Paso 2: ¡A Ganarse a los Mandamases!
Ya tienes un trabajo estable y una casa que no se cae a pedazos con la primera brisa; lo siguiente en la lista es posicionarte como alguien indispensable en la ciudad. Después de todo, tus conocimientos avanzados de otro mundo pueden ser justo lo que esta urbe medieval necesita para prosperar. Pero para realmente hacer que tus ideas florezcan (y quizás de paso conseguir ciertos privilegios), es fundamental acercarte a quienes mueven los hilos: el gobernador, el conde, o ese alcalde que se las da de gran estratega.
La clave aquí es sencilla, aunque no menos desafiante: necesitas ganarte su favor y demostrarles que tenerte cerca les conviene. Empieza por buscar oportunidades de interacción casual: reuniones en la plaza, celebraciones locales o, mejor aún, súmate a eventos donde tengas la oportunidad de mostrar tus habilidades. ¿Tienes ideas sobre cómo mejorar las rutas comerciales? ¿Estrategias para maximizar las cosechas? ¿O un método revolucionario para que el bardo toque algo que no sea la misma canción medieval de siempre? Menciónalo sutilmente, y con un toque de encanto.
Hazte conocer en el círculo de poder con humildad pero con firmeza, y cuando el gobernador o conde vea la prosperidad que generas en su ciudad, no solo te tendrán en alta estima, sino que también empezarán a abrirte las puertas de la influencia... y, con suerte, ¡del tesoro municipal! Porque no hay nada más imperial que un amigo en los altos mandos.
Cómo Encontrar el Palacete del Gobernador
El palacete del gobernador es el lugar donde los nobles se reúnen, las decisiones importantes se toman (o se ignoran), y donde la palabra "etiqueta" se interpreta de maneras muy variadas. Para localizarlo, primero debes empezar con algo de investigación estratégica. En general, este tipo de residencias se encuentran en las zonas más elevadas o protegidas de la ciudad, así que sigue las calles pavimentadas, busca los balcones adornados y presta atención a las murallas extra que pueden rodear la mansión. Pero si eso falla, siempre puedes preguntar al posadero o a ese veterano de guerra que pasa horas en la taberna local. Menciona que tienes "asuntos importantes" con el gobernador, y te señalarán con gusto la dirección correcta... o tal vez no.
El típico palacete del gobernador suele ser una verdadera joya de la ostentación, un monumento al buen gusto (o a los caprichos de alguien con mucho poder y poco control sobre el presupuesto). La mansión se alza majestuosa, rodeada de amplios jardines donde los arbustos están tan meticulosamente podados que casi parecen posar. Un laberinto de setos serpentea hacia el lado izquierdo, perfecto para ir si quieres meditar, o para perderte con alguna moza... En el centro del patio principal está la típica fuente adornada con estatuas de dudoso estilo mitológico, mientras que en el estanque, los peces de colores chapotean como si supieran que solo ellos son realmente dueños del lugar.
PERSSONAJES TÍPICOS:
El Conde Excéntrico:
Este noble es conocido por sus modales un tanto peculiares y su risa contagiosa. Siempre está organizando banquetes extravagantes, en los que a menudo olvida la comida y se enfoca en el entretenimiento. Desde espectáculos de magia hasta concursos de baile en los que se pide a los participantes que se vistan con disfraces ridículos, el conde es un maestro en hacer que la vida en su palacio sea cualquier cosa menos aburrida. Si tienes la suerte de llamarlo amigo, podrías conseguir acceso a fiestas inolvidables... o a una velada llena de sorpresas. Y lo mejor de todo: si logras ganarte su favor, tendrás la oportunidad de influir en los asuntos de la ciudad, como si fueras un peón en un juego de ajedrez, ¡pero con mucho más glamour y menos riesgo de ser aplastado!
La Esposa del Conde:
Esta mujer atractiva es la contracara perfecta del conde. Con grandes curvas que se realzan en sus elegantes vestidos, irradia una sofisticación que contrasta con la locura que a menudo rodea a su esposo. Su astucia es casi tan grande como su escote, y no pierde ninguna oportunidad para serle infiel al conde, aprovechando cada banquete y evento social para buscar aventuras fuera del matrimonio. Aunque a menudo se muestra desinteresada ante las travesuras del conde, sus ojos brillan con una inteligencia mordaz y una determinación inquebrantable. Si decides acercarte a ella, ten cuidado: puede que su mirada coqueta te atrape, pero no subestimes su capacidad para jugar al gato y al ratón.
La Hija del Conde:
Con una belleza deslumbrante y vestidos tan transparentes que podrían hacer sonrojar a una sirena, la hija del conde es la verdadera joya del palacio. Su carácter rebelde es evidente en cada paso que da, y es famosa por romper las reglas que su padre ha establecido para protegerla. Sueña con perder la virginidad y experimentar el amor apasionado, pero sus intentos siempre se ven frustrados por la vigilancia de su padre. Si logras ganarte su atención, podrías convertirte en el objeto de sus deseos... o en la causa de muchos problemas, ya que su espíritu indomable atrae tanto a héroes como a villanos.
El Mayordomo:
Este mayordomo es la personificación de la palabra "eficiencia", pero con un toque de extravagancia que lo hace inolvidable. Siempre vestido con su impecable chaqueta de etiqueta y su pajarita que parece tener vida propia, tiene una habilidad asombrosa para aparecer de la nada en el momento más inesperado, como si tuviera un sensor para el caos. Su voz, suave como la seda, a menudo se mezcla con una pizca de sarcasmo. Cuando no está ocupándose de que todo en el palacio funcione como un reloj suizo, lo puedes encontrar dando consejos sobre cómo escabullirte de la esposa del conde. Si tienes suerte, podrías obtener de él algunos trucos del oficio... o quizás un comentario mordaz que te hará reír mientras tratas de no enojar a la señora del palacio. ¡Ah, el arte de la servidumbre!
El Jardinero Musuloso:
Entre las flores y arbustos del palacio, se encuentra el jardinero musuloso, un hombre de rasgos serenos y manos expertas que conoce cada planta del lugar como la palma de su mano. Aunque siempre parece estar sumido en sus tareas, hay un brillo travieso en sus ojos que sugiere que es el guardián de más de un secreto. A menudo se le escucha susurrando a las flores, y se dice que tiene una conexión especial con la naturaleza que le permite saber más sobre lo que sucede en el palacio de lo que podría parecer. Si logras entablar conversación con él, podrías descubrir información que ni siquiera los guardias despistados han podido captar.
Los Guardias Despistados:
No se puede olvidar a los guardias del palacio, que, aunque son fuertes y bien entrenados, tienen una curiosa habilidad para distraerse con cualquier cosa que pase volando: desde aves cantoras hasta el brillo de sus propias armaduras. Son tan majos que podrías pensar que están ahí más para ofrecerte una sonrisa que para proteger el palacio. Con sus charlas sobre las últimas novedades de la vida en la corte y sus torpes intentos de ser intimidantes, no te costará mucho colarte en el palacete. Solo asegúrate de esperar el momento justo: un poco de risa y un par de historias graciosas sobre el conde podrían hacer que te dejen pasar como si fueras un viejo amigo. Después de todo, entre la risa y la distracción, a nadie le importa si estás ahí para hacer un negocio o para ver a la hija del conde.
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Guía de Supervivencia para Invocados
FantasiaBienvenido a esta Guía para Sobrevivir en Caso de ser Invocado a Otro Mundo, un compendio de sabiduría útil (y no tan útil) para aquellos que han tenido la suerte, o mejor dicho, la desdicha, de convertirse en el héroe involuntario de algún lugar ll...