Capítulo 8

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El bar estaba oscuro, iluminado tenuemente por luces de neón y velas en las mesas. Era un lugar que Harry había encontrado por casualidad, un rincón escondido de la ciudad donde nadie lo reconocería. La música, un suave jazz, retumbaba en el fondo, casi opacada por las voces de los pocos clientes que conversaban tranquilamente. Harry llevaba ya varias copas encima, y cada trago parecía adormecer sus pensamientos, pero nunca lo suficiente como para hacer desaparecer la imagen de Louis de su mente.

Sentado en la barra, con la cabeza gacha y la mirada fija en el vaso de whisky que sostenía, Harry comenzó a hablar, sin importarle demasiado si alguien lo escuchaba o no. Pero había alguien a su lado, un hombre de mediana edad, que le prestaba atención. No porque le importara, sino porque estaba allí y el silencio le resultaba incómodo.

—Es mi exesposo, ¿sabes? —dijo Harry, su voz arrastrada por el alcohol—. Louis. Es... es el omega más precioso que hayas visto jamás y yo estuve casado con él, tengo un hijo con él.

El desconocido, que hasta ese momento solo había estado bebiendo su cerveza en paz, lo miró de reojo, asintiendo ligeramente para que continuara.

—Lo veo salir con otros alfas ahora... alfas que no soy yo. Y ahora que lo hace, me enloquece. —Harry dejó escapar una risa amarga, agitando el vaso en su mano antes de tomar otro sorbo—. Es como si me clavaran un puñal en el pecho, ¿sabes? No puedo soportarlo.

El hombre, tomando un largo trago de su cerveza, levantó una ceja. —Parece que te molesta mucho, pero... ¿no eres tú el que tiene pareja ahora?

Harry lo miró, sus ojos verdes brillando con una mezcla de confusión y enojo. —Sí, claro que tengo pareja. Estoy con Richard. Pero... eso no significa nada.

—¿Cómo que no significa nada? —preguntó el hombre, claramente intrigado—. Estás aquí hablando de lo mucho que te duele ver a tu ex con otros, pero tú mismo tienes a alguien. Es un poco injusto, ¿no?

Harry dejó caer la cabeza entre sus manos, soltando un suspiro pesado. El whisky hacía que sus pensamientos fluyeran sin filtro, y las palabras comenzaron a salir antes de que pudiera detenerlas.

—Estoy con Richard porque... me recuerda a Louis, ¿de acuerdo? —confesó, sintiendo una mezcla de culpa y liberación al decirlo en voz alta—. Es estúpido, lo sé, pero cada vez que lo veo... solo una pequeña parte de él... me recuerda a Louis. Quizá sea porque es castaño, bajito, o tal vez por cómo se viste, aunque su olor... No lo sé. Pero cuando estoy con él, me siento menos solo. Como si... —hizo una pausa, mirando a su vaso vacío— como si estuviera recuperando algo que perdí.

El hombre a su lado lo observó con una mezcla de curiosidad y escepticismo. —¿Y crees que eso es justo para Richard? ¿Estar con él solo porque te recuerda a tu ex?

Harry se encogió de hombros, incapaz de responder a esa pregunta con claridad. —Quizá no lo sea... Pero no puedo evitarlo. Me doy cuenta de que soy un imbécil. Arruiné todo. Si pudiera volver el tiempo atrás, no me habría centrado tanto en la empresa. Me habría centrado en Louis, en mi familia. Pero ya es tarde, ¿no?

El hombre sacudió la cabeza, tomando otro trago de su cerveza. —Siempre parece tarde, pero quizá no lo sea tanto como crees. Tal vez deberías hablar con ese tal Louis. Ver si hay algo que puedas hacer.

Harry negó con la cabeza, riéndose sin humor. —No puedo. No soy el alfa que él necesita. Arruiné todo, y ahora él... tiene derecho a encontrar a alguien mejor. Solo me queda ver cómo pasa su vida con otros mientras yo me aferro a lo poco que me queda.

El hombre no dijo nada más, dejando que Harry se hundiera en su propia tristeza. Y mientras el silencio volvía entre ellos, Harry se preguntó cuántas noches más pasaría en bares oscuros, tratando de ahogar la culpa y el arrepentimiento.

...

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Richard ya había comenzado a mover sus fichas.

La información que había obtenido sobre Wright no era devastadora, pero sí lo suficientemente delicada como para usarla a su favor. Había descubierto que Nathan había tenido un par de relaciones pasadas que no habían terminado de la mejor manera. Una de ellas había terminado en un pequeño escándalo cuando una omega lo había acusado de ser emocionalmente distante y poco fiable, y aunque no había pruebas de nada grave, Richard sabía que podía aprovechar esa reputación.

"Louis siempre ha sido alguien emocional," pensaba Richard mientras revisaba los detalles. "Si puedo hacerle ver que este alfa no es capaz de darle el tipo de apoyo emocional que necesita, se alejará de él."

El primer paso fue simple: Richard comenzó a pasar más tiempo con Louis, bajo la excusa de que quería fortalecer su relación por el bien de Jamie. Era una estrategia calculada, sutil, pero efectiva. Se ofrecía a ayudarlo con pequeñas cosas: cuidar a Jamie cuando Louis estaba ocupado, asistir a los eventos escolares junto a él, o simplemente aparecer cuando sabía que Louis necesitaba una mano. Poco a poco, intentaba ganarse su confianza nuevamente.

—No tienes que hacer esto solo, Louis —le dijo un día mientras lo ayudaba a preparar una comida en casa—. Sabes que siempre puedes contar conmigo. Jamie me adora, y... bueno, yo también aprecio pasar tiempo contigo.

Louis sonrió tenso, agradecido por la ayuda, pero sin percibir las verdaderas intenciones de Richard. —Gracias, Rich. De verdad. A veces es abrumador llevar todo esto solo.

—No estás solo —respondió Richard, acercándose un poco más—. Y quiero que lo sepas. Estoy aquí, para lo que necesites.

Con cada gesto, con cada palabra, Richard construía lentamente una nueva dinámica con Louis. Y cuando llegó el momento de mencionarle lo que había descubierto sobre Nathan, lo hizo de la manera más sutil posible.

—No quiero entrometerme, pero he escuchado algunas cosas sobre Nathan —dijo un día, con una voz preocupada—. No quiero que te preocupes, pero... bueno, hay rumores sobre cómo trata a sus parejas. No es nada grave, pero pensé que deberías saberlo.

Louis lo miró, sorprendido. —¿Rumores? ¿De qué hablas?

Richard suspiró, fingiendo una mezcla de preocupación y resistencia a contar más. —No quiero meterte ideas en la cabeza, pero... algunas personas han dicho que no siempre es el más atento e inclusive llega ser demasiado impulsivo y posesivo. Algunas de sus relaciones pasadas no terminaron bien.

Louis frunció el ceño, claramente afectado por lo que escuchaba. —No tenía idea...

—Solo quiero que seas feliz, Louis —dijo Richard, colocando una mano en su brazo y muy cerca de él—. Y que estés con alguien que realmente pueda darte lo que necesitas.

Louis asintió, agradecido por la preocupación de Richard, aunque algo en su expresión indicaba que estaba procesando lo que acababa de escuchar.

Y mientras Richard observaba cómo la semilla de la duda se plantaba en la mente de Louis, no pudo evitar sentir una oscura satisfacción. Estaba más cerca de su objetivo. Más cerca de ser la única persona en la que Louis confiaría y próximamente amará.

>Fanytz

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