintió—: Alan Felipe tiene suerte de tenerlos a ustedes como papás.

Con el cuarto lleno de amor y felicitaciones, sentí que estábamos rodeados de una gran familia, tanto de sangre como de corazón. Cada uno de ellos formaba parte de nuestra historia, y ahora también eran parte de la historia de Alan Felipe.

Falsa familia (Kevin Álvarez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora