Capítulo 2

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-Me niego a hacerlo.

-Emma...-me gruño Jessie por lo bajo.

-No.-conteste cortante mientras me ponía de pie.- Señor, sabe que no suelo tener problemas con las misiones que se desarrollen aquí y con lugares en los que no deba pasar màs de una o dos semanas.

Salí como un rayo de la pequeña sala. Escuche una puerta abrirse y cerrarse detrás de mí.

-Jessie no me importa lo que digas no lo haré.

-Am, no soy Jessie.-la voz sono muy cerca de mi cuello, y como acto instintivo, me di media vuelta y envié mi pierna a su costado y tomando su brazo, mientras lo torcía lo estampe contra la pared más cercana.

-Auch.-gruño el chico, no noté que era uno de los que estaban en la reunión, di un suspiro y lo deje ir.

-No tendrías que hablarme así.

-Tomo nota.-murmuró mientras se tocaba el hombro.

Me di media vuelta y continúe con mi camino.

-¡Hey!-no paré.- ¡Espera, Emma!-me voltee.

-¿Se te ofrece algo?-mi tono fue más petulante de lo que tenía planeado.

-Sí, yo...-bajo la mirada al piso y la levanto mirando a mis ojos con una mirada verdosa.- Quería felicitarte...

-¿Felicitarme?-le enarque una ceja. El asintió.

-Es todo un honor trabajar en algo así....

-Llevo bastante tiempo aquí para saber que eso es una puta mierda.

Me di media vuelta y continúe caminando, pero esta vez su voz no me llamó.

Baje una planta más por las escaleras y pasando una tarjeta electrónica me permitió el paso al gimnasio. Me cambie con un short deportivo y una blusa de tirantes, me coloque el calzado deportivo y tomando una toalla pequeña salí de los vestidores. Mire el gimnasio que se encontraba desierto, hice una mueca mientras tomaba una soga de la estantería y comenzaba a saltar. Luego de hacer tres series de treinta saltos frene y me seque el sudor de la frente. Respire mientras me estiraba un poco y relajaba mis músculos.

Se me hacía muy raro que Jessie no se encontrara aquí. En ese sentido éramos muy parecidas, nos descargábamos golpeando cosas o comiendo, cuando respecta a trabajo... es mejor golpear cosas.

Aun no entiendo cómo podemos ser mejores amigas, si fueras bajo otras circunstancias, y si no la conociera como lo hago, hasta la llegaría a odiar, pero no lo hago. Los padres de Jessie eran mejores amigos de los míos, salvo que no se veían hace mucho porque vivían en Arizona. Jessie es muy diferente a mí, ella es más tranquila y relajada, un poco más suelta y divertida; en cambio, yo me volví fría y distante con el paso de los años.

Aún recuerdo que tenía la edad de Elena cuando todo pasó. No quiero esto para Elena, a su edad yo ya estaba portando armas y entrenando dìa tras dìa sin cesar.

Tome una de las pesas pequeñas, que han de pesar tres kilogramos, y comencé a ejercitarme mientras pensaba en lo que podría haber sido de Elena si yo no hubiera estado ahí,  no quiero ni siquiera pensar que podría ser de mi hermana pequeña si yo... Si yo hubiera muerto en ese accidente. Mis hermanos son toda la familia que necesito. Por ende lo ùnico que puedo hacer es cuidarlos. Tengo agentes de seguridad protegiendo a mi hermana tanto cuando no estoy en mi casa como cuando si. Hay profesores en su colegio a los que les pago exclusivamente por estar pendientes de ella. Todo es solo por su protecciòn.

Elena cree que soy secretaria en una agencia de seguridad y que Jason trabaja en administración en una compañía, no es del todo cierto, pero como casi siempre nos ve con la vista en papeles y en con la vista en el ordenador, lo cree. Pero muy dentro de mí sé que debo decírselo, en algún momento, solo espero que no se lo tome mal.

Escuche unos pasos provenir de los vestidores y no le preste atención. Bajé las pesas y comencé a caminar hacia la máquina de correr.

Uno de los chicos que estaba en la reunión, el de los ojos grises y cabello oscuro se infiltro en mi campo de visión. Murmuro un "Hola" y yo solamente asentí. Continúe corriendo mientras que veía a joven de cabello castaño estirar y comenzar con las mancuernas, se marcaron notablemente sus músculos y aparte la visión.

-Me dijeron que tienes fuerza.-le mire, me encogí de hombros mientras disminuía la velocidad de la máquina.

-Tal vez.

-¿Puedes darme una prueba?-me medio sonreí y frene del todo la máquina.

Me seque el sudor con la toalla que tenia a mi costado. 

-No soy tan buena.-mentí encogiéndome de hombros y volviendo a poner la toalla en su lugar.

-Eso lo decido yo.


Lo que nadie sabe de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora