La madera crujió casi imperceptiblemente al tensar la cuerda, las orejas del venado se movieron en su dirección. Jake relajó su respiración al máximo, sabía que solo debía relajar los dedos. Lo había practicado cientos de veces antes. Sus brazos estaban firmes, la espalda recta, los ojos fijos en su objetivo.
-¡Jake!- se escuchó una voz cerca de él, alertando al venado.
El animal alzó la cabeza, sus ojos llenos de miedo y alerta. En un instante, salió corriendo, desapareciendo entre los árboles. Jake bajó el arco, sintiendo una mezcla de frustración y alivio. No quería herir al venado, pero había dedicado tanto tiempo y esfuerzo a perfeccionar su técnica.
Shawn apareció detrás de él, jadeando. -Lo siento, Jake. No sabía que estabas aquí,- dijo con un tono de disculpa.
Jake suspiró, guardando la flecha. -Está bien, Shawn. De todas formas, no estaba seguro de poder hacerlo.-
Justo en ese momento, se acercaron dos chicos más: Hunter, un pálido muchacho de pelo negro, y James, un moreno de cabello castaño oscuro. Ambos eran amigos de Jake, pero solían burlarse de él por no poder cazar, a pesar de que su puntería era mejor que la de ellos.
-¡Vaya, casi lo logras esta vez, Jake!,- dijo Hunter, sonriendo con un tono burlón.
-Sí, con esa puntería tuya deberías haberlo clavado. Pero claro, siempre te falta el último paso,- añadió James, riéndose.
Jake, acostumbrado a sus comentarios, solo sonrió con paciencia. -Algún día lo entenderán,- pensó para sí mismo.
Shawn, viendo la situación, puso una mano en el hombro de su hermano menor. -Jake tiene algo que muchos otros no tienen,- dijo en voz alta. -Respeto por la vida.-
A los dieciocho años, Jake se había convertido en un joven adulto. Su cabello azul y ojos negros le daban un aspecto intrigante y único. Aunque era delgado, su cuerpo era fuerte y ágil, moldeado por años de entrenamiento y aventuras. Jake era un maestro con el arco, pero debido a su naturaleza gentil, nunca había podido matar un animal.
Jake y su hermano Shawn, ahora de 23 años, seguían siendo inseparables. Habían enfrentado numerosos desafíos juntos, explorando el mundo que los rodeaba y aprendiendo de cada experiencia. Shawn, siempre protector, admiraba la destreza de Jake con el arco y su profunda conexión con la naturaleza.
La vida en las colinas cercanas no era fácil, pero para Jake y Shawn, cada día ofrecía una nueva oportunidad de explorar y descubrir. Habían aprendido a cazar, pescar y vivir de la tierra, habilidades que sus padres, Derek y Meredith, les habían enseñado desde pequeños.
Jake salió corriendo hacia el pueblo, ignorando la insistencia de Shawn. Mientras Jake se alejaba, Shawn tomó la capa de las manos de James, la dobló cuidadosamente y la puso sobre su brazo. Luego, se dirigió a los guardias que secretamente cuidaban de su hermano.
-James, Hunter... Solo... Asegúrense de que no se meta en problemas,- ordenó Shawn con una sonrisa y un suspiro.
Los guardias asintieron rápidamente, corriendo con agilidad tras el muchacho para mantener una vigilancia discreta. Jake, ajeno a todo esto, sentía la adrenalina y la emoción mientras avanzaba. Cada paso era una nueva aventura, con el viento en su cara y la libertad en sus venas.
Jake caminaba por el pueblo, el sol matutino comenzaba a teñir las tejas rojas con su dorado y, mientras admiraba la calma, comenzó a tararear.
El sol matutino comenzaba a teñir las tejas rojas con su dorado mientras Jake caminaba por el pueblo, tarareando para sí mismo.
🎵"Qué lugar simple y aburrido, siempre es otro día más. Qué lugar, solo gente simple que despierta así."🎵
Las campanas sonaron cuando la manecilla dio la hora.
ESTÁS LEYENDO
Aquel Día
De TodoQuizá el gran lobo feroz solo estaba solo, confundido y asustado. Quizá la caperuzita no estaba indefensa y el rojo no era de la tela. Quizá el cazador solo estaba enamorado y siendo controlado. Quizá la abuelita era de armas tomar y guardaba más de...