CAPÍTULO 26: GULFIE - FINAL

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–Despierta, bebé–, dice Mew, besando mi frente suavemente.

–Tengo sueño–, me quejo, agarrando las mantas y tratando de ponerlas sobre mi cabeza, pero encuentro que mi movimiento se detuvo. La semana pasada fue mi primera semana en la escuela y fue mucho más agotador de lo que esperaba.

–La boda de Campy y Jackson es en unas pocas horas, y te conozco lo suficientemente bien como para saber que vas a necesitar más tiempo para prepararte–.

–Ugh–, gimo. –No quiero levantarme, Daddy–, me quejo con un bostezo.

Para mi sorpresa, se levanta de la cama sin decir una palabra más, va al baño y cierra la puerta detrás de él. Me acurruco en mi almohada y me vuelvo a dormir por unos minutos más hasta que Daddy Mew regresa.

–Levántate sin más quejas y podrás tener algo especial–.

–¿Especial sexy?– Pregunto, abriendo un ojo con interés. Se eleva sobre la cama en todo su esplendor desnudo, sus fuertes brazos cruzados sobre su amplio y peludo pecho, su polla medio dura, el prepucio aún cubriendo la cabeza. Mi polla se mueve bajo las mantas mientras considero treparlo como a un árbol.

–Vamos–, dice, sin confirmar ni negar si mi regalo será especial sexy o especial regular.

Sin atreverme a quejarme de nuevo, por si acaso, tiro las mantas hacia atrás y salgo de la cama, mi erección se balancea frente a mí. Daddy Mew me da una rápida palmada en el trasero y yo grito de sorpresa, provocando una risa ronca en él.

–Al baño–, instruye.

Cruzo la habitación arrastrando los pies con Daddy Mew justo detrás de mí y entro al baño. El relajante aroma de mi bomba de baño de lavanda favorita me hace cosquillas en la nariz, el aire del interior es cálido y húmedo.

–¿Me preparaste un baño?– No es que deba sorprenderme.

Daddy Mew siempre encuentra nuevas formas de cuidarme y hacerme sentir amado.

–Así es.–

–¿Vas a entrar conmigo?– Pregunto, completamente despierto ahora mientras envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y presiono mi cuerpo contra el suyo tentadoramente. –Puede que necesite ayuda para lavarme la espalda ... y otros lugares–.

–Qué chico tan travieso, siempre pensando en sexo–, dice Daddy Mew con un brillo en los ojos, luchando contra una sonrisa.

–Creo que te gusto así, Daddy–, le respondo, follando mi pequeña polla contra su muslo grueso. –Siempre cachondo para que tu polla me llene–.

Inclina la cabeza hacia abajo para que su respiración me haga cosquillas en la oreja, sus manos se posan en los globos de mi trasero, dándole a cada uno un pequeño apretón. —Métete en el baño.

–Sí, Daddy–, digo sin aliento.

Me meto en el agua tibia, me deslizo lo más adelante posible y le lanzo a Daddy Mew una de mis miradas patentadas con los ojos abiertos por encima del hombro.

Él se ríe y niega con la cabeza antes de subir y sentarse detrás de mí. Me alcanza, y felizmente me deslizo hacia atrás hasta que sus brazos me rodean y mi espalda descansa contra su pecho. Puedo sentir su polla contra mi espalda baja. Me muevo un poco para burlarme de él. Sus brazos se aprietan alrededor de mí para mantenerme quieto, y me río, inclinando mi cabeza hacia atrás para apoyarla en su hombro.

–¿No quieres jugar conmigo esta mañana, Daddy?–

–Quiero dejar a mi chico completamente limpio, y luego veremos el resto–, dice con firmeza. A veces, creo que me hace esperar el sexo solo por el gusto de hacerlo... quiero decir, está bien, esperar lo hace aún mejor. Suspiro. Daddy siempre sabe lo que es mejor.

5 PIXIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora