Parte 6-¿Por qué?

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Mientras Shinji se mantenía abrazado a Kaworu, una calma inexplicable lo envolvió. Sentía cómo la calidez del cuerpo de Kaworu lo reconfortaba, como si todas sus inseguridades y miedos se desvanecieran por un instante. Sin embargo, el eco de sus pensamientos seguía resonando en su mente: la confusión, la culpa y la lucha interna entre lo que quería y lo que creía que merecía.

Kaworu, sintiendo la tensión en el cuerpo de Shinji, lo apartó suavemente para mirarlo a los ojos. La seriedad en la mirada de Kaworu lo hizo sentir vulnerable nuevamente, como si cada pensamiento oculto estuviera expuesto ante él.

—Shinji, sé que esto es nuevo y puede ser aterrador —dijo Kaworu con voz suave—. Pero quiero que sepas que estoy aquí, pase lo que pase.

Shinji tragó saliva, sintiéndose impotente ante el torrente de emociones que lo abrumaba. Las palabras de Kaworu eran un bálsamo, pero al mismo tiempo, generaban un conflicto interno. La idea de ser querido, de abrirse a alguien, era algo que había temido durante tanto tiempo.

—No sé cómo hacerlo —murmuró Shinji, sintiéndose aún más expuesto—. Siempre he estado solo. Nunca he sabido cómo dejar que alguien entre en mi vida.

Kaworu asintió lentamente, comprendiendo la lucha de Shinji.

—No tienes que hacerlo todo de una vez —dijo, acariciando suavemente la mejilla de Shinji—. Solo da un pequeño paso. Te prometo que estaré a tu lado.

Mientras la mano de Kaworu lo tocaba, Shinji sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Había algo profundamente humano en ese gesto, algo que lo hizo querer aferrarse a ese momento.

—¿Y si me haces daño? —preguntó Shinji, sintiendo que su voz temblaba al articular aquellas palabras.

Kaworu lo miró con seriedad, como si las palabras de Shinji fueran un reflejo de sus propias inseguridades.

—No tengo intención de hacerte daño. Lo que siento por ti es diferente. Es... —Kaworu vaciló, buscando las palabras adecuadas—. Es un deseo de comprenderte, de apoyarte, de compartir.

Shinji sintió que sus defensas empezaban a desmoronarse, pero el miedo seguía ahí, presente y opresivo.

—No sé si puedo confiar en ti —confesó, sintiendo que las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos.

Kaworu lo miró con una mezcla de comprensión y tristeza.

—Entiendo. La confianza es algo que se construye con el tiempo. Pero quiero que sepas que no estás solo. Estoy aquí para ti, y siempre lo estaré.

Las palabras de Kaworu resonaron en el corazón de Shinji, pero la lucha interna continuaba. Se preguntó si realmente podría abrirse a Kaworu, si era capaz de dejar que alguien lo viera de verdad.

—Lo intentaré —dijo, sintiéndose vulnerable, pero al mismo tiempo, aliviado por haber expresado su deseo de cambiar.

Kaworu sonrió con ternura, como si la simple intención de Shinji de intentarlo fuera un gran paso.

—Eso es todo lo que pido —respondió, inclinándose hacia Shinji para darle un suave beso en la frente.

Shinji sintió que su corazón se aceleraba y una mezcla de emociones lo abrumó nuevamente. La calidez de Kaworu lo envolvía, pero al mismo tiempo, la presión de sus miedos y dudas lo seguía persiguiendo.

El ambiente en la habitación se tornó más denso. Kaworu notó que la mente de Shinji seguía inquieta, y decidió cambiar de tema.

—¿Te gustaría escuchar música? —sugirió, tratando de desviar la tensión del momento.

Shinji asintió, agradecido por la distracción. Kaworu fue a la pequeña estantería que tenía en su habitación y comenzó a poner música suave. La melodía llenó el espacio, creando una atmósfera relajante.

Mientras la música sonaba, Shinji se sentó en el borde de la cama, observando a Kaworu con curiosidad. Había algo en él que lo atraía y lo repelía al mismo tiempo.

—¿Por qué me elegiste? —preguntó Shinji de repente, sintiendo que era hora de enfrentar esa inquietud que lo había estado atormentando.

Kaworu se volvió hacia él, sorprendiendo a Shinji con la intensidad de su mirada.

—Porque veo algo en ti que es hermoso, aunque no lo reconozcas —respondió, su voz firme—. Eres fuerte, Shinji. Tu lucha, tu deseo de encontrar tu lugar en el mundo... eso es algo que admiro.

Shinji sintió que su pecho se llenaba de una mezcla de tristeza y alegría. La idea de ser visto de esa manera era nueva para él, y al mismo tiempo, parecía aterradora.

—No soy fuerte —dijo, sintiendo que la verdad de sus sentimientos salía a la superficie—. Siempre me he sentido como un fracaso.

Kaworu se acercó y se sentó a su lado.

—No se trata de no caer. Se trata de levantarse cada vez que lo hacemos. Todos tienen sus luchas, y eso no te hace menos digno de amor y felicidad.

Las palabras de Kaworu resonaron en el corazón de Shinji. Por un momento, todo el peso de sus inseguridades se sintió un poco más ligero.

—¿Y tú? ¿Tienes luchas? —preguntó, sintiendo una curiosidad genuina por conocer más sobre la persona que estaba comenzando a ser su refugio.

Kaworu sonrió levemente, pero su mirada se tornó melancólica.

—Mis luchas son diferentes. A veces, siento que no pertenezco a este mundo. Pero al verte, me doy cuenta de que hay algo aquí por lo que vale la pena luchar.

Shinji se sintió conmovido por la sinceridad de Kaworu. Esa conexión entre ellos era más profunda de lo que había imaginado, y poco a poco, empezaba a entender que su sufrimiento no estaba solo en su cabeza.

La conversación se volvió más ligera a medida que compartían anécdotas sobre su vida, sobre sus sueños y anhelos. Mientras la música llenaba el espacio, la risa de Kaworu se mezclaba con la de Shinji, y por un momento, ambos se sintieron en paz.

Sin embargo, cuando la música se detuvo, el silencio se convirtió en un recordatorio de las luchas que aún estaban por delante.

—¿Qué pasa ahora? —preguntó Shinji, sintiendo que la conversación había tomado un giro más serio.

Kaworu lo miró con seriedad.

—Ahora, seguimos adelante. Juntos. Pero hay algo más que necesito que entiendas.

Shinji frunció el ceño, sintiendo que la tensión volvía a aumentar.

—¿Qué es? —preguntó, su voz un susurro.

—Quiero que confíes en mí, Shinji. A veces, los sentimientos pueden ser abrumadores, y la vida puede parecer incierta. Pero no estás solo en esto.

Shinji sintió un nudo en el estómago. Las palabras de Kaworu eran cálidas, pero había un peso en ellas.

—¿Y si no puedo? —preguntó, sintiéndose vulnerable nuevamente.

Kaworu se acercó, tomando la mano de Shinji entre las suyas.

—Lo intentaré a mi manera, y te prometo que estaré aquí para ti. Solo quiero que sepas que, pase lo que pase, mi intención es protegerte.

Las palabras de Kaworu lo llenaron de una mezcla de confianza y temor. La promesa de estar ahí para él era algo que nunca había tenido. Y aunque el futuro seguía siendo incierto, al menos ahora tenía a alguien con quien compartirlo.

Shinji respiró hondo, sintiendo que el aire lo llenaba de una nueva determinación.

—Entonces, intentemos —dijo, sintiendo que esa simple decisión podría ser el primer paso hacia algo más.

Kaworu sonrió con alegría, y por un momento, la luz en su rostro iluminó la oscuridad que había estado acechando a Shinji. Ambos sabían que el camino hacia adelante no sería fácil, pero por primera vez, la idea de enfrentarlo no lo aterraba tanto como antes.

—Sí, intentemos —respondió Kaworu, y juntos se sumergieron en la incertidumbre del futuro, listos para enfrentar todo lo que estaba por venir.

4o mini

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