CAPÍTULO 11: MEW

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No puedo explicar por qué, pero para empezar no estaba contento con esa sesión de fotos. Suena loco viniendo de un tipo que tiene un estudio de pornografía, pero hay algunos fotógrafos turbios en esta ciudad. Me encontré con mi parte justa cuando era modelo y, lamentablemente, las cosas no han mejorado mucho desde entonces. Y esta marca de ropa interior, BB, todavía no es tan conocida. No pueden permitirse los mejores fotógrafos que no arriesgarán su reputación haciendo algo divertido.

Entonces, cuando Campy llama mientras aún deberían estar en esa sesión, mi estómago se cae. –¿Que pasó?– Le pregunto porque sé que no llama con buenas noticias.

–Ha habido un incidente con el fotógrafo–, dice Campy, y se me heló la sangre.

–Defina incidente. ¿Gulfie está bien?

Campy debería atacarme por solo pensar en Gulfie y no en él y Brewer, pero no lo hace. –Está conmocionado, pero está bien. El tipo era un asqueroso. Agarró mi trasero un par de veces, supuestamente para ponerme en la posición correcta. Luego, cuando le tocó el turno a Gulfie ... Estuvo a solas con él durante unos dos minutos cuando volvimos corriendo –.

Está tratando de tranquilizarme, pero no me dice lo que necesito saber. –Cameron, ¿qué hizo?–

Puedo oír a Campy tragar. –Tenía su mano sobre la polla de Gulfie. Creo que podría haber ido más lejos si no hubiéramos entrado –.

Dejo escapar una corriente de coloridas maldiciones que hacen que la cabeza de Joey se levante por la sorpresa. –Voy a matarlo, joder–, me enfurezco. –¿Quién diablos se cree que es, tocando a mi chico así?–

–Técnicamente, no es ...– Campy comienza, luego deja de hablar de nuevo. Hombre inteligente.

–Esto no se quedará así. El hecho de que esté en el porno no significa que su cuerpo esté disponible para todos los idiotas que lo deseen. Voy a darle una paliza a él, ese hijo de puta abusivo –.

Campy suspira. –No haga nada estúpido, jefe. Eso es todo lo que estoy diciendo –.

–Se merece que le den una paliza–, farfullo. –Alguien debería dejar en claro que no puede tratar a las personas así–.

–Lo hicimos–, dice Campy, manteniéndose notablemente tranquilo mientras soporta la fuerza de mi temperamento. –Lo sacamos de allí y salimos. Está bien, jefe. Todos estamos bien –.

Hago una mueca cuando me doy cuenta de que nunca le pregunté por él. Mi única preocupación era Gulfie. –Lo siento–, digo, sintiéndome tan impotente. –Debería haberte preguntado por ti. Sólo soy...–

Hago un gesto de impotencia que Campy no puede ver, por supuesto, pero parece entender lo que yo ni siquiera puedo expresar con palabras. –Lo entiendo, jefe. Está bien. Quizás quiera refrescarse primero, ¿de acuerdo? No se puede dirigir un estudio de pornografía desde la cárcel, solo digo –.

Cuando termino la llamada, mi frecuencia cardíaca ha bajado un poco, pero todavía estoy furioso.

–¿Que pasó?– Pregunta Joey, pero levanto la mano mientras camino hacia mi oficina. No puedo hablar de esto ahora porque volveré a enfurecerme. Campy tenía razón. Necesito tomarme un tiempo para calmarme antes de hacer algo de lo que me arrepienta. Por muy bien que se sienta golpearle la cabeza a este hijo de puta, tiene un punto en el que probablemente iría a la cárcel por eso, considerando que sería premeditado y todo eso a estas alturas.

Me las arreglo para cerrar la puerta de mi oficina con considerable moderación y luego me dejo caer en la silla de mi escritorio. Mi Gulfie, mi dulce bebé. Debe haber estado tan asustado. Todo lo que quiero hacer es llamarlo y asegurarme de que esté bien, pero no puedo, no sin revelar mucho más de lo que puedo permitirme. No sería capaz de fingir cuando escuche su voz, no sería capaz de mantener la distancia que ambos necesitamos tan desesperadamente.

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