El desayuno no estuvo mal, al menos estuvo comestible. Las actividades de la mañana fueron muy entretenidas: tiro con arco, paseo en caballo, rocódromo y tirolina.
El tiro con arco y el paseo estuvieron muy bien, nunca me había montado en un caballo y la experiencia fue muy divertida. En el rocodromo conseguí subir hasta el techo, pero me costó mucho.
La tirolina era un circuito a varios metros de altura hasta llegar a la tirolina, en la cual te enganchaban y ya tú te tirabas. En este circuito se me rompió una de las dos piezas que me sujetaban. El monitor me aviso de que me parase y me quedase quieto en mi sitio.
Yo me encontraba en un pasillo de plataformas rectangulares las cuales tenías que saltar. Hice caso, y no presté atención a mis pensamientos que decían que mirase al suelo.-Tu tranquilo, Fran, voy yo que estoy más cerca.- dijo Andrés.
Vi como mi profesor se acercaba y pasaba rápidamente las plataformas saltando hasta llegar a mi.
-Ven conmigo, cógeme de la mano y vayamos despacio.
Los dos salimos del circuito y fuimos los dos solos hacía un trastero.
-Levántate la camiseta. Voy a quitarte el cinturón.
Lo hice, el profesor me lo quitó. Mi polla se empalmó, ya que se me habían venido recuerdos de sucesos que ocurrieron junto a él.
Se dio cuenta, y pasó su mano por la zona.
-Joder, sigues siendo igual de zorrita que siempre, ni siquiera te importa que estemos en un sitio público.
-A ti tampoco cuando lo hicimos en los vestuarios, ¿verdad?
Nos besamos. Me di la vuelta, aprisionando su gran paquete contra mi trasero. A él le gustaba, a mi mucho más. Me agarró del cuello, sentí su gran bíceps cerca de mí y con el otro brazo manoseó mi culo. Yo me corrí al instante, grité, pero Andrés me tapó la boca rápidamente.
Mi profesor me mordió el cuello, yo le bajé los pantalones con una mano. Me liberé de sus mordiscos para bajar a su rabo. Se lo lamí desde abajo, pasando mi lengua únicamente por la parte inferior del pene, llegando desde la punta hasta el principio de sus huevos.
Se corrió cuando estaba en sus testículos. Acabé con toda la cara llena de lefa, él pasó su lengua por mis facciones hasta dejarlas bien limpitas.
-Andrés, tengo manchado el pantalón y el cuello de la camiseta.
-Joder, que mal plan.
-¿Puedes cubrirme un rato mientras me cambio? Invéntate cualquier excusa.
-Vale. -y salió.
Mi reloj pitó, solo habían pasado cinco minutos desde que entramos.
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La zorra de los vestuarios
RomantikAl ser gay, nunca me ha gustado la hora de ducharme después de Educación Física, aunque es excitante bañarse en pelotas con muchos adolescentes heteros, puede llegar a ser muy incómodo. Pero un día me pasó algo que haría que cumpliese todas mis fant...