06: ☆ I really need u tonight ☆

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Un nuevo día, misma rutina.

Frunció el ceño y gruñó molesto cuando el molesto sonido del despertador interrumpió su profundo sueño. Mantuvo los ojos cerrados durante un rato más, como no queriendo levantarse y simplemente seguir durmiendo, ignorando sus responsabilidades, pero sabía que era imposible hacerlo ahora que estaba medio despierto, le era un poco difícil conciliar el sueño, además, el estruendoso pitido seguía perturbando el silencio de su apartamento.

Abrió los ojos, y vio el techo por unos momentos, obligando a su cerebro a ignorar el sonido mientras intentaba enfocar su vista, soltó un jadeo e intentó sentarse, alejando su espalda del suave colchón para luego tener su típica forma encorvada, con el ceño fruncido, agarró su teléfono y arrastro el dedo y canceló la alarma, escuchando el ahora cómodo silencio que vino después. Se estiró y escucho algunos de sus huesos crujir, haciéndolo soltar un pequeño jadeo, se rasco la cabeza y se tomó unos cuantos segundos mirando un punto fijo para finalmente, quitarse las sabanas de encima.

Cuando sus pies descalzos tocaron el frío piso, sintió un suave escalofrío. Caminó despacio hacia las cortinas, apartándolas para dejar que la luz del sol iluminara la habitación, un brillo que se sentía distante, casi irreal. Giró la cabeza hacia el gran espejo al lado de la cama y se miró. Su cabello negro estaba en un completo desastre, enredado y grasiento, pero de alguna manera, eso no parecía molestarle. Siempre había tenido una "cara bonita". Le sonrió al espejo, una sonrisa que mostraba sus pequeños dientes, y notó cómo sus ojos se achicaban levemente al hacerlo. Dio una pequeña pose, como si intentara convencerse de que lo que veía era suficiente.

Su cuerpo pálido y curvilíneo quedaba a la vista bajo sus bóxeres negros. Sin embargo, su expresión cambió rápidamente. El ceño fruncido regresó y su sonrisa se desvaneció en cuestión de segundos. No estaba convencido de lo que veía, una mezcla de insatisfacción y decepción pasaba por su mente. Se sentía incómodo con su propio cuerpo, como si fuera más grande, más pesado de lo que debería ser. Soltó un suspiro profundo, desviando la mirada, intentando no hundirse más en ese mar de inseguridades. Negó con la cabeza, como si quisiera sacudirse esos pensamientos, y con pasos lentos, se dirigió hacia la mesita de noche.

Tomó entre sus manos una pequeña caja de madera, vieja y desgastada por los años. Al abrirla, sus ojos se posaron en unos cuantos billetes arrugados que descansaban en su interior. Eran sus ahorros, esos escasos fondos que había logrado juntar con esfuerzo para la banda... Aún estaban empezando, pero parecían estar avanzando. Había puesto en ese sueño todas sus ilusiones, toda su fe en que podían hacerlo realidad.

El recuerdo de aquel día volvía a invadir su mente, ese día que nunca dejaba de atormentarlo. Los escombros, los restos destrozados de aquellas torres... las personas. No. No podía permitirse pensar en eso otra vez.

FRERARDTOBER 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora