CAPÍTULO 24: MEW

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Esto es una locura. Estoy absolutamente loco. ¿Por qué diablos me dejé convencer de esto?

–¿Nervioso?– Hunter me pregunta mientras camino hacia el set, que consiste en una sala de estar con un sofá resistente. Realmente no vamos a necesitar más, así que funcionará.

Le lanzo una mirada oscura. –Me gustaría verte filmar un porno a nuestra edad–, le digo.

Un porno. Estoy grabando un maldito video porno. Estoy con el torso desnudo, vestido solo con un par de jeans rotos que, según Gulfie, hacen que mi cuerpo parezca un dios. Confiaré en su palabra. De todos modos, no se quedarán mucho tiempo, según nuestro guión. Solo puedo esperar que me desempeñe la mitad de bien de lo que él espera. Ciertamente voy a necesitar más ayuda para ponerme de humor, ya que ahora solo estoy medio duro.

Hunter se encoge de hombros. –No fue idea mía, hombre.– –No, pero ciertamente no objetaste cuando Rebel lo sugirió.–

El rostro de Hunter se abre en su característica sonrisa descarada. –¿Por qué diablos iba a decir que no a eso? Es un marketing brillante–.

Eso, no puedo negarlo. Con mi permiso, Hunter le pidió a Rebel su opinión para comercializar su nuevo sitio web, y Rebel tuvo algunas ideas geniales. Uno de ellos fue la sugerencia espontánea que hizo ese día en la oficina cuando pilló a Gulfie dándome una mamada: que filmaríamos una escena juntos.

Al principio, la idea era demasiado ridícula para siquiera considerarla. Tengo cuarenta y cinco, por el amor de Dios, demasiado viejo para filmar porno. Pero luego Hunter hizo una solicitud nuevamente para usar a Gulfie para su primera escena, y simplemente no pude. No tengo ningún problema con que siga disparando para Ballsy Boys, pero de alguna manera, es diferente para el sitio de Hunter. No me pidas que te explique, porque no puedo. Debe ser una extraña cosa protectora, no lo sé.

La única solución que se me ocurrió fue filmar una escena con él yo mismo, y aquí estamos. Hunter estaba en la luna cuando se lo dije, ya que su investigación muestra que Daddy Kink es súper popular. De alguna manera, eso no me pone menos nervioso.

Dios mío, ¿han pasado qué, quince años desde que hice porno? –Esto debería ser interesante–, comenta Joey, y lo juro, literalmente se frota las manos.

Él recibe una mirada aún más oscura de mí, no es que espero que tenga algún efecto. –Ni. Una. Palabra.–

–Maldita sea, Daddy Mew, eres un hijo de puta caliente–, grita una voz alegre.

Una voz que conozco demasiado bien. Una voz que no debería estar aquí, porque anunció su retiro hace semanas.

Me doy la vuelta para encontrar no solo a Brewer, porque, por supuesto, fue él quien hizo ese comentario, sino también a los otros chicos. Tank, Heart, demonios, hasta Campy está allí. Y todos lucen idénticas sonrisas al ver mi cuerpo semidesnudo. Déjame decirte, pocas cosas son más efectivas para perder la erección que enfrentarte a un pelotón de fusilamiento como este.

Lanzo mis manos en un gesto abatido. –¿De verdad?– Pregunto. –Quiero decir, chicos, ¿en serio? ¿Todos ustedes tuvieron que presentarse para presenciar mi humillación?–

Ni siquiera puedo estar molesto con ellos, porque seamos sinceros, en su posición, habría hecho exactamente lo mismo. Tuvieron que filmar cientos de escenas conmigo siempre mirando, así que, por supuesto, aprovecharían la oportunidad para vengarse de mí.

–Solo estamos aquí por apoyo moral–, bromea Campy, porque, por supuesto, es por eso que están aquí. Directo.

–Y trajimos algo de Viagra, por si acaso–, dice Brewer de nuevo. Incluso Tank se ríe de esa broma, y t engo que trabajar duro para evitar que mis labios se encrespen en una sonrisa. No puedo darle esa satisfacción.

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