Lazos de amistad | SEUNGIN

12 ⟩ Ambiente.

Pasó la tarde, y llegó la oscuridad de la noche.

Los padres de Jeongin se retiraron a la misma hora que los de Seungmin, al parecer, irían al mismo lugar, pero Jeongin no estaba muy enterado.

Simplemente avisaron que llegarían a la mañana siguiente, y que no hicieran ningún desastre en la casa.

El par de amigos decidieron que empezarían a ver una serie mientras comen algún snack, así que se acomodaron en la sala, en el mismo sillón.

No tenían nada más importante que hacer, por lo que estaban tranquilos.

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—Min, ¿era una serie de romance y no me dijiste?— inquirió el alfa, con un poco de seriedad en su voz.

El menor soltó una risa, negando con la cabeza una y otra vez.

—Se supone que era de acción y ya... No sabía que había romance. Igual, no seas amargado.

—Mmh, ajá.

Jeongin soltó un suspiro y se acomodó mejor en el sofá. Estaba empezando a relajarse donde estaba.

Seungmin se quedó en silencio, mirando fijamente hacia la televisión. Al parecer, estaba entretenido, y por acomodarse igualmente, apoyó su cabeza sobre el hombro de su mejor amigo.

A Jeongin esto le pareció un gesto tierno, por lo que no lo movió, pero pronto sintió algo extraño en Seungmin.

Emanaba un ambiente caliente, como si esa temperatura viniera de su cuerpo.

—Mmh... Min, ¿tienes fiebre?

—¿Mmh? No, ¿por qué?— decía en un tono bajo, sin siquiera subir la mirada.

—Te siento caliente, no lo sé.

El alfa subió la palma de su mano, colocándola sobre la frente de su amigo, quien sólo cerró los ojos por un segundo.

—Pues... Me siento raro, pero no tengo fiebre.

—Si tú lo dices— habló, bajando la mano nuevamente.

Seungmin alzó la cabeza de nuevo, enderezándose en su lugar. Tal vez intentaba no quedarse dormido y esa posición no le favorecía en el propósito. Sin embargo, se mantuvo cerca de él.

Jeongin intentó prestarle más atención a lo que estaba pasando en la pantalla, por lo que le subió volumen al teléfono con el control.

Pasaban los minutos, y la atmósfera se hacía cada vez más pesada. El alfa intentaba ignorarlo, pero la cercanía continua del omega contra él no lo dejaba.

Notó como el aroma del menor se intensificaba, y no sabía si esas eran sus feromonas haciéndose presentes, porque Jeongin también sentía la necesidad de acercarse más.

En un segundo, Jeongin volvió a la realidad.

—No, Min, lo siento— soltó, poniéndose de pie.

Seungmin lo miró un poco desconcertado por la lejanía repentina.

—Mmh, perdóname si te incomodé... ¿No quieres que esté cerca?

Jeongin se cruzó de brazos y se quedó viéndolo fijamente; Seungmin estaba sudando, sus ojos redondos y oscuros miraban hacia arriba con una expresión de culpa e inocencia a la misma vez.

—Mierda, ¿qué?— susurró el alfa para sí mismo, apartando la mirada.

—¿Eh? Dime qué pasa— decía el omega en un tono más alto, empezando a desesperarse.

—Nada, nada, Seungmin. Estabas embriagándome, ¡es todo!— admitió, un poco avergonzado. Dió de un paso adelante.

—Huh, perdóname.— hizo una mueca lastimera — No sé qué me pasa, no puedo controlarlo... Pero siento que te necesito cerca.

—¡Seung...! Min, ¿qué mierda?

—¿E- Eh?— soltó, nuevamente— Intentaré detener el instinto de atacarte con mi aroma si es molesto, ¿bien?

—No, no es eso. Me gusta tu aroma, sino que hace que...— movió su cabeza de lado a lado— Me iré a casa, estoy cansado.

—¿Estás enfadado?

Seungmin se colocó de pie igualmente, soltando un leve suspiro al hacerlo. Se había mareado un poco.

—No, espera, no te vayas aún.

Al verlo así de repente, Jeongin se acercó para sostenerlo del brazo y analizar bien su expresión.

—¿Te sientes mal? Te dije que era fiebre...

—Mmh, sí, pero no es nada. Sólo fue un mareo.

—¿Mareo?— Jeongin bajó ambas cejas, ahora sujetándolo con ambas manos— Ve a descansar un poco, cuando lleguen tus padres les pido que te compren una pasta.

—Bien, Yang.— le mostró una dulce sonrisa— Gracias.

—¿Necesitas que te lleve? Puedo cargarte... O sea, tengo la fuerza suficiente para subir las escaleras contigo.

—No, no, no. ¿Qué dices?— soltó una risa— No es necesario, estoy bien.

Al oír esas palabras, Jeongin cayó en cuenta de que estaba exagerando un poco. Se obligó a relajar su expresión.

—Tienes razón... Ve, entonces.

Seungmin le dió un pequeño apretón de manos antes de sonreírle nuevamente y comenzar a caminar hacia el segundo piso, donde estaba su habitación.

Jeongin soltó un suspiro y se sentó de nuevo en el sofá. Eso había sido raro, sin duda.

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