DIMITRI
El sonido de la puerta cerrándose resonó en la habitación, dejando a Ámbar y a Dimitri solos en un silencio tenso. Ámbar lo miro, si rostro era mezcla de enojo y agotamiento.
—¿En qué demonios estabas pensando? — espetó, cruzándose de brazos con una mirada severa — Sabes la posición en la que nos pones con estas provocaciones.
Dimitri se limito a alzar una ceja, medio divertido y medio serio. Su postura no detonaba arrepentimiento.
—Vamos, dulzura, sabes que él comenzó, yo solo… respondí a sus indicaciones.
—Ese dulzura, no te llevara a ningún lado, Volkov. — su tono era firme, pero en sus ojos se asomaba un destello de vulnerabilidad— solo haces las cosas más difíciles.
Dimitri se acercó un poco, sosteniendo la mirada con intensidad.
—Quizás si me dejaras a tu lado en lugar de ocultar me como si fuera un enemigo….
Ámbar Iba a responder, pero el momento fue interrumpido cuando la puerta se habrío bruscamente. Un soldado se acercó al umbral, jadeando con la respiración entre cortada.
—¡Comandante! Nos están atacando. Los soldados enemigos han cruzado el perímetro.
Ámbar no dudo en responder, dirigiéndose al soldado con determinación.
—Voy en camino. — miro a Dimitri con una mezcla de frustración y preocupación, para luego acercarse al soldado— A segura te de que esté esposado y bajó custodia. No quiero más problemas de este tipo, ¿Entendió? —ordeno al soldado, quien procedió a ponerle las esposas a Dimitri y a llevarlo hacia la sala de control donde lo esperaría en el superior de Ámbar, para saber que hacer con él.
….
Una vez en la sala de control, Dimitri observaba las pantallas en silencio, notando como Ámbar daba órdenes y dirigía a las tropas en el campo de batalla. De pronto, un destello en la pantalla capturó su atención. Ámbar estaba en el campo, y de un momento a otro, cayó al suelo. Le habían disparado en la pierna.
El corazón de Dimitri se detuvo un minuto al verla sangrar. El soldado a su lado parecía impactado, sin saber cómo reaccionar al igual que el resto.
—¡Ayúdenla! — exigió Dimitri, tirando de sus esposas —¿Qué están esperando? ¡Está perdiendo sangre!
Los soldados a su alrededor intentaban movilizarse, pero las órdenes eran contradictorias, Y no podían alcanzarla. Dimitri miro a Baby, el perro traía algo entre los dientes: las llaves de las esposas. Baby le había quitado las llaves al coronel.
Con un movimiento rápido, Dimitri se quitó las esposas y tomo un arma que estaba cerca. Los soldados lanzaron sus armas listos para intervenir, pero el superior de Ámbar alzó la mano y les ordenó detenerse.
—Déjenlo pasar. — dijo con firmeza — A veces, uno necesita que un hombre desesperado haga el trabajo.
Dimitri no perdió tiempo y salió del búnker, corriendo hacia el campo de batalla, con la mirada fija en Ámbar. La vio tendida en el suelo, desmayada, y sintió una presión en el estómago que no podía ignorar. Con determinación, disparo a tres soldados rusos que se acercaban a ella y la tomo sus brazos, ignorando la sangre que manchaba su uniforme.
—Aguanta, dulzura. — susurro mientras regresaba al búnker, sin soltarla.
Sin detenerse, comenzó a abrirse paso de regreso al búnker, ignorando el dolor en sus propios músculos. Cada pasó parecía eterno, y las explosiones no hacían más que acrecentar las sensaciones de peligro. Dimitri no bajo el ritmo, Dimitri no bajo el ritmo hasta llegar a la entrada del búnker, dónde los soldados, sorprendidos por la escena, rápidamente se movieron para auxiliar a la comandante.
Coloco a Ámbar en una camilla sin quitarle la vista de encima. Una extraña sensación, una mezcla de alivio y vulnerabilidad, lo envolvió mientras veía como empezaban a atenderla. Y ahí, con el corazón latiendo desbocado, comprendió algo que intentaba ignorar desde hace tiempo.
Ámbar no era solo una misión más para él. Noto que era capaz de entregar su propia vida con tal de que ella esté bien.
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Pasión en el Campo de Batalla
Ficción GeneralPasión en el Campo de Batalla sigue la historia de Ámbar Dupont, la implacable comandante de las fuerzas francesas, y Dimitri Alexander Volkov Russell, el estratega más temido del ejército ruso. En un mundo donde la guerra ha redefinido fronteras y...