One-Shots: "Nuestra Primera"

Capítulo 11: Me haces muy feliz.

Jasper y Dominick llevaban ya dos años siendo amigos, y en los últimos meses, su relación había evolucionado de una amistad cercana a una relación amorosa. Aunque ya se conocían bien, cada encuentro seguía siendo especial.

Un día soleado, Jasper decidió invitar a Dominick a desayunar en un nuevo restaurante que había abierto en la ciudad. Este lugar era conocido por ofrecer desayunos deliciosos durante todo el día, y Jasper pensó que sería el sitio perfecto para pasar una mañana agradable con Dominick.

Cuando Dominick llegó al restaurante, llevaba un atuendo sencillo pero elegante en tonos verdes que realzaban su presencia de manera impecable. Jasper siempre había admirado el estilo de Dominick, su habilidad para combinar lo sencillo con lo sofisticado, y hoy no era la excepción. Su apariencia era a la vez relajada y sexy, un reflejo perfecto de su carácter.

Como era su costumbre, Jasper recibió a Dominick con un cálido abrazo y un beso en la mejilla. Sin embargo, esa vez, el beso se desvió ligeramente y rozó los labios de Dominick. El contacto inesperado hizo que Dominick se sonrojara, pero optó por no decir nada. Su corazón latía con fuerza, y sus pensamientos se arremolinaban en su mente.

Jasper, por otro lado, se quedó paralizado por un momento. Su propio rostro se tiñó de rojo, pero no podía evitar una sonrisa de felicidad. La cercanía y el pequeño accidente en su beso habían sido inesperados, pero profundizaron la conexión que sentía con Dominick.

—Buenos días, Dominick —dijo Jasper, tratando de mantener la calma y ocultar su sonrojo—. Me alegra verte.

—Buenos días, Jasper —respondió Dominick, con la voz ligeramente temblorosa—. El lugar es encantador. Me encanta cómo se ve.

Ambos se sentaron a la mesa. La conversación comenzó a fluir mientras se servían los desayunos. Dominick intentó distraerse con el menú, pero no podía evitar recordar el beso accidental.

—Así que, ¿qué has estado haciendo últimamente? —preguntó Jasper, mirando a Dominick con curiosidad.

—Ah, ya sabes —dijo Dominick, sonriendo tímidamente—, trabajo y más trabajo. Pero ha sido una buena semana. ¿Y tú? ¿Cómo ha estado todo?

—Bastante bien —respondió Jasper—. He estado pensando mucho en nosotros.

Dominick se sonrojó nuevamente, pero intentó mantener la compostura. —¿Ah sí? ¿En qué exactamente?

—En lo bien que me siento cuando estoy contigo —dijo Jasper, con una sinceridad que hizo que Dominick se sonrojara aún más—. Me haces muy feliz.

—Lo mismo siento yo —admitió Dominick, bajando la mirada—. No puedo evitarlo. Cada vez que estamos juntos, me siento... completo.

Ambos compartieron una sonrisa, sabiendo que ese desayuno, marcado por un pequeño accidente pero lleno de significados, se había convertido en un recuerdo inolvidable. El pequeño roce de labios había abierto una puerta a un nuevo nivel de intimidad en su relación. Cada palabra y gesto ahora tenía un matiz especial, y el aire entre ellos estaba cargado de una nueva y emocionante energía.