Hunter y James estaban en la casa de Miriam, disfrutando de algunos aperitivos mientras conversaban con la anciana. Miriam, con su sabiduría y calidez, siempre lograba que todos se sintieran como en casa. Los aperitivos, preparados con esmero, eran deliciosos y llenaban el ambiente de un aroma reconfortante.
-Miriam, tus pasteles siempre son los mejores - dijo Hunter, tomando otro bocado.
-Gracias, querido. Siempre es un placer veros disfrutar - respondió Miriam con una sonrisa.
James, con una copa de vino en la mano, se unió a la conversación.
-Miriam, cuéntanos alguna de tus historias. Nos encantan tus anécdotas - dijo, saboreando el momento.
Miriam rió suavemente. -Oh, tengo tantas historias que contar. Pero, ¿sabéis qué? Hoy os contaré una sobre los viejos tiempos, cuando este pueblo estaba lleno de aventuras y misterios - comenzó Miriam, capturando la atención de los chicos.
Mientras Miriam continuaba su historia, la puerta de la casa se abrió lentamente y entraron Jake y Ashley. Miriam les dejó pasar con una mirada de preocupación. Jake no decía nada, su expresión era de agotamiento y tristeza profunda. Hunter, al ver el estado de Jake, se puso de pie de golpe, con los ojos llenos de preocupación. James tuvo que sujetar la mesa para que no cayera debido al movimiento brusco de Hunter.
-¡Jake, qué ha pasado! - exclamó Hunter, corriendo hacia ellos.
Hunter se acercó hasta quedar a solo unos centímetros de Jake, y en un impulso de consuelo, lo abrazó. Jake, incapaz de contenerse más, se dejó caer en los brazos de Hunter y comenzó a llorar. Se sentía a salvo en sus brazos.
-¡Dios mío, ¿qué ha pasado?! - preguntó James, su voz reflejando la inquietud de la situación.
Ashley, con voz temblorosa, explicó lo sucedido. -Derek... su padre... fue horrible. Jake necesita descansar - dijo, con lágrimas en los ojos.
Miriam se acercó y los abrazó a ambos. -Venid, sentaos aquí. Estáis a salvo ahora - dijo Miriam, guiándolos hacia la mesa.
Hunter y James se quedaron cerca, intentando ofrecer apoyo y consuelo.
-Jake, lo siento mucho - dijo Hunter, poniendo una mano en el hombro de su amigo.
Jake asintió débilmente, intentando encontrar fuerzas. -Gracias, chicos - murmuró, sintiéndose un poco más tranquilo en la cálida atmósfera de la casa de Miriam.
La conversación continuó apagada, con un aire de preocupación y tristeza palpable en la casa de Miriam. Miriam, con su habitual calidez, guió a Jake a la habitación de huéspedes, que podría considerarse más bien la habitación de Jake, ya que pasaba más tiempo allí que en su propio hogar. Jake se recostó en la cama, las lágrimas aún rodando por sus mejillas. Miriam, con ternura, lo arrulló hasta que se quedó dormido, susurrándole palabras de consuelo.
Una vez que Jake estuvo profundamente dormido, Miriam se levantó con cuidado y salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente detrás de ella. Volvió con los demás jóvenes, su expresión reflejando la mezcla de emociones que todos sentían.
Hunter y James la miraron con preocupación, esperando alguna señal de que las cosas mejorarían.
-Jake está descansando ahora. Necesita tiempo para sanar - dijo Miriam, sentándose con ellos.
Entonces la puerta sonó de nuevo. Miriam se preguntó quién podría ser a esa hora. Al abrir la puerta, descubrió a Ellie, quien había terminado su turno en el castillo y había venido a ver cómo estaba Jake.
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Aquel Día
De TodoQuizá el gran lobo feroz solo estaba solo, confundido y asustado. Quizá la caperuzita no estaba indefensa y el rojo no era de la tela. Quizá el cazador solo estaba enamorado y siendo controlado. Quizá la abuelita era de armas tomar y guardaba más de...