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Kid se encontraba de pie en medio de una vasta y oscura nada. El suelo era un espejo negro que reflejaba el vacío del cielo, y una niebla espesa se extendía a su alrededor. En la distancia, escuchaba un eco: su nombre, pronunciado por una voz familiar.

—Kid...

Giró en todas direcciones, tratando de ubicar la fuente. Sabía quién era, pero no la veía. El corazón le latía con fuerza mientras caminaba por el extraño paisaje, cada paso resonando en el vacío.

—____, ¿dónde estás? —gritó, su voz llena de desesperación.

—Estoy aquí... —La voz sonaba cerca, pero al mismo tiempo inalcanzable.

De repente, apareció ante él, a unos metros de distancia, su figura difusa entre la niebla. Su rostro, sin embargo, estaba bañado por una luz tenue que acentuaba la tristeza en sus ojos.

Kid corrió hacia ella, pero cuando extendió la mano para tocarla, desapareció en la neblina.

—¡No! —gritó, cayendo de rodillas, sus manos vacías extendidas hacia el aire.

La oscuridad a su alrededor comenzó a cerrarse, aplastándolo con su peso. Las palabras de ella resonaban en su mente, atormentándolo. La voz de ____, cargada de dolor, repetía:

—No puedes salvarme...

Kid despertó de golpe, jadeando. Estaba empapado en sudor, sus manos temblando mientras intentaba sacarse la pesadilla de la mente. Se levantó rápidamente de la cama, sintiendo el peso de su ansiedad presionando su pecho, y caminó hacia el enorme ventanal de su habitación, observando la tranquila ciudad de Death City bajo la luz de la luna.

—No puedo seguir así —murmuró para sí mismo.

Sabía que tenía que hacer algo. No solo estaba perdiendo a ____, sino también a sí mismo en el proceso.

Más tarde, esa misma mañana, Kid caminó por los pasillos de Shibusen. El cansancio era evidente en su rostro, pero la disciplina que le inculcó su padre lo mantenía funcionando. Decidió ir a la sala donde solía reunirse con Shinigami-sama, su padre, con la esperanza de encontrar algún consejo o, al menos, un momento de claridad.

El rostro familiar y caricaturesco de Shinigami-sama apareció frente a él cuando entró en la sala. Su presencia siempre tenía un efecto calmante, pero esta vez, Kid apenas lo sintió.

—Hola, Kiddo. ¡Qué sorpresa verte por aquí tan temprano! —dijo Shinigami-sama con su habitual energía—. ¿Cómo te va? ¿Ya encontraste alguna pista sobre ____?

Kid bajó la mirada. Sabía que Shinigami-sama estaba preocupado por él, pero había evitado hablar de ello. Sin embargo, después de tantas noches de pesadillas y de constantes fracasos, sentía que ya no podía ocultarlo más.

—No... nada. He buscado en todas partes. Es como si hubiera desaparecido completamente de este mundo.

Shinigami-sama guardó silencio por un momento, un silencio poco común en él. Aunque siempre bromeaba y mantenía una actitud alegre, sabía cuándo era necesario ponerse serio, especialmente cuando se trataba de su hijo.

—Sé que te preocupa —dijo finalmente—. Es natural. Pero no puedes destruirte en el proceso, Kid. No es lo que ella querría.

Kid apretó los puños. —Lo sé, pero no puedo evitarlo. Cada vez que cierro los ojos, la veo. Sueño con ella... y me siento impotente.

Shinigami-sama inclinó su cabeza, mostrando una seriedad que pocas veces dejaba ver. —Entiendo tu dolor, Kid. Pero recuerda que no estás solo. Tienes amigos, personas que están listas para ayudarte, pero tienes que dejar que lo hagan.

Kid sabía que su padre tenía razón, pero era difícil aceptar la ayuda de otros cuando sentía que había fallado. El peso de la responsabilidad lo aplastaba, y aunque Shinigami-sama trataba de alivianar esa carga, Kid aún no podía soltarla.

—No sé si podré soportarlo si no la encuentro —murmuró Kid, mirando al suelo.

Shinigami-sama se acercó a él, su voz más suave que de costumbre. —Eres más fuerte de lo que crees, Kid. Y recuerda, incluso en la oscuridad más profunda, siempre hay una manera de encontrar la luz. No pierdas la esperanza.

Kid asintió, pero las palabras de su padre se sentían lejanas, como si solo fueran un eco en su mente atormentada. Sabía que no podía rendirse, pero cada día que pasaba sin ____, sentía que el abismo entre ellos se hacía más grande.

Simetría [Death The Kid]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora