Capítulo 19

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La dicotomía viene cuando es el día siguiente y Taehyung ignoró la sonrisa de Hoseok y su casi beso tímido que quiso proporcionarle. Le respondió secamente y se fue a trabajar.

Vió por las cámaras que Hoseok caminaba de un lado a otro después de limpiar. No estaba leyendo o viendo la televisión, estaba pensando en algo y preocupado.

También había visto su sonrisa cuando se había cambiado de ropa en su habitación y se había mirado sus moretones, pero él lo había amado totalmente. Salvo que no podía estar feliz del todo, Hoseok aún pensaba que había hecho algo mal para merecer el desprecio de Taehyung a la mañana siguiente.

Taehyung lo vería por la mañana sacarse los pelos de la angustia y disfrutaría el breve placer del dolor, luego podría recompensar ello. Solo si Hoseok pasaba la prueba.

Taehyung vino de noche y le dijo que estaba cansado y que no comería. Hoseok lo persiguió tratando de ayudarlo, pero lo mando a dormir.

Le dolía, pero tenía que seguir. Estaba actuando, Taehyung es actor, él estaba haciéndolo bien, pero quería derrumbarse y atraer a Hoseok a sus brazos y decirle que era divino en toda la expresión. Sin embargo no podía.

Para poder tener la otra cara de la moneda, tenía que darle, de nuevo, algo de dolor al pobre Hoseok. Entonces tendría un punto de quiebre y de nuevo Taehyung sería su salvador, pero había un cambio ahora:

Tenía que saber si Hoseok estaba en misma sintonía que él o solamente había sido un desliz.

Cuando no apretó su mano ni una sola vez, aún si Hoseok sentía dolor, le dió una idea a Taehyung de que tal vez Hoseok podría ser perfecto para él, moldeado a su semejanza. Que le diera la oportunidad de lo que Taehyung era capaz, sin ocultarse y que Hoseok siguiera siendo suyo. Que Hoseok podría hacer cualquier cosa para obtenerlo a él.

Sabía que había esa vena desquiciada dentro del hombre, solo tenía que ponerlo a prueba.

Aún si no resultaba, Taehyung podía moldearlo cuando se le diera la gana, pero tenía Hoseok que quererlo, tenía que hacerlo él mismo de nuevo. La tercera es la vencida y sabía que lo tendría comiendo de la palma de su mano para siempre, que se obsesionaría con él como lo había hecho el contrario.

Solo una iniciativa más, solo una más.

No me decepciones, Hoseok.

Paso una semana en donde Taehyung había hecho pasar un infierno a Hoseok. Ignorandolo y a veces criticando pequeñas cosas de él, tal vez su ropa o la comida, pero luego le decía que estaba bien y se iba, con una mirada de cansancio.

No lo había vuelto a tocar o abrazar, cerró con seguro su puerta cuando escucho a alguien intentando entrar, pero Taehyung ignoro el sentimiento de ligero dolor que le pudo haber causado por hacerlo sufrir con su indiferencia y siguió adelante.

No fue hasta un viernes en la cena en el que todo explotó.

Hoseok todos los días se había visto preocupado, desvastado, con ojeras y con un ligero tic en la pierna. Estresado y malhumorado. Perfecta combinación.

Estaban en silencio cuando entonces Hoseok, casi alzando la voz, pregunto: “¿Qué hice mal?”

Y lo miró.

Vió todo el dolor acumulado de la semana y Taehyung no se inmutó, dejo que esa tristeza se desbordara.

“Nada, Hoseok. ¿De que estás hablando?”, respondió, comiendo un poco de carne recién cocida.

Delicioso, pero le había dicho a Hoseok que estaba medio crudo.

“¿Nada? Me tratas… diferente. Mal, quiero decir. Debo haber hecho algo horrible.” Dijo con desesperación, mirándolo fijamente, buscando una respuesta.

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