MI PEQUEÑO VAMPIRO

DIECISEIS

JIN

Jin se despertó con los labios de Jungkook sobre los suyos, luego con los labios de Jungkook sobre su polla y después con una larga ducha caliente.

No solía considerar las duchas como ocasiones sexys, pero Jungkook se las arregló para que lo fueran, enjabonando a Jin y haciendo esa cosa que aparentemente hacía ahora en la que no esperaba que hiciera nada en absoluto excepto recibir placer de las manos de Jungkook.

¿Era eso algo humano, tal vez? Porque era realmente muy agradable. Como, muy agradable.

Ni siquiera podía sentirse culpable porque Jungkook parecía disfrutarlo tanto. Incluso tarareaba mientras enjuagaba a Jin. Tarareaba.

Pero entonces el casero de Jungkook le llamó por la rotura de una tubería, tuvo que marcharse y Jin se quedó solo.

No sabía cuántas horas habían pasado cuando sonó el timbre de su puerta.

Maldita sea. Había vuelto a perder el tiempo. No era su intención. Solo había estado pensando, tratando de averiguar los próximos pasos correctos. Porque Jin le había dicho a Jungkook que se quedaría. Pero también le había prometido primero a Wolfe un arreglo particular.

Jin incluso había considerado una lista de pros y contras sobre irse con Wolfe.

Pro: Estaría cumpliendo la promesa que hice una vez.

Contra: Me sentiría miserable y solo por el resto de la eternidad.

Doble contra: Extrañaré a Jungkook más de lo que puedo soportar. Más de lo que debería ser posible.

Y luego habían seguido los pros y los contras de quedarse.

Pro: He encontrado la verdadera felicidad en Hyde Park. Podría tener a Jungkook a mi lado el resto de sus días.

Contra: Wolfe y la guarida podrían enfadarse e intentar asesinar a todos mis seres queridos.

Jin sabía lo que debía hacer, lo que Vee le habría dicho que hiciera: cumplir sus compromisos anteriores y volver con Wolfe. No importaba lo que él quisiera, solo lo que había que hacer.

Pero la voz de Vee ya no estaba en la cabeza de Jin y tenía tanta gente a la que no quería dejar. Pero, de nuevo, no debía arriesgarse a traer ningún drama o violencia no deseados a las vidas de sus amigos, ¿verdad? No había venido para eso.

Le dolía la cabeza. Deseó que Jungkook estuviera con él. Estaría bien que le abrazara, que le dijera que ya no estaba solo. Que tenía una persona solo para él.

Jin dio un respingo cuando el timbre volvió a sonar. Ah, cierto. Encontró a Hoseok esperándolo al otro lado, arqueando una ceja crítica.

—Ni siquiera has comprobado quién era antes de abrir la puerta, ¿verdad?

Jin se encogió de hombros.

—No.

Hoseok se puso una mano -sentenciosa- en la cadera.

—¿Y si hubiera sido Wolfe?

Jin volvió a encogerse de hombros.

—Le habría invitado a pasar, supongo.

Hoseok se burló de aquello, pasando a toda velocidad junto a Jin hacia la casa, abriéndose paso hasta el salón con sus botas de tacón.

—Gran error, Jinbird.

Jin cerró la puerta con cuidado y lo siguió.

—No es mi enemigo, Hoseok.

—Quiere que te vayas de Hyde Park. Eso lo convierte en mi enemigo.