Capítulo 6

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Los pensamientos de Richard seguían sumergiéndose en la turbulencia de su pasado mientras el presente parecía demasiado insoportable. Cada vez que escuchaba el nombre de Louis junto a otro alfa, una parte de él se rompía más, recordando el momento exacto en el que había perdido la oportunidad de estar con él. Pero todo había comenzado mucho antes, en los pasillos de la secundaria, donde había vivido los años más amargos y dulces de su vida.

Adolescencia. Esa palabra siempre traía consigo una mezcla agridulce de nostalgia y dolor. Richard recordaba cómo, desde que había visto a Louis por primera vez, algo dentro de él había cambiado para siempre. Louis era diferente de los demás omegas que conocía, su presencia siempre irradiaba una especie de luz que iluminaba todo a su alrededor. No era solo su físico, sino su personalidad, la forma en que hablaba, en que se reía, en que defendía lo que creía, incluso cuando otros lo miraban con recelo.

Para Richard, Louis había sido un faro. Un ideal. No sabía cuándo había comenzado a sentir más que admiración por él, pero lo cierto es que había empezado a verlo de una manera diferente, más profunda. Había algo irresistible en la forma en que Louis se movía entre la multitud, sin miedo de mostrar quién era, siempre auténtico.

Lo observaba de lejos, demasiado inseguro para acercarse. "¿Qué pensaría Louis de un omega que se enamoraba de otro omega?" La sociedad en la que vivían era clara respecto a las relaciones: un omega pertenecía a un alfa. Dos omegas o dos alfas no tenían cabida en ese sistema, y la idea de que Louis pudiera rechazarlo, de que lo viera como algo extraño, le había impedido dar el primer paso.

Sin embargo, Richard seguía a Louis en silencio, admirándolo en secreto, esperando el momento adecuado. Hubo un instante en el que pensó que tal vez, solo tal vez, había esperanza.

Ese día lo recordaba con una claridad aterradora. Estaban en el último año de preparatoria, y Louis había decidido participar en una marcha a favor de las relaciones entre castas. El solo hecho de verlo marchar por algo tan controvertido había sido suficiente para que Richard se sintiera completamente enamorado de él. Louis no solo era valiente, también creía en un mundo diferente, en un mundo donde las dinámicas tradicionales no definían quién podía amar a quién.

"Ese es el Louis que amo." Pensó Richard mientras veía cómo el castaño alzaba un cartel, protestando con fuerza junto a otros omegas y betas que creían en el cambio. Fue en ese momento que Richard lo supo: debía confesarse. Debía decirle a Louis lo que sentía, que no le importaba ser ambos omegas, que podían tener una vida juntos, sin necesidad de alfas.

Esa tarde, después de la marcha, Richard corrió a casa, su corazón latiendo con fuerza en el pecho. Escribió una carta, donde derramó todo lo que sentía. Palabras llenas de admiración, amor y promesas de un futuro juntos. "Este es el momento", se dijo a sí mismo, finalmente decidido a actuar después de tanto tiempo admirándolo en silencio.

Llevaba la carta en sus manos cuando fue a buscar a Louis después de la escuela, con la esperanza de encontrarlo solo. Caminó por los pasillos, nervioso pero emocionado. Y entonces, lo vio.

Richard se detuvo en seco, su corazón se encogió en su pecho cuando la imagen frente a él se volvió imposible de ignorar. Louis estaba allí, contra la pared, besando a alguien. Pero no era un omega. No era un beta. Era Harry Styles, un alfa. El alfa más popular de la escuela. El mismo Harry con el que todos sabían que Louis tenía una relación cercana.

Ver a Louis, su Louis, besándose con un alfa fue como si el mundo entero se derrumbara a su alrededor. La carta que había escrito con tanto cuidado, llena de amor y esperanza, cayó de sus manos sin que él lo notara. El papel arrugado quedó en el suelo mientras Richard, inmóvil, miraba cómo Louis sonreía en medio del beso, completamente ajeno a la devastación que había causado.

Richard se dio la vuelta rápidamente, sintiendo que su pecho se partía en mil pedazos. El aire le faltaba, y los ojos se le llenaron de lágrimas mientras intentaba salir de la escuela sin que nadie lo viera. "Nunca habrá un nosotros," pensó, con el corazón roto. "Louis ya ha elegido. Y ha elegido a un alfa."

Desde ese día, Richard se prometió que nunca volvería a pensar en esa posibilidad, en ese sueño. Pero la verdad era que nunca pudo olvidarlo. Nunca pudo borrar de su mente el rostro de Louis, la idea de que en un mundo diferente, tal vez podrían haber sido felices juntos.

Con el tiempo, Richard había aceptado su destino. O al menos eso intentaba decirse a sí mismo. Pero cuando volvió a encontrarse con Louis años después, todo volvió a la superficie, como si el tiempo no hubiera pasado. Verlo casado con Harry había sido un golpe más, pero lo soportó, sabiendo que si se acercaba lo suficiente, tal vez podría encontrar una manera de estar en su vida de nuevo.

Y lo había hecho. A su manera, había encontrado una forma de entrar en su mundo, de estar cerca de Louis. Incluso si eso significaba estar con Harry. Porque, en su mente, esa era solo una etapa más. Un paso hacia su verdadero objetivo: Louis.

Había esperado años por esta oportunidad. No iba a dejar que un nuevo alfa, o cualquier otro obstáculo, se interpusiera en su camino. "Louis será mío," se repetía Richard mientras su mente volvía al presente, su mirada oscurecida por la obsesión y el deseo de un futuro que aún creía posible.

Con un suspiro pesado, Richard se levantó de la cama y caminó hacia la ventana. Afuera, la noche se cernía sobre la ciudad, pero en su interior, una tormenta más poderosa se desataba.

"No importa cuántos años pasen. No importa cuántos alfas intenten interponerse." Richard se prometió, mientras una sonrisa amarga se dibujaba en su rostro. "Louis Tomlinson será mío. Y haré lo que sea necesario para que lo entienda."

>Fanytz

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