14

18 3 1
                                    


ÁMBAR

Ámbar se encontraba sentada en la esquina de su pequeña habitación, con las luces tenues proyectando sombras sobre las paredes. La misión había sido agotadora, pero aún tenía preguntas que necesitaban respuestas. A su lado, Dimitri estaba sentado en una silla frente a ella, con las manos atadas. Sus ojos, aunque cansados, no mostraban signos de rendición.

-Dimitri, necesito que hables -comenzó Ámbar, fijando su mirada en él-. Necesito saber más sobre la base y sus operaciones. Hemos obtenido información importante, pero hay detalles que aún no encajan.

Dimitri la observó para luego suspirar y hablar.

-Ámbar, ya te dije lo necesario -dijo con voz calmada, pero firme-. No te diré más, así que ya déjame.

-No -negó al instante-. Necesito saber más, así que dímelo.

-Eres demasiado terca -suspiró, negando con la cabeza-. Siempre eres tan centrada e inquebrantable, pero quiero hacerte una pregunta: ¿alguna vez has pensado qué sería de ti, de mí, de nosotros, si las cosas hubieran sido diferentes?

-Dimitri, no te traje aquí para hablar de un "nosotros" que ni siquiera existe.

Dimitri se inclinó hacia adelante, sus ojos buscando los de Ámbar, pero ella apartó la mirada. Él sabía que había tocado una fibra sensible, pero también sabía que no podía forzarla a enfrentar lo que no quería.

-Está bien -dijo finalmente-, pero quiero saber qué pasó entre tú y el coronel. Sé que él vino a hacer un reclamo por lo que dije sobre ti, ¿verdad, dulzura?

Ámbar lo miraba sorprendida, mientras Dimitri la observaba con diversión.

-Nada que sea de tu incumbencia, eso está claro -volvió a poner su cara habitual, llena de seriedad.

-Ajá -soltó con sarcasmo-. Ya, dime. ¿Qué sucedió entre ustedes?

Ámbar, rendida, aceptó decirle, claro, no antes de poner cara de disgusto. No le gustaba hablar de cosas del pasado.

-Cuando tenía 22 años y él unos 25 o 26, fuimos pareja, pero eso ya es historia. No tiene importancia.

Ámbar intentaba quitarle el interés en esa historia a Dimitri, pero él quería saber, así que no se detuvo hasta que le contara todo.

-No, no, no -refunfuñó-. Cuéntame todo. Claro, un resumen, pero ¿por qué terminaron?

-Agh, está bien -se rindió-. Fuimos pareja hace cuatro años. Éramos una pareja a escondidas, pues a mi padre no le gustaba la idea de que tuviera novio mientras entrenaba para ser militar -suspiró-. Pero ambos nos gustábamos mucho. Duramos juntos unos diez meses, hasta que mi padre lo descubrió. Desde entonces, me entrenó para que mis sentimientos no me alejaran de mis deberes. Tiempo después de que él muriera en una guerra, yo me convertí en comandante y él en coronel. Eso es todo.

-Qué historia de amor más aburrida. Se nota que no eres buena contando historias -puso cara de aburrimiento.

-¡¿Y qué esperabas?! ¿Yo montando un dragón hasta el anochecer? -reprochó.

-La verdad que sí, eh -sonrió divertido.

Ámbar entornó los ojos para luego girarlos.

-Mírame bonito, si no, no me mires.

Ámbar iba a reprochar, pero uno de los guardias la solicitaba. Ella salió de la habitación para hablar con el soldado.

-Comandante, nos están atacando. ¿Qué hacemos? -preguntó preocupado.

-Llama a las tropas. Tenemos que contraatacar -habló firme.

-¡Señor, sí, señor!

Ámbar volvió a la habitación para ordenarle a Dimitri.

-Dimitri, tengo que ir con mis soldados a revisar algo. Tú quédate aquí y no te muevas -habló fuerte.

-¿Hacer qué? -Dimitri preguntó confundido-. ¡Ámbar! ¡Ámbar! Por lo menos libérame.

Ella no lo escuchó. Había salido de la habitación, dejándolo solo.

Pasión en el Campo de Batalla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora