Capítulo 2

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El sol se colaba tímidamente a través de las cortinas de la habitación de Louis, despertándolo antes de que el sonido del reloj lo hiciera. Abrió los ojos lentamente, sintiendo ese familiar peso en su pecho que lo acompañaba cada vez que Jamie no estaba con él. Se levantó, se sirvió una taza de café, y encendió la computadora de nuevo, pero las palabras no llegaban. Todo lo que podía pensar era en lo mucho que extrañaba a su hijo y, sin quererlo, en Richard.

A lo largo del último año, Richard había sido una figura difusa en su vida. Siempre presente en el fondo, en las conversaciones triviales sobre cómo había pasado el fin de semana Jamie, o en esas breves visitas cuando Harry iba a dejar o recoger al niño. Al principio, Louis había intentado no prestarle atención, esforzándose por ser civilizado. Harry parecía feliz, y Louis, a pesar de todo, quería que su ex esposo fuera feliz. Pero últimamente, algo sobre la presencia de Richard había empezado a roer en su mente.

El teléfono de Louis vibró sobre la mesa, sacándolo de sus pensamientos. Un mensaje de Harry.

Harry: Voy a pasar por la casa más tarde. ¿Estás?

Louis: Claro. ¿A qué hora?

Harry: Sobre las cuatro. Solo quería hablar sobre algunos detalles de la próxima semana con Jamie.

Louis: Nos vemos entonces.

Louis dejó el teléfono y suspiró. Las visitas de Harry siempre venían acompañadas de una extraña mezcla de emociones. Por un lado, le gustaba ver a su ex esposo, esa familiaridad que nunca terminaba de desaparecer entre ellos. Pero por otro, siempre estaba la tensión, la constante sensación de que había algo entre ellos que nunca se había resuelto del todo.

...

A las cuatro en punto, el timbre sonó, y Louis abrió la puerta para encontrar a Harry con una sonrisa ligera y una bolsa de papel en la mano.

—Te traje café —dijo Harry, alzando la bolsa en señal de saludo.

—Gracias —respondió Louis, devolviéndole la sonrisa mientras lo dejaba entrar.

Se sentaron en la pequeña cocina de Louis, charlando sobre cosas sin importancia mientras el aroma a café llenaba el aire. Después de unos minutos, la conversación inevitablemente se desvió hacia Jamie.

—Estaba pensando que podríamos llevarlo al parque la próxima semana —dijo Harry, mirándolo con una expresión tranquila, casi casual—. Ya sabes, como antes. Solo los tres.

Louis lo miró, su corazón acelerándose brevemente. "Como antes." Harry había soltado esa frase sin pensar, pero para Louis tenía un peso extra. Antes de que las cosas se rompieran, antes de que el trabajo de Harry lo absorbiera al punto de dejarlos a él y a Jamie en segundo plano.

—¿Solo los tres? —preguntó Louis, tratando de ocultar su sorpresa.

Harry asintió, tomando un sorbo de su café. —Sí, creo que sería bueno para Jamie. Ha estado preguntando mucho sobre cuando íbamos al parque juntos.

Louis suspiró. Sabía que Jamie todavía tenía esos recuerdos felices de los momentos en los que su familia estaba unida. Y aunque a veces era doloroso, no podía negar que el niño se merecía esos momentos.

—De acuerdo —respondió finalmente—. Sería bueno para él.

Harry sonrió, y por un segundo, Louis pudo ver esa chispa en los ojos de su ex esposo, la misma que solía iluminar sus días más felices. Pero justo cuando el ambiente se relajaba, un nuevo timbre rompió la calma.

Richard entró poco después, con una sonrisa suave en los labios. Llevaba una chaqueta de cuero ligera, similar a la que Louis había visto alguna vez en su propio armario. Sin embargo, la forma en que lo saludó, educado pero casual, fue casi normal. Casi.

—Hola, Louis —dijo Richard, dejando una mano en el hombro de Harry, sin mostrar ninguna señal de incomodidad—. No quería interrumpir.

—No hay problema —respondió Louis, forzando una sonrisa. Siempre mantenía la cortesía, aunque algo en su interior se tensaba.

Richard se acomodó junto a Harry, como si fuera lo más natural del mundo. Durante los siguientes minutos, mientras la conversación seguía girando en torno a Jamie y la logística de la semana, Richard parecía completamente en su papel. Era amable, atento, y cuando hablaba, lo hacía con ese tono que había perfeccionado a lo largo de los meses. Si Louis no supiera mejor, pensaría que Richard solo estaba intentando integrarse en sus vidas, ser parte de esa nueva dinámica.

Pero, aunque no podía señalarlo con exactitud, había algo más en él. Cada palabra, cada gesto, parecía demasiado calculado. Cuando Richard mencionó de manera casual cómo habían llevado a Jamie al parque el día anterior, sus ojos se desviaron brevemente hacia Louis, como si estuviera midiendo su reacción. Era sutil, casi imperceptible, pero Louis lo notó.

Sin embargo, nada en la actitud de Richard era abiertamente sospechoso. No había una sola palabra o acción que pudiera considerarse inapropiada, y eso era lo que más desconcertaba a Louis. Todo era normal, correcto. Pero esa sensación, ese presentimiento persistente de que Richard intentaba demasiado encajar en algo que no le pertenecía, lo seguía atormentando.

Al final de la visita, Harry y Richard se levantaron para irse. Richard se despidió de Louis con una sonrisa cordial y un ligero apretón de manos. Si Louis hubiera compartido su preocupación con alguien más, probablemente habría sido tachado de paranoico. Pero no podía ignorar lo que sentía en su interior.

—Nos vemos la próxima semana entonces —dijo Harry antes de salir—. Y haremos lo del parque.

Louis asintió, observándolos mientras se alejaban. Apenas se cerró la puerta, dejó escapar un suspiro profundo. Estaba volviendo a imaginar cosas, ¿verdad? Richard no estaba haciendo nada raro. Solo estaba siendo amable, tratando de ser parte de la vida de Harry y Jamie. Y, sin embargo, Louis no podía sacudirse esa sensación de que algo estaba a punto de cambiar.

>Fanytz

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