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La luz suave del amanecer se filtraba a través de las cortinas de la habitación del hospital. Todo estaba en calma, excepto el corazón de Kid, que latía con fuerza mientras observaba a ____ descansar. Había pasado días sin apenas dormir, aferrándose a la silla junto a su cama, esperando pacientemente a que despertara. No la dejaría sola, no después de todo lo que habían vivido.

De repente, un suspiro suave rompió el silencio. ____ abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras se ajustaba a la luz. Al ver a Kid a su lado, sus labios formaron una débil pero sincera sonrisa.

—¿Kid...? —murmuró con la voz ronca, apenas un susurro, pero lo suficientemente claro para que él lo escuchara.

Kid se inclinó hacia ella, sus ojos llenos de alivio y amor. —Estás despierta... —dijo, su voz quebrada por la emoción contenida. Le tomó la mano, entrelazando sus dedos como si temiera perderla de nuevo.

—Lo lograste... me encontraste —dijo ella, su mirada llena de ternura.

—Nunca dejaría de buscarte —respondió Kid con suavidad. Luego, después de unos momentos de silencio, se aclaró la garganta, nervioso por lo que iba a decir. Sabía que este era el momento.

—____, te he estado esperando, y sé que todavía estás recuperándote, pero... —Kid sacó una pequeña caja de su bolsillo, y sus manos temblaron ligeramente mientras la abría, revelando dos anillos de plata simples, pero hermosos. —No quiero esperar más para decirte lo que realmente siento.

Los ojos de ____ se llenaron de asombro y emoción al ver los anillos. No eran anillos de boda, pero el significado era claro.

—Estos son anillos de promesa —dijo Kid, su voz baja pero firme. —No son para una boda, no todavía, pero son para algo igual de importante. No quiero esperar años para decirte que eres la mujer de mi vida. La única que quiero amar durante toda mi existencia. Eres la persona por la que escribiría mil cartas, mil promesas, y cumpliría cada una. Porque sé, sin ninguna duda, que eres tú... siempre has sido tú.

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de ____, y Kid se inclinó más cerca, colocando uno de los anillos en su dedo con delicadeza. —Este anillo es una promesa de que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase. Te prometo que nunca más te dejaré ir, que siempre lucharé por nosotros, por nuestro futuro.

Kid la miró con una mezcla de vulnerabilidad y seguridad, como si sus palabras fueran la declaración más sincera de su vida. —No puedo imaginar mi vida sin ti, ____... Eres mi equilibrio, mi otra mitad. Y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. No quiero esperar más para empezar ese camino juntos.

____, con lágrimas en los ojos, tomó el otro anillo y lo deslizó en el dedo de Kid. —Yo también te amo, Kid... siempre lo he hecho. Y acepto esta promesa con todo mi corazón.

Kid se inclinó hacia ella y, con una ternura infinita, selló sus palabras con un beso suave pero profundo. En ese momento, todo el dolor, la incertidumbre y el sufrimiento que ambos habían pasado se desvaneció. Ahora solo quedaba el futuro que construirían juntos, un futuro lleno de amor, promesas y sueños compartidos.

El beso fue largo y dulce, un recordatorio de que, a pesar de todo, el amor que los unía siempre había sido más fuerte que cualquier obstáculo. Y ahora, con esos anillos brillando en sus dedos, sabían que ese amor los guiaría por siempre.

FIN



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Estare publicando extras de la historia, si tienen alguna petición especial avisenme de todos modos.

Simetría [Death The Kid]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora