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DIMITRI

Desde lo alto alguien cayó pesadamente entre los árboles. Dimitri Volkov, comandante de Rusia, su paracaídas desgarrado por una explosión en el aire, dejándolo a merced de los vientos. Su aterrizaje fue duro, su cuerpo rodando por el terreno accidentado hasta detenerse en un claro del bosque, no muy lejos de las líneas enemigas. Herido y desorientado, trató de ponerse en pie, pero las piernas le fallaron. Apenas pudo sentir el frío metal de las armas apuntando a su cabeza antes de perder la conciencia.

Cuando volvió en sí, lo primero que sintió fueron las cuerdas ásperas alrededor de sus muñecas y tobillos, apretadas con precisión. Levantó la cabeza y lo primero que vio fueron los ojos fríos y verdes de una mujer morena. Miro su placa y en ella estaba  un nombre incrustado. Ámbar Dupont, la comandante francesa, rodeada por sus soldados. Sus palabras llegaron claras, en un francés que él apenas entendía, pero cuyo tono no necesitaba traducción

—“Qui est cet homme? Pourquoi l’avez-vous amené ici?”
(¿Quién este hombre?¿Por qué lo han traído aquí? )

—“Il est tombé du ciel, commandant. Nous l’avons trouvé près de nos lignes.”— Dice fuerte uno de sus soldados

( Cayo del cielo comandante. Lo encontramos cerca de nuestras líneas.)

Ámbar lo examinó de pies a cabeza, con una ceja levantada, y una chispa de ironía en su voz.

—“Un espion russe, peut-être? Ou un soldat en fuite?”—

(¿Un espía ruso, tal vez?¿O un soldado fugitivo?)

Dio un paso hacia él, inclinándose lo suficiente para que sus rostros estuvieran a pocos centímetros. Dimitri la miró en silencio, sin  intención de responder.

—“Vous pensiez vraiment que vous pourriez échapper à la guerre en vous cachant ici?”—Aun tenía una sonrisa burlona en su rostro .

(¿Realmente pensaste que podrías escapar de la guerra escondiendo te aquí? )

Dimitri frunció el ceño, su desagrado evidente. Sin embargo mantuvo cerrada su boca hasta que ya no pudo resistir más. Murmuró algo en ruso, las palabras resonando con sarcasmo y canción.
—“Пошла на хуй.”

( ¡Vete al infierno!)

Ella no entendió del todo lo que dijo, pero el tono y la expresión de su rostro fueron suficientes . Sus ojos se llenaron de furia y, antes de que Dimitri pudiera reaccionar, ella le golpeó la cabeza con fuerza en la cara con la culata de su pistola.

—¡Llévenselo al búnker! — Ordenó a sus soldados mientras Dimitri caía al suelo con la mejilla ardiendo por el impacto.

Los soldados obedecieron rápidamente, arrastrando el cuerpo de Dimitri hacia el búnker de titanio escondido bajo tierra, un refugio impenetrable que Ámbar usaba como su base. Allí entre paredes de metal frío, Dimitri se daría cuenta que no solo estaba atrapado por las cuerdas que lo ataban, sino también por la guerra personal de Ámbar  Dupont.

****
Al despertar Dimitri sintió un dolor punzante que venía de su mejilla izquierda y solo un quejido.

Donde rayos estoy....

Pensó.

Su cabeza daba vueltas y sus muñecas ya ardían por las cuerdas. Noto que eran cuerdas para escalar montañas, son muy difíciles de cortar.

Miro a su alrededor con dificultad, su vista estaba borrosa y se sentía muy cansado. Seguro que mientras estaba inconsciente la comandante pidió que le inyectaron algo, para que se le fuese difícil escapar y resistir.

Estaba en un cuarto con paredes de titanio y una ventana de vidrio. Pudo ver qué del otro lado habían personas y lo veían con detenimiento.  Él intento analizar lo que decían, pero se sentía tan cansado que hasta respirar se le hacía difícil.

De pronto una puerta se abrió y una mujer se hizo presente. Era Ámbar. Rápidamente Dimitri la analizo.

Era alta de 1.70 máximo, morena, tenía el cabello rizado atado, caminaba moviendo las caderas, de manera imponente, mostrando control y poder, tenía la barbilla en alto y sus ojos verdes se veían sombríos.

Sacudió la cabeza intentando concentrarse mejor y al volver a fijar la mirada en frente se encontró con los ojos verdes ámbar de la comandante.

Seguro por eso se llama así. Sus ojos son de color ámbar. Son escalofriantes.

Ella lo miraba fría y distante, mientras que él seguía analizando la. Su oreja izquierda llevaba docenas de aretes en aros y un piercing. Su cuello también estaba adornado por 5 collares de placas con los nombres de soldados. Sus soldados. Los llevaba en el cuello y dos de los nombre los reconocí o.
Una voz  con acento francés dulce y, ronco pero femenina lo saco de su análisis.

— Muy bien. Hagamos esto rápido, ¿Quieres?— dice sosteniendo la pistola — Te are una serie preguntas y tú me responderás, ¿Si?
Él lo pensó y decidió asentir, para luego hablar.

—Solo si tú respondes las mías.
Ella soltó una sonrisa fría, para luego acercarse lentamente.
—No estás en condiciones para negociar, ruso. — Volvió a acomodarse. — Ahora empecemos.

—No te responderé nada acerca de mi país… AAAHH
Ámbar había golpeado la pierna de este con la pistola

—Hablaras cuando te lo pida. — Acomodo su cabello y hablo—¿Cómo terminaste en nuestro territorio?

Hizo silencio y por fin hablo

—Estaba en un jet mirando que pasaba en el territorio enemigo, ósea ustedes …— Ella hizo una señal para que continuará. — Pero de la nada nuestro avión exploto y yo caí justo cerca de sus líneas, fue ahí cuando sentí un fuerte golpe en la cabeza y me encontré contigo.

—Muy bien . ¿Cómo te llamas?
—…Dimitri Volkov, comandante de Rusia..

—¿Comandante?.. ¡Ja! De todos los que pudieron haber caído, fue el comandante, creo que la suerte esta de mi lado hoy.— Él la miró disgustado — ¿Qué es lo que quiere tú país de nosotros?

—Territorio supongo. La verdad no lo sé completamente, yo solo recibo órdenes..
—¿De quién?

—Sabes que eso no te lo diré.
—Ok. Bueno, disfruta de tú nueva vida, muñeco. — Se levanta, chasquea los deseos y unos hombres corren hacia él.

—¿Qué están haciendo?— Pregunta, mientras lo esposan y uno de los hombres levanta algo para golpear lo— ¡No! ¡Espera!¡No!¡Suelte me!
Nuevamente Callo la suelo y los hombres lo arrastraron fuera del cuarto.


Pasión en el Campo de Batalla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora