CAPÍTULO 14: MEW

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Estoy preocupado por Gulfie. No puedo señalarlo, pero algo anda mal. Es distante, no su yo coqueto y burbujeante. Casi de mal humor, y eso no es Gulfie.

Toda la pandilla se ha reunido en el estudio un sábado para una sesión de fotos. Nos gusta actualizar las imágenes en el sitio de vez en cuando, y habíamos planeado esta sesión durante meses, asegurándonos de que todos pudieran estar aquí. Y todos incluyen no solo a los chicos que considero el corazón de Ballsy Boys, sino a todos nuestros clientes habituales. Algunos chicos hacen una sesión al mes, otros una sesión cada trimestre, pero todos forman parte de nuestra familia extendida.

Jody, la fotógrafa, es amiga mía y está instalada en la sala principal del estudio, haciendo los últimos ajustes a su iluminación. Ella está usando a Brewer como modelo, quien es su yo habitual, coqueteando y bromeando. No le importa un carajo que esté desnudo con cerca de cincuenta personas a su alrededor. Por otra parte, hay poco que lo desconcierta, con la excepción de Tank, tal vez, que lo está mirando con ojos hambrientos desde su posición contra la pared. Podrías encender una ciudad entera con la electricidad entre esos dos.

Pero Gulfie no está retozando como esperaba. Por supuesto, siempre es un poco más tímido cuando está en el set, pero apenas reconozco al chico reservado y tranquilo que está sentado en un sofá y no interactúa con nadie. ¿Qué está mal con él?

Cuando Jody comienza su rodaje con Brewer, vigilo a medias a Gulfie. ¿Le pasó algo? Mi mente va a esa noche de hace una semana cuando lo recogí de ese club, completamente perdido. No debería haberlo besado. Fue estúpido, y lo lamenté de inmediato, pero fue tan difícil resistirme cuando me miró así. Estaba tan necesitado, tan desesperado por mi atención, mi ... guía.

Dios, ese niño necesita un Daddy algo feroz, y mi corazón hace este doloroso golpe en mi pecho cuando me doy cuenta una vez más de que no puedo ser yo. Sin embargo, esa voz se debilita cada vez que suena. No sé cuánto tiempo más podré luchar contra esta abrumadora necesidad de cuidar de él.

–Jefe, ¿está todo bien con Gulfie?– Rebel me pregunta, su voz suave.

Me doy la vuelta para enfrentarlo. –¿Por qué me preguntas?– Le grito.

Levanta las manos en señal de rendición fingida. –¿Porque eres nuestro jefe y te propones saber lo que está pasando en nuestras vidas?– dice, y el sarcasmo es fuerte con este.

Dejé escapar un suspiro. –Lo siento. Mal humor.–

–Sí, no jodas–, murmura Rebel. –Pero en serio, ¿qué le pasa?–

–No lo sé.–

Rebel me mira raro. –No lo sabes–, repite. –¿Has probado tu enfoque habitual?–

–¿Qué es eso?– Pregunto, luchando por no volver a atacarlo.

La frustración sexual no me conviene, eso está claro. Quizás necesito conseguirme otra conexión. No he tenido sexo desde Nueva York y eso fue ... Y estamos de vuelta en Gulfie de nuevo.

Maldita sea mi mente unidireccional.

Aunque para ser justos, no se trata solo de frustración sexual. Ojalá lo fuera, porque aunque suene frío, es una solución relativamente fácil. Simplemente sácalo de tu sistema. No, esta obsesión por Gulfie es mucho más. Sí, lo quiero, pero por mucho más que solo sexo. Quiero cuidarlo, asegurarme de que nunca más se duerma borracho en una acera, azotar su lindo trasero cuando es travieso, mimarlo ... Hay tantas cosas que quiero hacerle.

–Mew, ¿todavía estás conmigo?– Pregunta Rebel.

Dejo escapar un suspiro que parece originarse en lo más profundo de mi alma. –Sí. ¿Cuál dijiste que era mi enfoque habitual?

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