Parte 14- Perdón

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Los días siguientes se volvieron un torbellino de emociones, ya que la presión de la prueba final aumentaba. Kaworu, aunque sereno y siempre optimista, también sintió la carga de lo que estaba por venir. Sabía que el mundo estaba a punto de cambiar de maneras que ni siquiera podían imaginar.

Una noche, mientras estaban juntos en el departamento de Kaworu, la tensión era palpable. Las luces estaban apagadas, y la luna iluminaba la habitación con un resplandor suave y plateado.

—¿Sabes? A veces siento que el futuro es incierto —dijo Kaworu, rompiendo el silencio. —No sé qué pasará con nosotros, con todo. Pero no quiero que eso nos separe.

Shinji lo miró, sintiendo que las palabras de Kaworu resonaban en su corazón.

—Tampoco quiero que nos separemos —admitió. —Pero a veces siento que las cosas están fuera de nuestro control.

Kaworu se acercó, acariciando suavemente la mejilla de Shinji.

—Lo sé. Pero lo que podemos controlar es cómo enfrentamos esos momentos. Estemos juntos, sin importar lo que suceda.

El contacto de su mano hizo que Shinji sintiera una oleada de calor recorrer su cuerpo. Era un recordatorio tangible de su conexión. Sin embargo, la incertidumbre seguía siendo un peso en el aire.

En medio de esta atmósfera, los pensamientos de Shinji volvieron a centrarse en Asuka y su propia lucha. Se dio cuenta de que, aunque había encontrado consuelo en Kaworu, aún no había confrontado sus propios miedos y traumas.

—A veces me pregunto si estoy siendo egoísta —dijo Shinji, rompiendo el silencio nuevamente. —Como si mi felicidad viniera a expensas de otros.

Kaworu lo miró, sus ojos llenos de comprensión.

—No es egoísmo querer ser feliz, Shinji. Todos tenemos derecho a buscar lo que nos hace sentir completos. Asuka necesita encontrar su camino, al igual que tú.

En ese momento, Shinji sintió una mezcla de gratitud y tristeza. Se dio cuenta de que, a pesar de la conexión que compartían, había una sombra de angustia que los rodeaba. Necesitaba enfrentar su dolor y el de Asuka para poder avanzar.

—Tienes razón —dijo finalmente, sintiéndose más decidido. —No puedo seguir escondiéndome de lo que siento. Debo enfrentar esto.

Kaworu sonrió, una expresión de apoyo en su rostro.

—Y estaré aquí contigo, Shinji. No tienes que hacerlo solo.

La promesa de Kaworu resonó en su corazón, y aunque la incertidumbre seguía presente, había un rayo de esperanza en su interior. Mientras se acercaban al día de la evaluación, la necesidad de enfrentar sus demonios se hacía más apremiante.

Finalmente, la noche antes de la evaluación final llegó. Shinji no podía dormir, su mente inquieta llena de pensamientos sobre Asuka y lo que sucedería en el futuro. En un momento de desesperación, decidió salir a caminar, buscando claridad en la oscuridad.

Mientras paseaba, sus pasos lo llevaron cerca del hospital donde Asuka estaba internada. La memoria de la noticia que había recibido sobre ella lo golpeó con fuerza. Sabía que tenía que hacer algo, que tenía que enfrentar sus propios miedos y dudas.

En su mente, la imagen de Asuka yacía en la bañera, y la culpa lo asfixiaba. Se detuvo frente al hospital, sus emociones a flor de piel. La ansiedad y la tristeza lo abrumaron.

—¡Asuka! —gritó en silencio, deseando que su voz pudiera atravesar las paredes del edificio.

En ese momento, un rayo de claridad lo atravesó. Sabía que no podía permitir que sus propios temores lo consumieran. Debía encontrar la fuerza para confrontar lo que había estado evadiendo.

Justo entonces, su teléfono vibró en su bolsillo. Era un mensaje de Kaworu.

—¿Dónde estás? Estoy preocupado por ti.

Las palabras de Kaworu fueron como un ancla en medio de la tormenta que azotaba su corazón. Shinji sintió una mezcla de alivio y gratitud.

—Estoy bien —respondió rápidamente, pero no era cierto. —Solo necesito un momento para pensar.

—¿Puedo unirme a ti? —preguntó Kaworu.

Shinji dudó, pero finalmente decidió que no podía enfrentar esto solo.

—Sí, por favor.

Poco después, Kaworu apareció en la esquina de la calle. Su presencia iluminó la noche oscura.

—¿Estás bien? —preguntó Kaworu, sus ojos llenos de preocupación.

Shinji se encogió de hombros, sintiendo que las palabras se atoraban en su garganta.

—No estoy seguro. Todo es confuso y complicado.

Kaworu se acercó, tomando la mano de Shinji entre las suyas.

—A veces, lo mejor que podemos hacer es ser honestos con nosotros mismos.

Las palabras resonaron en la mente de Shinji. Con un profundo suspiro, se armó de valor y compartió lo que había estado sintiendo, el dolor por Asuka, la culpa que lo consumía, y la confusión que lo mantenía despierto por las noches.

Mientras hablaba, sintió que la presión en su pecho comenzaba a liberar. Cada palabra se sentía como un ladrillo que caía, permitiendo que la luz entrara. Kaworu lo escuchó con atención, nunca interrumpiendo, simplemente sosteniendo su mano con ternura.

Finalmente, después de desahogarse, Shinji se sintió un poco más ligero, como si una parte de su carga hubiera sido compartida.

—Gracias por estar aquí —dijo Shinji, mirando a Kaworu a los ojos.

—Siempre estaré aquí —respondió Kaworu con una sonrisa, la sinceridad brillando en su mirada.

Ambos permanecieron en silencio, conectados no solo por sus palabras, sino por un entendimiento profundo que se había forjado entre ellos. En ese momento, Shinji supo que estaba listo para enfrentar lo que viniera.

El día de la evaluación final llegó, y aunque el futuro seguía siendo incierto, tenía a Kaworu a su lado. La promesa de su apoyo le daba la fuerza que necesitaba para enfrentar cualquier desafío. A medida que se preparaban para el siguiente capítulo de sus vidas, sabían que juntos podrían enfrentar lo que el destino les tenía reservado.

4o mini

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