—Deberíamos tener una cita.
Azul observó a Astrid cuando terminó de decir, estaban ambas sentadas una al lado de la otra en las jardineras que se encontraban en las afueras del acuario. Después de su pequeño momento romántico, ambas terminaron de recorrer lo qué les había quedado pendiente del lugar, con mejillas sonrojadas y una sonrisa en el rostro.
—¿Esto no es una cita?—preguntó la pelirroja aún con timidez.
—No, claro que no—dijo Astrid con un tono juguetón en su voz. —Esta es una salida de cumpleaños.
—¿Y cual es la diferencia?—ella preguntaba con ingenuidad, no era muy experta en el tema del amor.
—En las citas hay risas juguetonas—comenzó a describir la morena con emoción, mirando directamente a la chica a su lado. —Hay comida rica o hay algo en especifico para hacer, hay muchos abrazos y besos.
Azul se sonrojó aún más cuando la morena terminó de decir, imaginando un poco la escena en su cabeza, aunque eso no le diría a Astrid.
—Entiendo—dijo tímida, pero con ansias de experimentarlo. —Tengamos una cita.
—¿A dónde podríamos ir?—dijo feliz, pensando en mi lugares y mil cosas que quisiera hacer con Azul. —Podemos ir a patinar o podemos ir a comer a un bonito lugar.
—Podríamos ir al cine.
—El cine es muy silencioso, pésimo lugar para una primera cita.
—¿Pero eso no es solo cuando no conoces a la persona?—preguntó Azul con diversión al ver la indignación de la otra.
—Es válido para cualquier primera cita.
—Bien—dijo Azul, volviendo a retomar el plan inicial. —Podemos ir al bosque otra vez y hacer un picnic.
—Mmmm—comenzó a decir, dudosa, pues no sabía si debía ser honesta y decirle que ese lugar especial en el bosque solo le traía recuerdos feos ahora. —La verdad, es que tengo que confesar algo.
—¿Qué?
—Ya no me gusta tanto ir al bosque—decidió ser honesta.
—¿Por qué?—preguntó sorprendida, la morena amaba ir al bosque a buscar inspiración, no entendía que pudo haber cambiado.
—Ese día en la fiesta de bienvenida—comenzó a decir mientras recordaba todo lo de aquella noche, Azul también recordó esa noche, con una pequeña cólera en la boca de su estómago por la imagen de Astrid junto a un chico aquella vez. —Yo vi cuando te alejabas del lugar, me preocupé y te seguí, pero no vi que Teo también te había seguido.
—¿Teo?
—Sí, pero, mi curiosidad me jugó en contra y me quedé con la esperanza de acercarme luego a ti—volvió a hablar acomodándose de tal manera que Azul quedara de frente a ella, colocando su mano en la de la pelirroja. —Y después pasó...
—¿Qué?
—Ya sabes. Teo y tú...
—Dios mío —exclamó cuando el recuerdo la golpeó, Astrid había visto ese beso. —Yo...
—Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—No debí ver eso, ni tampoco debí quedarme espiando.
—Bueno, fueron las circunstancias, no te culpo.
—Igual estuvo mal.
—También lo que yo hice—dijo Azul, Astrid la miró sorprendida sin entender de qué hablaba. —El beso...
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Siempre a tu lado.
TeenfikceLibro 1 | Siempre Azul siempre ha vivido bajo la demanda de su familia, moldeándose a ella misma para encajar siempre y no perder a los suyos, pero a sus 20 años, el conocer un nuevo mundo y una manera distinta de sentir es demasiada tentación para...