Desde la distancia, en una banca cercana del parque, una pareja de ancianos observaba a Jasper y Dominick cada viernes. Pablo y su esposa Elena, quienes llevaban 42 años de casados, disfrutaban de su paseo vespertino, pero en las últimas semanas, habían comenzado a interesarse especialmente en la joven pareja que parecía estar forjando una conexión única y especial.
—Míralos, Pablo —dijo Elena con una sonrisa cariñosa, entrelazando su mano con la de su esposo—. Esos dos terminarán casados, ya verás. Lo veo en sus ojos.
Pablo, que conocía bien el buen ojo de su esposa para el amor, sonrió con ternura. Durante sus años juntos, había aprendido que Elena rara vez se equivocaba en esos asuntos. Ella siempre había tenido una habilidad especial para ver más allá de las palabras, captando los pequeños gestos y miradas que revelaban el verdadero corazón de las personas.
—Tienes razón, mi amor —respondió Pablo, apretando suavemente la mano de Elena—. Esos dos están destinados a estar juntos.
Mientras observaban a Jasper y Dominick despedirse, sus sonrisas brillantes iluminaban el crepúsculo, Pablo y Elena intercambiaron una mirada cómplice. Para ellos, no había duda de que estaban siendo testigos del comienzo de algo hermoso. Con cada encuentro en el parque, la joven pareja parecía acercarse más, y ambos ancianos sabían que el destino los había unido de una manera especial.
Elena, siempre soñadora y con una pasión por las historias románticas, no podía evitar imaginar el futuro de aquellos dos jóvenes. Visualizaba momentos de complicidad, risas compartidas, y hasta días de lluvia en los que se refugiarían en un café, disfrutando de un chocolate caliente. Pablo, como buen esposo, sonreía, sabiendo que su amada Elena seguramente tenía razón una vez más.
—No pasará mucho tiempo antes de que Jasper le proponga matrimonio —murmuró Elena, una chispa de entusiasmo brillando en sus ojos.
—Y cuando eso suceda —agregó Pablo, besando tiernamente la frente de su esposa—, seremos testigos de otra historia de amor tan hermosa como la nuestra.
Con esa certeza, los dos ancianos se levantaron de la banca y caminaron de la mano, su amor aún fresco y vibrante tras todos esos años. Al mirar hacia atrás una vez más, Pablo y Elena vieron a Jasper y Dominick compartiendo una risa, sus rostros iluminados por la luz dorada del atardecer. En ese momento, se sintieron agradecidos de ser testigos de una conexión tan pura.
Mientras se alejaban, una sensación de esperanza los envolvía. Sabían que el amor siempre encuentra su camino, como lo había hecho con ellos tantas décadas atrás. Jasper y Dominick, sin saberlo, ya estaban escribiendo su propia historia, una que, según Elena, culminaría en un "felices para siempre".
La vida continuaba en el parque, y con cada paso que daban, Pablo y Elena se sentían más seguros de que la historia de amor de Jasper y Dominick estaba destinada a florecer, iluminando el camino hacia un futuro lleno de promesas y sueños compartidos.
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One-Shots: "Nuestra Primera"
FanfictionEn "Nuestra Primera", te invito a sumergirte en una serie de momentos íntimos y significativos en la vida de Jasper y Dominick. A través de capítulos independientes, descubrirás cómo estos dos personajes se conocen, forjan una profunda amistad y, co...