TRECE

74 17 1
                                    

JIN

Bueno, esto fue simplemente genial. Tan increíblemente fantástico. ¿Lo ven? Jin podía hacer sarcasmo con el mejor de ellos. A veces. Cuando la situación lo ameritaba. Y esta situación ciertamente lo hacía. Sarcasmo y puede que incluso algún insulto.

Apretó la mano de Jungkook entre las suyas, agradecido de que su humano no se hubiera alejado todavía.

—Hola, Wolfe —dijo a pesar de su fastidio, porque en realidad sería descortés no saludar a un amigo que no había visto en meses. Pero luego, porque en realidad estaba bastante molesto, dijo—: No deberías haber venido sin preguntar.

Porque llevaba días mandando mensajes, llamando y, en general, intentando localizar a Wolfe. Después de la declaración de Jin de que quería quedarse en Hyde Park, solo había recibido un mensaje ominoso: No te vas a quedar. Voy por ti.

Y como eso era obviamente inaceptable, había hecho todo lo posible para tratar de impedirlo, pero... nada. Wolfe no había respondido ni a un solo mensaje. Y ahora simplemente estaba allí.

Como, ¿qué demonios? Era frustrante y daba un poco de miedo -porque puede que fuera amigo de Jin, pero Wolfe también era Wolfe-, pero sobre todo era una grosería.

Wolfe -claramente decidido a ser un completo imbécil- solo lo miró arqueando una ceja.

Jin se atrevió a echar un vistazo a Jungkook, que no había seguido las instrucciones y se mantenía a su lado en lugar de detrás de él. Estaba claro que tenía que mejorar su tono de autoridad a la hora de dar órdenes. No es que quisiera darle un montón de órdenes a Jungkook todo el tiempo, pero la seguridad era muy importante. Aunque, para ser justos, también podía deberse a que aún no le había soltado la mano.

Pero el caso era que su humano estaba un poco verde y parecía estar pronunciando la palabra prometido para sí mismo.

También habían tenido un momento tan agradable fuera. Hablando y besándose en la nieve, como personajes de un encantador cuento de hadas. No era justo que los interrumpieran de esa manera.

Hoseok fue un poco más expresivo que Jungkook en su reacción a la declaración de Wolfe.

—¿Prometido? —se retorció entre los brazos de Tae y miró a Jin con los ojos muy abiertos. Por una vez, su amigo no sonreía—.¿Tienes un prometido?

Jin jugueteó con el dobladillo de su camisa con la mano libre, deseando poder tener un momento a solas con Jungkook sin que toda la habitación los mirara.

—Bueno, no es la palabra que yo usaría...

—¿'Prometido'? —sugirió Wolfe secamente, con las manos en los bolsillos como si estuviera dando una especie de paseo vespertino y sonando, en general, mucho más divertido de lo que tenía derecho—. ¿Novio, tal vez?

Jin lo fulminó con la mirada. Podía sentir que su temperamento, sobre el que solía tener un control férreo, se deshilachaba un poco.

—Deja de hacer eso, Wolfgang. Lo dices como si fuera algo que no es.

La sonrisa de Wolfe era malvada. Porque él podía hacer eso, de alguna manera. Sonreírle a alguien y hacer que pareciera malvado.

—Pronto nos uniremos en sagrado matrimonio.

Jin soltó un pequeño grito ahogado detrás de los labios cerrados, solo porque se sentía bien hacerlo.

—No hay nada santo en ti. Has hecho tu gran entrada. Ahora, por favor, deja de jugar con todo el mundo. Es de mala educación. Estás siendo grosero.

MI PEQUEÑO VAMPIRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora