Capítulo 49. Tres son multitud

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Cassius no lograba calmarse. Mientras intentaba concentrarse en su trabajo, sus pensamientos volvían constantemente a Anelix. Cada pocos minutos, revisaba su celular, esperando ver su nombre aparecer en la pantalla. El silencio, la espera... lo estaban carcomiendo. Sabía que su propuesta había sido impulsiva, un arrebato del momento cuando vio a Anelix después de tantos años. Pero ahora, el solo pensar en el encuentro lo tenía inquieto.

Pasaron los días, y justo cuando comenzaba a perder la esperanza, su teléfono vibró. El corazón de Cassius dio un salto al ver el nombre de Anelix en la pantalla. Casi se le resbala el celular de las manos por la emoción.

Anelix le había escrito: _Estaré disponible este fin de semana, avísame si tú lo estás_

Cassius sintió una oleada de adrenalina. El mensaje que tanto había esperado estaba finalmente frente a él. Apenas podía contener su emoción mientras le respondía: _Perfecto, estaré libre. Aquí tienes la dirección de mi casa. Te espero_ Se aseguró de que sonara casual, pero por dentro todo su ser temblaba de anticipación.

La emoción lo desbordaba. Aunque aquella reunión surgió por un nerviosismo que no había podido controlar cuando la vio en el centro comercial, ahora estaba decidido. Esta despedida no sería solo un encuentro más; sería su oportunidad de cerrar un capítulo que llevaba abierto demasiado tiempo. Quizás, de alguna manera, podría enterrar sus sentimientos por ella después de esos días.

En los días previos, algo en Cassius cambió. Su entusiasmo era palpable, tan inusual que incluso sus empleados comenzaron a murmurar entre ellos. "¿Qué le pasa al jefe?", se preguntaban, sorprendidos por la amabilidad y la energía que desprendía. Normalmente frío y distante, Cassius ahora sonreía más, se mostraba atento y, para muchos, parecía alguien completamente distinto.

Pero solo él sabía la razón. Estaba a punto de vivir un fin de semana que podría cambiarlo todo, una última oportunidad para estar cerca de Anelix, antes de que su mundo y el de ella volvieran a separarse.

El día que Cassius tanto había esperado finalmente llegó. Se había asegurado de vaciar su agenda y había planeado un fin de semana perfecto. Todo estaba preparado: la cena, el ambiente, cada detalle pensado para hacer de esa despedida un momento especial y memorable.

El timbre de la puerta sonó, y sin dudarlo, Cassius salió disparado para abrir. Su corazón latía con fuerza; estaba emocionado por recibir a Anelix personalmente. Pero en cuanto la puerta se abrió, la sonrisa que había mantenido todo el día desapareció de su rostro al instante.

Ahí, al lado de Anelix, estaba esa niña. Esa mocosa, pensó Cassius con molestia, la hija que Anelix había tenido con ese tipo, Antony. Aunque Cassius intentaba ser cortés, no podía ocultar su decepción. Había imaginado un fin de semana solo con Anelix, donde podrían hablar, reír y reconectar, tal vez, por última vez. Pero esta... no era la imagen que tenía en mente.

Anelix, notando el cambio en su expresión, levantó una ceja. "¿Qué sucede?" preguntó con suavidad.

Cassius intentó componer su rostro rápidamente, pero no pudo evitar la tensión en su voz: "Ah... pensé que vendrías sola."

Anelix, con una sonrisa tranquila, le explicó: "No se quiso quedar con su padre. No tuve más opción, pero te aseguro que es tranquila. No dará problemas. ¿Verdad, cariño? Saluda"

La pequeña Sofía, algo tímida, levantó la vista hacia Cassius, quien intentaba controlar su frustración. ¿Por qué tiene que estar aquí esta niña? Pero cuando la pequeña habló, su tono inocente lo desarmó: "Buenos días, me llamo Sofía"

Cassius respiró hondo y forzó una sonrisa. "Hola, Sofía. No me presenté la última vez... soy Cassius". Alargó la mano hacia la niña, y Sofía, con una sonrisa tímida, la tomó.

El Mar de los Recuerdos PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora