Capítulo 22

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"Creo que necesitamos hablar"

Eso era lo que decía el mensaje de Evan.

No me atrevía a hacerlo pero... ¿Por qué?

Mire a mí alrededor en el departamento.

Bebí otra taza de café mientras continuaba mirando las carpetas que tenía en el sofá y la mesa de café.

Restregué mis ojos y mire mejor la carpeta que tenía la información sobre "el virus" pero no lograba entender del todo.

El timbre sono y camine en mis medias.

-¿Hola?

-Hey, Emma.

¿Aaron?

-Hey, hola.

-¿Me dejas subir?

-Oh, sí.-presione el botón que le permitía la entrada.

Tome todas las carpetas y las amontone para guardarlas en la maleta que estaba sobre el armario.

Dos golpes en la puerta anunciaron su llegada. Me restregué las lagañas de los ojos y fui a abrir.

Él se encontraba ahí. Con unos jeans oscuros, una camiseta gris oscuro y su chaqueta.

-Hola.-conteste y sin evitarlo di un bostezo.

-¿Te desperté?-preguntó mirándome.

-No.-negué con la cabeza.- Solo estoy cansada.-me quite de la puerta y el entro.

-¿Cómo te fue en el vuelo?

Abrí los ojos con sorpresa.

¿Cómo lo supo?

-Oh, Will me lo comento.-pareció leer mi mente.

Asentí a sus palabras.

-Bien, solo estoy un poco cansada.-le repetí y el asintió.

-¿Y esa venda?-Aaron tomo mi muñeca derecha y los recuerdos volvieron a mí.

Flash Back.

Corrí escaleras arriba en busca de la puerta que Jackson me había dicho.

-El tercer piso esta vacío de cualquier puerta.-le gruñí.

-Es un salón de baile.-la voz de Will me hizo mirar mejor el salón y en efecto era un salón de baile.

-¿Y ahora?

-Ya, ya.-se escucharon unos segundos de silencio y luego hablo.- Encontraras una de las ventanas abiertas y ella te llevara a un árbol.

-Okay...

Busque por todas las ventanas, hasta que una en particular me llamo la atención, el cerrojo brillaba y entendí que estaba roto.

Mire a los costados y escuche pasos.

-Mierda.

Sin pensarlo me arroje por la ventana esperando que el árbol estuviera cerca, pero lo único que encontré fue un vacío y luego choque con una rama de la que me prendí fuertemente.

Sentí un dolor en mi muñeca derecha.

-Puta...mierda...-gruñí.

-¿Qué paso?

-Nada.

Ignorando el pequeño dolor en mi muñeca fui balanceándome de mano en mano, llegue hasta una buena rama bastante grande y segura, me balancee con mis piernas y me senté en la rama.

Lo que nadie sabe de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora