Capítulo Tercero

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Después del encuentro con Álvaro empecé a fantasear con mis otros compañeros de clase (a ver, que antes también lo hacía, pero ahora me fijaba más detenidamente y sin vergüenza en los cuerpos de cada uno, en sus pollas).
Eso les habia dejado de incomodar, es más, les gustaba, les hacia sentir especiales y deseados.

Así pues, ellos también me pegaban pequeños azotes con toda la confianza del mundo.
Si, eso ahora me puede parecer muy extraño y algo vergonzoso, pero con esa edad estaba revolucionado por las hormonas; y no me importaba, de hecho, me excitaba mucho.

El caso es que después de clase, Alex me habló. Normalmente no hablaba con él, pero hay que decir que el chico era bastante guapo.

-Hey, ¿que tal estás?-me dijo.

-Buff, cansado, ¿y tú?

-Tambien algo cansado, pero bueno.- hizo una pausa y añadió- Oye, ¿te apetece ir al gimnasio esta tarde conmigo?

-¿Pero por qué yo? En plan, no tengo ningún problema contigo, pero tampoco nos conocemos mucho...

-Bueno, te queríamos invitar al grupo, y querría que vinieras al gimnasio conmigo, porque hoy me toca ejercicios en parejas, pero si no quieres se lo digo a otro.

Le sonreí y contesté:

-Eh, eh, yo no he dicho que no, así que, ¿a qué hora voy?

-¡Perfecto! Vente a las siete a la dirección que te voy a mandar.

-Vale, allí nos vemos. - nos despedimos

A las siete menos nueve minutos estaba ya en frente de la puerta del gimnasio, y Alex vino.

-¿Que tal? Veo que te has puesto ropa de deporte.

-Sí, obviamente quería estar preparado para el ejercicio. Pero, Alex, si soy una molestia para ti me lo dices, eh.

-Lo primero: llámame Ale, es como me llaman todos mis amigos.

-¿Eso quiere decir que somos amigos?

-Bueno, el tiempo lo dirá- y sonrió.- Lo segundo: tú tranquilo, que no eres ninguna molestia.

No me había fijado de lo bonita que es su sonrisa. Tenía el pelo corto y castaño, era de estatura mediana y muy guapo de cara.

Entramos y estuvimos una hora haciendo ejercicios de piernas.
Él estaba cansado, pero yo mucho más, ya que yo no estaba acostumbrado, pero logré aguantar.

-¡Que bien lo has hecho, venga, que ya hemos terminado! Te habrás traído ropa de cambio, ¿verdad?- dijo Ale.

-Si, claro.

-Pues vámonos a ducharnos, que nos lo merecemos.

Yo no quería irme a las duchas del gimnasio, iba a estar muy incómodo entre todos los hombres desnudos de todas las edades, pero yo simplemente le seguí, recé para que no se me empalmara.

Cuando nosotros entramos, salió un hombre y Ale dijo:

-Parece que no hay nadie.

-Si, creo que es porque mañana es festivo, entonces ha venido menos gente.- le respondí, en parte aliviado.

-Jajaja, esto parece un cliché en una película porno.

Iba a decir que no estábamos en una película porno, pero me límite a reír.

Yo me fui quitando la ropa lentamente, pero Ale se quedó desnudo en un pispás. Él seguía esperándome.
Cuando ya me iba a quitar los calzoncillos me dijo:

-Oye, ¿porque tardas tanto en desnudarte?

-No se, yo suelo tardar mucho para estas cosas.

-No te dará vergüenza que te vea desnudo, ¿no?

-Que va, no te rayes, solo que...

-¿Eres virgen?- me interrumpió.

-Jajaja, ¿y eso que tiene que ver ahora?

-Nada, pero responde: ¿eres virgen?

-No, ¿y tú?

-Sabes que no. ¿Con quien fue?

-Con mi mejor amigo, de otra ciudad. ¿Y tú?

-Con una pava de clase.

"Que envidia de esa chica" pensé.

-¿Y te gustó?- le pregunté. aunque el estaba en pelotas y yo en gayumbos sentados en el banco, era el momento más adecuado para intimidar.

-Si, estuvo bastante bien. Y supongo que ya habrás dado tu primer beso, ¿no?

-No, la verdad que no.- mentí. No le iba a contar que mi primer beso había sido con su amigo.

-¿No, y eso?

-No se, aun no he encontrado al adecuado.

-Entiendo, ¿y como tiene que ser ese "adecuado"?

-No sé, cuando llegue lo sabré.

Se hizo un silencio hasta que Ale dijo:

-Y ese chico adecuado... ¿podría ser... yo? -nos acercamos y nos besamos.

Fue un beso largo, Ale besaba muy bien.

-La verdad es que no esperaba liarme con un chico al que he hablado por primera vez está mañana.- dije al terminar del beso.

-Jajaja, yo tampoco, pero bueno.

-¿No te habrás sentido incómodo ni nada, no?

Volvió a reír y dijo:

-Tranquilo, no eres el primer chico al que he besado.

-¿¡Eres bi!?- pregunté muy sorprendido.

-Yo no he dicho eso- hizo una pausa y añadió:- Soy hetero, solo fue una vez.

-Ahora dos.

-Ahora dos.

Nos besamos de nuevo, pero de forma menos espontánea y más sensual. Empezamos a tocarnos.

-Tu polla está recta- le dije.

-No me mires tanto la polla- me cogió del cuello y me acerco bruscamente a su entrepierna- Deja de mirar y pasa a la acción.

Olí, pero me acordé repentinamente de que estabamos en las duchas públicas, por lo que podría entrar alguien y vernos.

-Ale, Ale, nos pueden pillar.

-Joder, es verdad. Vámonos a las duchas individuales.

Nos metimos, pero era muy chicas. Seguramente hayan previsto situaciones parecidas a las nuestras.

-No cabemos, tío. Vámonos a las duchas compartidas. Tranquilo, que no nos van a pillar.

Fuimos a las compartidas y nos seguimos besando. Ale besaba muy bien.

-Ponte a cuatro- me dijo.

-Vale, amo.

-No me digas amo ni esas cosas, no me va el rollo ese.

Me puso a cuatro patas y el me empezó a morder los cachetes del culo. Luego empezó a lamer, hasta que llegó al glande. No me di cuenta de que había empezado a gemir muy fuerte.

-Sigue así, Ale, no pares.

Su lengua, la misma que me dio besos en la boca, me daba besos en el culo.
Seguimos así un rato, hasta que escuchamos:

-¿Pero que cojones está pasando aqui?

Un hombre había entrado a las duchas y nos estaba viendo tener sexo.

La zorra de los vestuariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora