CAPÍTULO 16: MEW

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Gulfie está nervioso mientras se sienta frente a mí en mi mesa de comedor, mordiéndose ese delicioso labio inferior suyo. Y se ve tan asustado que voy a gritarle que mi corazón se llena de ternura.

–¿Qué pasó?– Pregunto , forzándome a dejar de lado los términos de cariño que quiero que salgan.

Sus ojos se llenan y mi corazón se aprieta dolorosamente. –No estoy enojado contigo, lo prometo–, digo, mi voz suave y cálida. – Te ayudaré a recuperarte–.

–P-parecías enojado antes–, dice, haciendo un gesto con las manos. –Cuando me dijiste que me mudaría contigo–.

–Me molestó que no vinieras a verme–, le digo.

Entrecierra los ojos. –Sabes, para alguien que dice que no me quiere, parece que esperas que vaya corriendo hacia ti a la primera señal de problemas–.

Sus palabras suenan muy cerca de lo que Rebel señaló también, y no puedo negar que son ciertas. –Nunca dije que no te quería, Gulfie. Dios, tienes que saber que sí. Dije que no puedo tener una relación contigo. No significa que no me importes o que no me preocupe cuando me entero de que te han desalojado –.

Él se encoge y yo me recuerdo a mí misma que debo andar con cuidado. –Simplemente ya no sé dónde estoy contigo–, susurra, y cuando me mira con esos baby blues, se necesita todo lo que tengo para no tenerlo en mi regazo y abrazarlo.

– Considérame un amigo, bebé. Un amigo cercano, puedes contarme todo–.

Deja escapar un suave suspiro. –No me di cuenta de lo caro que era todo, – comienza.

Quince minutos después, tengo una buena visión general del triste estado de sus finanzas. Me entrega una colección arrugada de avisos, facturas y extractos que escaneo rápidamente. Digamos que es mucho peor de lo que pensaba.

Se perdió el alquiler dos veces seguidas, pero lo que es peor, no tiene suficiente dinero en su cuenta para pagarlo. Tiene dos tarjetas de crédito más antiguas que paga el saldo de cada mes, y sabe cómo gastar dinero, pero combinadas con su plan de teléfono ilimitado, incluido un teléfono nuevo que está pagando, sus servicios públicos, que están en modo automático. Y los pagos de su seguro, eso no le deja suficiente para el alquiler. Y ni siquiera ha comenzado a pagar la deuda de tres nuevas tarjetas que sacó.

En retrospectiva, es bueno que lo desalojaran tan rápido, porque si eso no hubiera sucedido, habría podido ocultármelo por mucho más tiempo. En ese sentido, tengo que estar un poco agradecido de que el propietario estuviera al tanto de la situación del alquiler.

–Has acumulado una gran deuda con la tarjeta de crédito–, digo, haciéndome sonar tan amigable como puedo. No es con él con quien estoy enojado. Soy yo mismo. ¿Cómo pudo llegar tan lejos? Su puntaje crediticio se ha visto tan afectado que le llevará años recuperarse.

–Pensé que aún no estaba pagando intereses–, dice Gulfie, perplejo. –Por ejemplo, son todas tarjetas de crédito nuevas y no tienes que pagar nada hasta seis meses después–.

–Han pasado seis meses–, digo suavemente. –Así que deberías haber comenzado a pagar y no lo haz hecho, lo que significa que no sólo estás acumulando intereses, sino también multas–.

–Pero ... ¿no deberían decirte cuándo debes comenzar a pagar?–

Podría decirle que está todo en sus estados de cuentas mensuales, pero no tiene sentido. Ya se siente lo suficientemente pequeño, no hay necesidad de empeorarlo. –Lo arreglaremos todo. Lo prometo.–

–¿Me queda algo de dinero?– pregunta en un tono tembloroso.

Debato mentirle, pero luego me doy cuenta de que eso no lo ayudará. –No estoy seguro de que tuvieras dinero para empezar. Ese apartamento, niño, las cosas que compraste ... gastaste más de lo que ganaste desde el principio –.

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