El sueño de Aquiles es ser Arquitecto pero al golpear al rencoroso director de su preparatoria sus sueños se viene abajo porque este mueve sus influencias para que no pueda entrar a la universidad publica. Como su familia no tiene dinero para ma...
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PREPARANDO LA BODA
Kadin Fatima, había tomado el control absoluto de los preparativos para la boda de su hijo con Astrid. No había espacio para demoras o dudas, y aunque Talalestaba desaparecido, desde aquella fatídica conversación en la que descubrió que su "novia" no era quien pensaba. Su madre se movía como si todo estuviera bajo control, supervisando cada detalle con la precisión de alguien acostumbrada a organizar eventos de la realeza. Los padres de Astrid, por su parte, estaban cada vez más desconcertados y nerviosos.
Carlos y Sara, los padres de Astrid, fueron llamados a una reunión en el salón de eventos más lujoso de la ciudad donde seria la boda en Mexico para la familia de la novia y los socios comerciales de Latino América, donde La Kadin Fatima estaba supervisando los arreglos florales y discutiendo sobre los detalles del menú con un chef con estrella Michelin.
La Kadin Fatima, por supuesto, los recibió con su habitual sonrisa elegante pero tensa.
—¡Ah, Sara, Carlos! Qué placer verlos. —dijo mientras hacía un gesto a los organizadores para que continuaran con los arreglos. Las flores de tulipanes parecían ser la obsesión del día.
Sara y Carlos intercambiaron una mirada nerviosa antes de que Sara diera un paso adelante.
—Gracias por recibirnos, Kadin Fatima. Queríamos hablar con usted sobre... —Sara hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Bueno, sobre Talal. No hemos sabido nada de él. Es... raro, ¿no crees?
La Kadin Fatima soltó una risa breve y controlada, como si el tema no fuera de gran importancia.
—Oh, no te preocupes, querida. Talal ha tenido que irse de viaje por negocios. Me dijo que estaría fuera varios meses y que me dejaba a cargo de todos los preparativos —explicó con un tono que no dejaba espacio para el debate—. Ya sabes cómo es mi hijo, siempre viajando y ocupándose de la familia. Es un príncipe, después de todo, y tiene muchas responsabilidades.
Carlos, que había estado en silencio, carraspeó antes de hablar.
—Entendemos que Talal es un hombre ocupado, pero... estábamos pensando que quizás... podríamos retrasar la boda un poco. Ya sabes, para que Astrid pueda terminar su carrera de arquitectura. Le faltan solo dos años, y... bueno, creemos que sería lo mejor para su futuro.
La Kadin Fatima los miró por un momento, como si no pudiera procesar el concepto de retrasar una boda por algo tan insignificante como una carrera universitaria. Su sonrisa se congeló en su rostro, y por un segundo, el silencio en el salón fue tan palpable como el aroma de las flores que llenaban la sala.
—¿Retrasar la boda? —repitió lentamente, como si estuviera decidiendo si lo que acababa de escuchar era un insulto o un simple malentendido.
Sara asintió rápidamente.
—Sí, solo dos años, que la verdad no es tanto tiempo. Astrid se ha esforzado mucho en sus estudios, y creemos que es importante que termine su carrera. Talal y Astrid aún son jóvenes, tienen toda la vida por delante... —dijo, tratando de sonar convincente.
