Capítulo 47

359 81 37
                                    

Este capítulo tiene mención de perdida de virtud e intimidad.

Los pasos de Orhan resonaron suavemente en los pasillos del harén mientras se dirigía a los aposentos de Hürrem. La joven esperaba detrás de esas puertas, y Orhan sabía que esta noche no sería una de amor, sino un acto que sentía más obligado que cuando se desposo con Mahidevran, este realmente se sentia como un deber impuesto por las demandas del poder. Cada paso que daba hacia ella era un recordatorio de las palabras de su padre y las promesas hechas a Mahidevran.

Los eunucos inclinaron la cabeza en silencio mientras abrían las puertas de los aposentos de Hürrem. La luz de las velas titilaba en los rincones de la habitación, proyectando sombras sobre los cojines y cortinas de seda. Hürrem, sentada cerca de la ventana, se giró al escuchar la llegada de Orhan. Su juventud se hacía evidente en su mirada expectante, mezclada con una cierta inseguridad. A pesar de ser la nueva esposa del príncipe, aún no había ganado la confianza que necesitaba en este mundo de intrigas.

“Mi príncipe,” dijo Hürrem suavemente, inclinando la cabeza en un gesto de respeto, aunque sus ojos buscaban los de Orhan con curiosidad y esperanza.

Orhan avanzó despacio hacia ella, consciente de la tensión en la habitación. “Hürrem,” respondió con calma, pero sin dejar que su tono revelara más de lo necesario. No podía mostrarse cercano, pero tampoco distante.

Ella se levantó de su asiento, alisando las arrugas imaginarias de su vestido, como si buscara la manera de presentarse perfecta ante él. Sabía que esta noche era crucial. No solo para ella, sino para su futuro en el harén. Si lograba concebir un hijo, aseguraría su lugar y evitaría que la princesa Mahidevran monopolizara la atención del príncipe.

“Pensé que no vendrías,” dijo con una sonrisa ligera, aunque había un dejo de ansiedad en su tono.

Orhan mantuvo su expresión neutra. "Es mi deber estar aquí. Y en este imperio, los deberes no se ignoran."

Hürrem asintió lentamente, como si quisiera ocultar la decepción que esas palabras le provocaban. “Sé que no deseas estar aquí, mi príncipe,” dijo con tono contenido. “Pero puedo ser más que un deber para ti, si me lo permites.”

Orhan la observó por un momento, sus ojos evaluando cada palabra y gesto de la joven. Debía manejar la situación con precisión. Si le daba demasiada cercanía, crearía expectativas; si se mostraba demasiado distante, abriría la puerta a resentimientos que otros podrían usar en su contra.

“Cumplir con el deber es todo lo que se necesita de mí esta noche, Hürrem,” respondió con calma. “Más que eso... sería una distracción que ninguno de los dos puede permitirse.”

Hürrem entrecerró los ojos ligeramente, comprendiendo que esta era una advertencia disfrazada de cortesía. No debía esperar más de lo que él estaba dispuesto a ofrecer.

“Lo entiendo,” susurró. “Pero incluso los deberes pueden transformarse en alianzas, si se manejan bien.”

Orhan la miró, comprendiendo el mensaje oculto en sus palabras. Hürrem no pedía amor ni atención; pedía seguridad. En un palacio donde cada mujer debía luchar por su lugar, quería la promesa de que no sería dejada de lado.

“Las alianzas se construyen con cuidado,” respondió él suavemente, acercándose un paso más. “Y también se pueden perder si alguien intenta avanzar demasiado rápido.” Era una advertencia velada, un recordatorio de que cualquier ambición desmedida tendría consecuencias.

Hürrem asintió lentamente, sin apartar la mirada. Sabía que la paciencia sería su mejor aliada. Esta noche no se trataba de ganar el favor inmediato del príncipe, sino de poner la primera piedra en una construcción lenta y estratégica.

El sultán protector (HürremxMahidevranxOrhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora