CAPÍTULO 4: GULFIE

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Mis brazos están casi abrumados por bolsas llenas de ropa de una de mis tiendas favoritas cuando mi teléfono comienza a sonar en mi bolsillo.

–Mierda–, murmuro, tratando de hacer malabares con todo en una mano para tener la otra libre para tomar mi teléfono.

–¿Es una invitación? – un hombre con una camisa holgada que no le hace nada pregunta mientras pasa, lanzándome un guiño obsceno.

–No vestido así–, le respondo bromeando, renunciando a guardar todo y dejando algunas de mis maletas en el suelo para poder atender la llamada antes de perderla. No puedo imaginarme quién me llamaría, especialmente cuando veo que es un número local. Mew es literalmente la única persona en Los Ángeles que tiene mi número, pero lo tengo guardado en mi teléfono, así que no puede ser él.

–¿Hola? –

–Oye, Gulf, soy Rebel–.

Estoy seguro de que parezco cómico para cualquiera que pase porque estoy lo suficientemente sorprendido como para dejar caer las bolsas restantes a mis pies, mis ojos se abren y mi boca se convierte en una O de sorpresa. Sé que me cogió la semana pasada, pero todavía estoy completamente deslumbrado. Es una maldita estrella del porno y me está llamando.

–Oh, oye, hola, um, ¿estás llamando para avisarme cuándo es mi próxima escena o ...? –

–Oh no, esta es una llamada social–, me asegura entre risas. –

Espero que no te moleste. Cogí tu número de teléfono del Rolodex de Mew. ¿Puedes creer que el hombre todavía tiene un Rolodex honesto con Dios?

Me río de la imagen. De hecho, puedo creerlo totalmente. Puedo verlo estar un poco forzado en sus caminos. Me pregunto cuántos años tendrá. No es que importe ...

–¿Duendecito? – Rebel pregunta, haciéndome darme cuenta de que no he respondido a su pregunta.

–No me importa–, le aseguro. –Entonces, ¿quieres pasar el rato? –

Intento no sonar tan mareado como me siento. No es solo porque sea una estrella del porno. Por primera vez desde que tengo memoria, siento que esta es una oportunidad para hacer un verdadero amigo. Me imaginé el tipo de cercanía que comparten todos los muchachos que trabajan en Ballsy, y fue una de las razones por las que incluso consideré la oferta de Mew para un trabajo en primer lugar. Cuando los vi esa noche en P!NK, riendo y disfrutando pasando el rato, estaba celoso. Siempre quise tener amigos así.

–Sí si tú quieres. Sé que aún no has tenido la oportunidad de conocer al resto de los chicos, ¿así que pensé que podríamos reunirnos todos para cenar?

–Sí, eso suena genial–. Mi estómago revolotea con entusiasmo ante la perspectiva de conocer a todos los demás y, con suerte, hacer nuevos amigos.

–Increíble. ¿Qué tal el lugar de tacos a la vuelta de la esquina de los estudios Ballsy en una hora?

–He salido de compras, así que necesito conseguir un Uber en casa primero para dejar mis cosas y luego otro Uber en el restaurante, pero una hora podría ser factible–.

–¿Puedo recogerte en tu casa si quieres enviarme un mensaje de texto con la dirección? – –Suena bien, te veré allí pronto–.

Colgamos y le envío un mensaje de texto rápido con mi dirección, luego guardo su número y solicito un Uber.

Para cuando el Uber me deja frente a mi apartamento, veo a Rebel apoyado contra el edificio, hojeando su teléfono.

–Oye–, lo saludo mucho menos torpemente de lo que lo había hecho por teléfono.

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