CAPÍTULO 19: GULFIE

57 12 1
                                    

El texto de Mew de antes no parecía feliz, así que no me sorprende cuando Rebel me deja y encuentro la casa vacía. Todavía no estoy seguro de adónde va Mew algunas veces a la semana, pero donde sea que esté, siempre llega a casa con un aspecto triste y agotado. No me ha dejado cuidar de él de nuevo como lo hizo la noche que llegó a casa tan molesto, pero puedo decir que parte de él quiere hacerlo.

Solo tengo dos horas hasta que Daddy esté aquí para recogerme para nuestra cita, así que dejo de pensar en Mew y me dirijo al baño para tomar una ducha. Mi estómago se agita con los nervios mientras me lavo, gastando más tiempo en todas mis partes divertidas, porque nunca se sabe.

Como de costumbre, me toma mucho tiempo elegir algo para ponerme, y no ayuda que mi mente siga vagando hacia Mew, preguntándome si volverá a casa triste esta noche y cómo se sentirá cuando no esté aquí. Finalmente, me las arreglo para ponerme un atuendo y peinarme el cabello, pero mi corazón no está completamente en eso. Casi considero enviarle un mensaje de texto a Daddy para cancelar, pero para cuando se me ocurre, ya son las siete en punto.

El sonido del timbre anuncia su llegada, así que puse una sonrisa, me meto el teléfono y la billetera en los bolsillos y voy a saludarlo.

Las cejas de Daddy se arquean cuando abro la puerta, una mirada confusa en su rostro. –¿Vives con Mew?– –Um ... sí–.

–Cuando enviaste un mensaje de texto con la dirección, me pareció familiar, pero no me di cuenta de que este era el lugar de Mew hasta que llegué al vecindario. Supongo que eso explica por qué insistió en reunirse conmigo en su oficina en esta visita en lugar de venir a asar bistecs y tomar unas copas como de costumbre –.

–Lo siento, ¿debería haber dicho algo?–

–No, esta bien. Solo estoy tratando de averiguar qué estoy haciendo aquí –, admite riendo.

–Oh, no es así con Mew–, digo. –Lo ha dejado muy claro–, refunfuño, sobre todo para mí.

–¿Siempre que estés seguro?–

Me está dando una oportunidad, una oportunidad de cancelar esta cita sin sentirme mal. Pero, a pesar del hecho de que había estado considerando abandonar hace unos minutos, realmente quiero conocer mejor a Daddy. Merezco que me lleven a una cita agradable, beber y comer un poco.

–Estoy seguro.–

Daddy sonríe, mostrando unos sexys hoyuelos escondidos en la piel gris de sus mejillas. Maldita sea, es tan caliente. Me ofrece su brazo y lo tomo, cierro la puerta detrás de mí y luego dejo que me lleve por el pasillo hasta su brillante y plateado Jaguar en el camino de entrada.

Él es el perfecto caballero cuando abre mi puerta y se inclina para abrochar mi cinturón de seguridad, pero todo lo que puedo pensar es cuando Mew me abrochó el cinturón cuando estaba borracho. Daddy huele bien, como Old Spice y chicle de canela, pero no huele como Mew.

Cierra la puerta y se dirige hacia el lado del conductor, se desliza hacia adentro y me lanza una sonrisa antes de poner el auto en reversa y salir de la entrada.

–Hice una reserva en mi lugar favorito de mariscos en Los Ángeles. ¿Espero que esté bien?–

–Me encanta el marisco–, digo. –Crecí en Illinois, así que nunca comí buenos mariscos hasta que me mudé aquí. La frescura del pescado marca una gran diferencia –.

–Oh, sí, no comeré mariscos en ningún lugar sin costa–, asiente con vehemencia.

Mientras conducimos hacia el restaurante, conversamos sobre nuestra comida favorita y los lugares en los que hemos vivido, nada trascendental. Ha pasado tanto tiempo desde que tuve una cita real que olvidé lo agradable que puede ser. Por supuesto, Daddy abre mi puerta de nuevo cuando llegamos al restaurante y pone una mano en mi espalda baja mientras me lleva adentro. Con mi permiso, elige un vino y me pide un plato que jura que es lo mejor que jamás comeré. Está resultando ser la cita absolutamente perfecta ... y todavía mi mente sigue vagando de regreso a Mew.

5 PIXIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora