Capítulo 10: Esta noche fue perfecta

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Narra Jasper 

Después de una velada inolvidable, Dominick y yo salimos del restaurante, caminando por la acera bajo la suave luz de las estrellas. Llevaba un conjunto elegante pero casual, perfectamente en sintonía con la ocasión. No pude evitar sonreír al verlo, agradecido por lo bien que la habíamos pasado.

—Ha sido una noche maravillosa —dijo Dominick, rompiendo el silencio. Sus ojos brillaban bajo la luz de la luna, llenos de una energía tranquila que me hacía sentir en paz.

—Me alegra que te haya gustado —respondí, sin poder ocultar mi propia satisfacción—. Es un lugar especial para mí… y ahora lo será también para nosotros.

La brisa fresca nos envolvía mientras caminábamos lentamente por las calles casi vacías. Hablábamos de todo y de nada, pero había una naturalidad entre nosotros que lo hacía sentir más que una simple conversación. Las palabras fluían sin esfuerzo, creando un vínculo que se fortalecía con cada intercambio de miradas y sonrisas.

Cuando llegamos al auto, nos detuvimos por un momento. Dominick alzó la vista hacia el cielo estrellado, suspirando profundamente, como si quisiera guardar esa noche en su memoria.

—No sé cómo agradecerte —murmuró, esbozando una sonrisa suave—. Esta noche fue perfecta.

Sentí una calidez en el pecho, una sensación que hacía tiempo no experimentaba. Me acerqué a él, con cuidado, y tomé su mano con suavidad.

—No tienes que agradecerme nada. Lo único que quiero es verte feliz.

Sus dedos se entrelazaron con los míos, y en ese momento, supe que algo especial estaba ocurriendo. Había algo en Dominick que me hacía sentir seguro, algo que me permitía bajar la guardia de una manera que rara vez hacía. Nos miramos por unos segundos, y me incliné ligeramente, dejando un beso suave en su frente.

Dominick cerró los ojos, disfrutando del gesto, y cuando me aparté, nuestras miradas se encontraron de nuevo, sin necesidad de palabras. La conexión era más que evidente, y aunque ambos lo sabíamos, ninguno lo dijo en voz alta. Era algo que estaba comenzando, algo que no queríamos apresurar.

—¿Vamos? —le pregunté con una sonrisa, abriendo la puerta del auto para él.

Asintió, aún sonriendo, y subió al auto. Mientras arrancaba el motor, el silencio entre nosotros no era incómodo; al contrario, estaba lleno de entendimiento, de algo que apenas comenzaba a florecer.

Durante el trayecto de regreso, noté cómo observaba por la ventana, sumido en sus pensamientos. Me pregunté si estaría pensando lo mismo que yo, sobre cómo una simple cena había cambiado tanto. Entonces, habló, rompiendo el silencio con suavidad.

—Sabes, nunca pensé que una noche así podría ser tan... mágica. Siento que todo ha cambiado desde que llegaste.

Sin despegar la vista del camino, sonreí. —Yo también lo siento. Quizá este sea solo el comienzo.

Cuando llegamos a su departamento, apagué el motor y me giré para mirarlo.

—Nos vemos mañana —dije, con un tono suave, casi en un susurro.

Dominick asintió, pero antes de salir del auto, me sorprendió al inclinarse y dejar un beso rápido en mi mejilla. Lo miré, sorprendido por el gesto, pero sin decir nada. Mis ojos probablemente dijeron más de lo que las palabras podían.

—Buenas noches —susurró antes de salir del auto y cerrar la puerta suavemente.

Lo observé mientras se alejaba, sintiendo cómo algo dentro de mí había cambiado también. Tenía razón: esto era solo el comienzo.

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