CINCO

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JIN

Todo esto era muy malo.

Jin lo sabía. Sabía que tenía que actuar, ser decisivo. Pero también sabía que le estaba costando mucho concentrarse.

Estaba un poco excitado por la comida -especialmente porque no había llegado a terminar- y Jungkook olía muy bien. La pequeña bestia de Jin realmente quería probarlo. Solo una probadita.

Pero eso sería malo, ¿no?

Jin se lamió la sangre de los labios, muy consciente de que Colin estaba justo detrás de él. Cierto. Nada de probar su regular.

Pero... su bestia no estaba de acuerdo con aquella afirmación.

Jungkook le miraba fijamente, con la boca un poco abierta y con la cara de vampiro de Jin fuera, podía ver cada pizca de color en aquellos ojos suyos tan extremadamente bonitos. Hazel, así se llamaban técnicamente. Había tenido que buscarlo para estar seguro; no parecía una palabra lo suficientemente grande como para captar lo irresistibles que le parecían.

—Qué... tus dientes... —balbuceó Jungkook.

Ah. Cierto. Los dientes de Jin. Sus colmillos.

Jin respiró hondo un par de veces, empujando a su bestia hacia su interior, tarea que requirió un poco más de esfuerzo de lo normal. Se limpió la boca con el dorso de la manga de su suéter, esperando haber conseguido quitar todas las gotas de sangre.

Podía ser un poco... desordenado, cuando tenía hambre.

Lo peor era que apenas había empezado cuando Jungkook se había topado con su comida. Todavía tenía bastante hambre.

Pero tendría que lidiar con eso más tarde. Ahora tenía que aplacar de alguna manera a un humano conmocionado.

Con el rostro humano en su sitio, Jin empezó saludando amistosamente.

—Hola, Jungkook. Me alegro de verte por aquí.

Al mirarlo más de cerca, Jungkook, aunque tan guapo como siempre, parecía bastante desarreglado: esos bonitos ojos estaban vidriosos, su precioso cabello estaba suelto de la coleta y había un ligero olor a alcohol sobre su delicioso aroma habitual.

El hombre estaba definitivamente borracho. O al menos, probablemente borracho. En realidad, Jin no tenía mucha experiencia con humanos borrachos; Vee siempre había querido presas sobrias para no descuidarse al beber su sangre cargada de alcohol.

Jungkook también estaba aparentemente mudo ahora que la cara de Jin había cambiado delante de sus ojos. No había respondido en absoluto al saludo de Jin. Supuso que la transformación debía ser un poco sorprendente, si uno no estaba acostumbrado.

Jin miró a Colin por encima del hombro.

—Quizá deberías irte. Puedo llevar a Jungkook a donde necesite ir.

Colin frunció el ceño, sus mejillas rosadas contrastaban con su cabello azul.

—Pero... pero él vio...

—Está bien —le tranquilizó Jin—. Se lo explicaré.

Colin miró a Jin con el ceño fruncido, con una mandíbula obstinada, que Jin supuso que debería haber esperado. Su mánager era muy protector con Jin, desde que le había contado la verdad de lo que era.

—Estaré bien, Colin —le tranquilizó Jin—. Asegúrate de beber mucha agua cuando llegues a casa. Solo tomé un poco, pero... aun así.

Se volvió hacia Jungkook, que los señalaba con un dedo inestable, con un brillo nuevo y duro en los ojos.

MI PEQUEÑO VAMPIRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora