Comienzo

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Inicio del caos y el placer no común entre habitantes actuales.

Hoseok llegaba arrastrando los pies, que le preocupaba que estar tomando horas extras en la empresa, le estuviera pasando factura. Temía que las ampollas en sus pies pronto serían algo malo para ir a trabajar. No se podía permitir faltar ni una sola vez si quería que le pagaran por completo.

A pesar de tener una carrera, jamás pudo ejercerla, queriendo simplemente entrar en alguna empresa de periódico popular y comenzar a trabajar y generar dinero para pagar la casa, comida y sobre todo, la escolaridad de su hermano menor.

Hoseok no es que fuera el tutor legal, pero lo parecía, sobre todo porque su madre no se había dignado en siquiera dejar una nota elaborada despidiendose para avisar que jamás iba a volver y que dejaba a Hoseok a cargo. A veces quería ver a su madre y preguntarle el porqué los dejó. Tal vez no era demasiado suficiente, quería reclamarle por ser tan egoísta con ellos. ¿Por qué los abandonaba con todo el último dinero que les quedaba para hacer su vida como se le plazca? No era justo. No era justo que su madre pueda desligarse de la vida que llevaba, pero ellos no. Ellos eran producto de lo que dejó su padre, muriendo cuando eran niños, y posterior, su madre, dejándolos cuando Hoseok apenas terminaba su último año de universidad, su hermana del medio queriendo comenzar a postular a una universidad y su último hermano, teniendo que esforzarse desde pequeño para conseguir una beca escolar.

Ningún hijo debería pasar por eso. Nadie debería pagar cuentas excesivas por las deudas que dejó su padre y sin ningún apoyo, como lo era su madre, quien siquiera trabajaba en una tienda con un buen jefe que le daba honorarios extra.

Solo dejo a sus hijos a su suerte, dejo a Hoseok como el hermano mayor de 23 años en un puesto de periodista junior porque no podía con su pánico escénico, redactando entrevistas en el periódico local. Hubiera ganado más dinero si iba y salía en cámaras, pero no funcionaba con él. Tenía ataques de ansiedad cuando se paraba frente a cámara y eso le costó una vez, cuando fue a entrevistar un incendio y no pudo terminar la frase del anuncio de la noticia, que se deblego y comenzó a balbucear. Lo sacaron de esa área y lo mandaron a una oficina de redacción. La paga era menos, él era menos reconocido, pero no es que le importará lo último, lo que más le importaba era el dinero en estos momentos, pero no había nada más que pudiera hacer o cuántos trabajos extras trataba de rebuscar, jamás le alcanzaba para pagar la deuda de su padre por completo o para pagar las clases extracurriculares obligatorias de su hermano menor o peor… tener una comida con productos 100% naturales.

A veces odiaba volver a su casa, porque sabía que no habría felicidad innata. Sus hermanos estaban demasiado ocupados tratando de sobrellevar la situación, que él no era el más abierto, pero no significaba que no hablen, lo hacían, solo que era más que todo por preocupaciones de lo que debían pagar.

Pero esta vez fue diferente.

“Me despidieron”, fue lo que dijo su hermana del medio. Ambos eran los únicos que trabajan. Si Hoseok ganaba sueldo mínimo, su hermana del medio ganaba la mitad de ese sueldo, haciendo listas en Excel en una compañía de contadores. Era como un apoyo hacia los verdaderos contadores, no era alguien especial allí, pero por lo menos, con ese dinero, podían llevar comida a la mesa, pagar la casa a fin de mes e ir abonando algo para las clases necesarias de su hermano menor (casi nunca iba a la deuda, que cada vez más crecía, pero era algo).

Ahora ya no tendrían nada de eso.

Hoseok estaba solo.

Le dijo que no se preocupara, que podría tomarse su tiempo para volver a trabajar en otro lado con su pobre currículum, ya que objetivamente no podría encontrar un trabajo decente sin haber ido a la universidad, pero que no se desanimara, que era mejor eso que nada. Que Hoseok se encargaría por ahora de los gastos.

Su hermana del medio, un poco afligida, le dio las gracias y prometió encontrar trabajo rápido.

Hoseok le sonrió con los labios temblorosos.

Cuando estuvo en su habitación a eso de la media noche, lloro en silencio, lloro con todas sus fuerzas y se preguntó antes de quedarse dormido: "¿Qué voy a hacer?”.

Hermano mayor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora