Capítulo 37

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Ay santa virgen de la papaya.

¿Una de ellas? Un momento... Eso quiere decir que... Tenía una melliza o una gemela.

Dios, esto no puede ser posible, no puede serlo.

Negué con la cabeza mientras me repetía mentalmente que no era posible, que no había ni siquiera la menor posibilidad de que pudiera ser cierto.

No quería creer que mis especulaciones sean verdaderas.

Vi la última carta. Estaba sellada, no fue abierta.

Rompí con cuidado el sello y comencé a leerla.

"Querida Rachel, o a quien sea que este leyendo.

Te escribo desde mi lecho de muerte, con el corazón perforado, ¿irónico, no?
Hace tiempo te vi morir, y puedo decir que fue lo peor que pude haber visto en mi vida entera, no voy a decir que lamente haber matado a James, eso es algo que jamás en la maldita vida mia que llega a su fin, lamentare.

Lo peor que pude hacer fue dispararle a tu cuerpo. Pero me sentí tan enojado, permitiste que perdiera a Emmanuela cuando acordamos que me la darías. Te odio por eso.

Pero a pesar de todo también te amo. Me odio por lo que paso ese día en esa habitación. Yo no quería hacerlo, pero no voy a decirte que no lo disfrute, porque te mentiría.

La vi, y puedo decir que fue lo más maravilloso y a la vez devastador. Ella estaba allí. Vi el miedo y el dolor en sus ojos, en tus ojos. Ella es tan igual a ti, la he visto conforme pasan los años y es tan igual a ti.

Ella no debía estar ahí, pero lo permitiste. Tú tampoco debías haber estado allí. Pero te dejaste ganar por sus palabras de niña pequeña. Ella debía estar a salvo, pero fue con ustedes, en eso tiene tu carácter. Había una falla en el plan. Yo no podía saber que camino iban a tomar, pero ella fue quien le apuro a James y gracias a eso tomaron la ruta correcta, correcta para detonar todo.

Lamento profundamente el que nuestra amistad haya terminado antes de dar paso a algo más.

Lo que no puedo decir que la mente es haberle dado ese anillo a Emmilia, al menos así, tiene algo de su padre.

Carlos Marino Del Valle."

No podía respirar. De manera literal, no encontraba la forma de que el aire circule por mis pulmones.

¿Entonces...?

Sentía que me ahogaba. Me vestí como pude e ignore la herida en mi costado.

Mire las fotografías que eran ecografías. Había dos pequeñas manchas en las que se marca como el primer trimestre. En el segundo se veían los dos fetos, en el tercero finalmente se veía a ambos bebes. Las lágrimas me cubrían el rostro, pero no entendía el porqué. Vi unas zapatillas debajo de la cama y me las puse. Una foto de unas pequeñas bebes. Ajenas a todo lo que pasaba. Fue tomada desde un Angulo alto. Una estaba vestida de blanco y la otra de rosa. En la parte de atrás decía: "Emmilia y Emmanuela, dos horas de vida."

Oh mi Dios.

Guarde torpemente todo lo de la caja y salí de la habitación con la caja en mano y camine lo más rápido posible a la salida.

Necesitaba irme.

Necesitaba más respuestas, pero no sabía quién podía dármelas.

O tal vez...


****

Llegue una hora después al depósito.

-¡EVAN, QUIERO QUE ME DES LAS PUTAS RESPUESTAS AHORA!
Lo primero que hice fue gritarle, lo tome por sorpresa, estaba dormido.

-¿A qué te...?-vio la caja con el ceño fruncido.- ¿Qué es eso?

-Conmigo no te hagas el idiota, sabes perfectamente que es.

Evan se puso de pie.

-No Emma, no lo sé.

-¿Sabías que Del Valle era mi padre?

Su rostro se llenó de culpa.

-¡¿LO SABIAS?!-le grite sintiendo la furia acumularse poco a poco en todo mi ser, esperando para ser liberada.

Las lágrimas comenzaron a salir.

-¡Lo sabias! ¡Sabias que mi mayor caso, mi enemigo, era mi padre todo este tiempo! ¡Lo sabias! ¡¿No pensaste decírmelo?!

-¡Lo pensé! ¡Lo pensé!-intento alejarse, pero comencé a caminar.-No sabias que era un agente de la CIA hasta hace tres días, ¿Cómo querías que te lo dijera?

-¡El mato a mis padres!

-¡Lo sé!-me grito de regreso.

Me dolía el pecho, demasiado.

Me voltee.

-¿Hace cuánto lo sabias?

-Emma...

-¡Responde!

-Cinco meses. Hice una prueba de ADN.

-Oh mi Dios, oh mi Dios, oh mi Dios.-repetí mientras me tomaba el cabello e intentaba no tener una crisis nerviosa.

-No entres en pánico...-intento abrazarme, pero me zafe.

-¡No me toques!

Intente calmar mi respiración.

-¿Qué más sabes?-le mire a los ojos.- No me importa que sea. Quiero saberlo todo.

-Sé todo.

-¿Qué le hizo a mi madre?

-Em...-intento alejarse, pero me voltee completamente para enfrentarlo cara a cara.

-Responde la puta pregunta.-hable entre dientes.

-El abuso de ella. Como fruto de eso tuvo a dos niñas. Emmilia y Emmanuela. Tuviste una hermana gemela, pero ella...-le levante las cejas.- Falleció en un incendio, solo tuvieron tiempo de salvarte a ti, ella...

-No puedo con esto.-le corte.

Corrí escaleras arriba. Escuche la voz de Evan detrás de mí, pero era más rápida, aun con una puñalada. Corrí y corrí, vi un bosque y no dude en meterme en él, tropecé con una que otra rama, hasta que di de rodillas. Y ahí me quede. Comencé a sollozar en silencio.

¿Qué había pasado?

Entendí que de alguna u otra manera debía llegar al apartamento y comencé a caminar lentamente.

Una hora y media después llegue al edificio. Toque el timbre varias veces, pero no había respuesta. Los truenos sonaban sobre mi cabeza. Vi mi carro y corrí a él, pero estaba cerrado. Debían ser al menos las cinco de la mañana. Golpee la puerta del coche.

Mi respiración se agito.

¿Ahora qué hago?

Todo fue idea de ella ir por otro camino.

Y allí fue cuando lo entendí.

Yo había sido.

No fue Del Valle.

Yo fui quien apuro a papá.

Todo fue mi culpa. De una forma u otra, el tenia razón en la carta.

Yo mate a mis padres.




Lo que nadie sabe de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora